La zigzagueante relación del titular de la UIA, Héctor Méndez, con el Gobierno tuvo un último quiebre a mediados de febrero. El mes pasado, Méndez habló en el programa Toma y daca en Radio América y soltó con tono de domingo a la noche la necesidad de un “Gobierno presente”.
Desgrabación errónea mediante, el Gobierno interpretó que había pedido un “Gobierno decente”, y el 21 de febrero el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, hizo difundir un comunicado para decir: “Indecencia es acusar sin hacer denuncias concretas”. Acto seguido, el funcionario que se dio por aludido reveló que Méndez tenía participación en Tel 3, una empresa de ingeniería y construcción con contratos con el Estado.
En esa compañía, aseguraron cerca del ejecutivo, Méndez tenía el 10% de las acciones. Tras las supuestas críticas radiales le habrían informado que no ganaría más licitaciones mientras estuviera el jefe de la UIA, según reveló Clarín. En ese contexto, confirman sus colegas de la entidad, vendió las acciones a manos de sus socios. En medio de ese ambiente llegó Méndez ayer a Olivos, luego de que el viernes por la noche le confirmaran la audiencia solicitada semanas atrás. El empresario tiene una compañía de productos plásticos que se llama Conarsa, y luego inversiones minoritarias en energía, agro y hasta hace poco incluso también en una fábrica de armas en Brasil. Esta es la tercera presidencia de Méndez en la UIA. La primera había sido entre 2003 y 2005 y la segunda entre 2009 y 2011, cuando renunció abruptamente semanas antes del recambio.
De discurso oscilante, ha sabido mantener idas y vueltas con el oficialismo, al punto de haber dicho alguna vez que “no hubo gobierno con más vocación industrial que éste”, y otra que la Argentina “se parece a Cuba”.