La llegada de Mauricio Macri ofrece a un Brasil en la incertidumbre una perspectiva positiva, según la diplomacia y los empresarios. Cuanto más sanee las cosas, lo que en Brasil definen como “limpiar la casa”, y supere el ambiente recesivo, más capacidad habrá de negocios bilaterales y de expansión de mercados para los dos países. Se espera que, si es exitoso, arrastre a Brasil.
Ambiente de negocios. Este cálculo aparece apenas se les pregunta a los empresarios brasileños, hoy inmovilizados por las crisis en su país y su eco en la Argentina k. Los ejecutivos se muestran particularmente ansiosos por ir hacia una agenda de más y mejores negocios.
Stefan Salej, director del área de Comercio Exterior de la poderosa Federación de las Industrias del Estado de San Paulo (Fiesp), apuesta que Argentina saldrá de la ciénaga económica mucho antes que Brasil, lo que ayudará a su vecino y socio comercial.
“A Macri le llevará al menos un año poner la casa en orden. Una vez que acuerde con los holdouts, va a obtener los préstamos que Argentina necesita de los organismos financieros internacionales y hará rodar positivamente la economía de Argentina”, dijo a PERFIL. “Lo primero que los empresarios argentinos harán es retomar sus inversiones en Brasil”, completó.
La Fiesp espera también que Macri impulse la agenda de negociaciones comerciales en el Mercosur. Este ha sido el mensaje de Macri en las entrelíneas de su discurso en la Fiesp, el 4 de diciembre. Mientras caminaba por la Avenida Paulista, en dirección a la torre empresarial, el entonces presidente electo contestó con un “absolutamente” a la pregunta de PERFIL sobre esta hipótesis.
Su camino, sin embargo, no será nada fácil. Desde Washington, donde representa a Brasil y a más diez países en el directorio ejecutivo del FMI, el economista Otaviano Canuto llama la atención sobre el hecho de que Macri aún no cuenta en sus manos con los datos reales sobre la economía argentina. Los números oficiales disponibles siguen maquillados y falseados por el sistema estadístico de la administración anterior.
“Argentina sigue en el camino del desastre. Su situación es insostenible. El déficit en sus cuentas públicas fue profundizado por los subsidios a la electricidad y el transporte, que no han beneficiado a los más pobres. La inflación es mucho más elevada de lo que se estima y el valor sobrevaluado del peso aún mantiene la artificialidad de los precios, lo que empeora las exportaciones. Además de todo esto, no se sabe a ciencia cierta el volumen de las reservas”, describió a PERFIL. “El corto plazo va a ser superpesado para Macri”, sintetizó.
Recolocar la economía argentina en un eje de credibilidad y de desarrollo, según Canuto, requiere que “Macri reconozca la tasa de inflación, elimine las restricciones y los subsidios, corte las retenciones agrícolas y ajuste la tasa de cambio. Tareas que el nuevo presidente ha resumido como ‘levantar el cepo’. Pero al reconocer una tasa de conversión del peso al dólar más cercana a la del mercado, con una política de flotación de precios, la inflación se va a disparar”.
Las señales del nuevo gobierno, de adopción de una agenda más agresiva de liberalización comercial de Argentina –y del Mercosur– no ha sido sólo la respuesta al temor del gradual aislamiento del país. Como la baja de aranceles a las importaciones va a ser un inevitable medio de control inflacionario, mejor sería producirla con un compromiso de acceso a los mercados extranjeros de interés. Para esa negociación, Brasil suele ser un socio de peso.
Más Mercosur, pero distinto. No por nada, su discurso en favor del fortalecimiento del Mercosur ha sido aplaudido con entusiasmo por los empresarios de la Fiesp, que hasta hace poco proponían la implosión del bloque económico y la tesis de las negociaciones individuales de Brasil con otros países.
Sin embargo, el gobierno y los empresarios brasileños esperan medidas puntuales de Buenos Aires para confirmar esas expectativas, como el fin de las restricciones al ingreso de productos brasileños adoptadas en la era Kirchner.
