Éramos pocos y se recalentó el dólar. Mientras el Gobierno y el Banco Central admiten que la inflación tarda en bajar, y de hecho se habría reacomodado en 1,5% en junio, por arriba de lo esperado, en los últimos días el dólar se reacomodó y subió 50 centavos ante un cambio de carteras de los inversores que con la cercanía de las elecciones venden activos en pesos y se pasan a la moneda estadounidense. Con el cierre ayer del récord de $ 16,85, empieza a aparecer en el horizonte el debate sobre cuánto se trasladará ese deslizamiento a los precios, cuando el equipo que lidera Federico Sturzenegger intenta desligar el precio del dólar del costo de vida.
“No debería haber un traslado a precios por la suba del tipo de cambio, especialmente porque no cambió la proyección para fin de año que en nuestro caso es de $17,80”, advierte Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica. “El precio del dólar es un resultado de la monetización del déficit fiscal, no debería trasladarse a precios especialmente después de un primer semestre en el que el dólar estaba planchado”, completó.
Sin embargo, hay un primer punto de contacto con el costo de vida con el que habrá novedades en las próximas horas: la nafta. Como se informa por separado, los combustibles tienen una variación trimestral que depende entre otras variables de la cotización del dólar en los últimos cinco días del trimestre en cuestión. Y estos últimos cinco días fueron de un aumento de 40 centavos. Así, el debate en el Gobierno es cuánto puede habilitarse de un reclamo del 7% de suba que están pidiendo las petroleras, y cuánto de eso se puede derramar sobre el resto de la economía que se mueve en su mayor parte en camiones.
Por otro lado, hay todo un universo de empresas que tienen parte de su matriz de insumos con importaciones, y que un aumento en el tipo de cambio las lleva a tener que revisar sus costos, lo que también sube la presión sobre la eventual tendencia a la baja que el Banco Central resalta respecto de los precios.
“Ya se observa una dinámica en la que las empresas empezaron a diferenciar el tipo de cambio de los precios (como quiere el BCRA)”, dice Daniel Marx, de la consultora Quantum, que añade: “No cambiamos nuestra expectativa de tipo de cambio que es de cerca de $ 18 a fin de año”, un dato que podría tener un correlato en empresas, si son muchas las que hicieron sus presupuestos y calcular sus precios con un dólar promedio de ese nivel, que en principio se estaría respetando más allá de este salto.
Razones. “Hay razones para el repunte del tipo de cambio, uno de los motivos que disparó el alza fue la postergación hasta al menos los próximos seis meses para saber si nos elevan a la categoría de mercado emergente”, dice Castiñeira. “A eso se suma una dolarización de los personas que buscan resguardarse en años electorales”, añade. “Creo que la baja de tasa se va a demorar pero llega antes de que mitad de segundo semestre”, apunta Marx.
Lo cierto es para otros economistas la desaceleración de la inflación hasta ahora se debía más que a la política monetaria a un ancla en el precio del dólar, y por eso abren interrogantes sobre la evolución de los próximos días.
Sturzenegger, que sostiene una meta del 12 al 17% para este año, hizo hincapié hace poco en la necesidad de “desligar” el precio de la divisa de la evolución de los precios, dado que su política es de tipo de cambio flotante, es decir, con mínima internvención oficial, como una forma de “absorber” los shocks externos con devaluaciones que no tengan impacto en la inflación.