Las crisis en los dos lados de la frontera es muy visible en los datos comerciales, que han retrocedido a niveles de la década anterior. En 2014, el total de productos intercambiados llegó a 28,4 mil millones de dólares, según la Secretaría de Comercio Exterior de Brasil. Este año, con 21,6 mil millones de dólares de enero a noviembre, no superará el año pasado. El récord en el comercio bilateral se registró en 2011, cuando sumó 39,6 mil millones de dólares.
El déficit bilateral este año, para Argentina, alcanza a 2,25 mil millones, “sin que haya ningún reclamo del país vecino”, dice a PERFIL José Augusto de Castro, presidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil.
Para Castro, las exportaciones brasileñas deberían aumentar en 2016, pero el mercado de Brasil, aún más recesivo, no va a absorber un volumen más grande de importaciones de productos argentinos. El “cash” proveniente de Argentina deberá ser garantizado por las 20 mil toneladas de granos en stock, que se espera sean embarcadas una vez que las retenciones agrícolas sean levantadas.
Castro piensa que así como va a buscar mercados para su productos, Argentina buscará también un “padrino” que ahora no tiene. “Seguramente, este padrino va a ser Estados Unidos, que tiene cómo ayudar a Argentina a volver al mercado financiero internacional”, afirmó. “Para esto, su acuerdo con China servirá en la negociación”, completó.
“Para Canuto, el único punto positivo de la economía argentina, en este momento está en su bajo endeudamiento. Los holdouts no tienen magnitud para comprometer la deuda del país”, evalúa el economista, pero siguen “impidiendo a la Argentina su acceso a los mercados financieros internacionales”. “Hoy por hoy, Argentina no tiene reservas internacionales para pagarles a los holdouts, pero si Macri demuestra buena voluntad para negociar con ellos, su gobierno podrá gradualmente volver a tener el crédito internacional”, afirmó. “Además, con el regreso del país a un cambio sincerado, el stock agrícola va a ‘aparecer’ y podrá ser negociado a precios más convenientes”.
Mercados. Argentina rompió con el FMI, que censuró sus estadísticas “truchas” y criticó sus políticas. Hace años, el Fondo no tiene autorización para elaborar su evaluación anual de la economía del país –el llamado artículo IV, obligatorio para todos los miembros de la institución–. La normalización de esta relación podría tanto ayudar a Macri como solucionar el tema de los holdouts.
Una señal probablemente leída con entusiasmo por el nuevo equipo económico de Macri es la decisión del directorio del FMI, el martes pasado, de cambiar sus reglas para la concesión de préstamos. Por primera vez desde su creación, el Fondo va a evaluar los pedidos de préstamos de los países que se encuentren retrasados con el pago de sus deudas. La medida ha beneficiado, de inmediato, a Ucrania. Pero puede servirle a Argentina. Brasil tendrá interés en apoyar la normalización de relaciones de Buenos Aires con el Fondo y el Banco Mundial.
Animal político. Los desafíos políticos de Macri en su primer año de gobierno son causa de gran preocupación por parte de los observadores brasileños. El ex embajador en Buenos Aires, Marcos de Azambuja, cree que Macri no es un “animal político” y que no tiene carisma. Debe jugar con cartas muy malas. En especial, tiene que negociar con un Congreso de mayoría opositora y con gobernadores peronistas, medidas esenciales para la recuperación económica del país. Tanto como la falta de reservas internacionales, la actuación de Cristina Kirchner, ahora en la oposición, va a alimentar incertidumbres.
“Macri no es peronista. Pero Argentina sí es peronista. El peronismo no es un partido, sino un estado del alma, fuera del cual se hace difícil gobernar”, resumió.
“El único que intentó gobernar Argentina fuera del peronismo fue Hipólito
Yrigoyen, veinte años antes de Perón. Ya hemos visto lo que pasó con Alfonsín o De la Rúa”, dijo Azambuja, siempre polémico.
En un reciente evento en San Pablo, el ex ministro de Hacienda Rúbens Ricupero señaló su preocupación por el hecho de que Macri no haya ganado con una amplia diferencia y no tenga una base oficialista sustancial en el Congreso. Para Ricupero, el presidente ya cometió algunos errores al nombrar personas con poca experiencia en el día a día de la política para puestos clave y crear un gabinete interministerial que evite
un “superministro” de Economía. “Eso puede no funcionar”, dijo.
*Desde San Pablo.