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DEBATE

¿Qué familia contempla el nuevo Código Civil?

Los cambios más polémicos involucran el inicio de la vida y la fertilización asistida. Otros agilizan procesos –divorcio, adopción– y reconocen nuevos modelos familiares. Expertos analizan y polemizan.

Polemica. El momento en que se aprobó el nuevo Código, en Diputados, el miércoles 1º (arr.). Mabel Bianco, Torcuato Sozio y Luisa Barón discuten algunos puntos.
| Cedoc Perfil

El marco en el que fue sancionado el miércoles 1º el nuevo Código Civil y Comercial unificado, que regirá los destinos de los argentinos a partir del año 2016, está plagado de polémica. Tras el trabajo de las comisiones redactoras y un paso por el Congreso que dejó detenido allí el proyecto a fines del año pasado, el texto original sufrió recortes y modificaciones drásticas que, en muchos casos, alteraron profundamente el sentido de los cambios planteados y dejaron al borde de la zozobra a varios sectores de la sociedad civil que participaron en los debates y trabajaron con las distintas comisiones.

A los cambios que resultan positivos para agilizar y adaptar el articulado a la forma de vida del siglo XXI –la incorporación del matrimonio igualitario dentro del Código Civil (CC), la simplificación y el acortamiento de los tiempos del divorcio, el reconocimiento de nuevos modelos de familias más allá de la tradicional y, especialmente, la agilización y ampliación de las posibilidades que permite la ley de adopción–, se suma un articulado que deja librados a la interpretación temas más delicados: concepción, inicio de la vida, fertilización asistida; y dejan directamente afuera cuestiones álgidas como el aborto y la maternidad por sustitución (subrogación). Esto responde, aseguran las voces opositoras, a intereses relacionados con la presión de la Iglesia Católica (única institución religiosa a la que el nuevo código reconoce como “persona jurídica pública”) y otros intereses corporativos ligados a la salud, entre otros.

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Para debatir algunos de estos temas, PERFIL reunió al abogado Torcuato Sozio, director ejecutivo de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC); Mabel Bianco, médica y presidenta de FEIM (Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer), y Luisa Barón, psiquiatra, especialista en fertilización y maternidad por sustitución, entre otros.

Metodología cuestionable. Los expertos coinciden en que la forma en que se sancionó el Código, con la presencia únicamente de los diputados del Frente para la Victoria y sus aliados –la oposición se retiró del recinto antes del tratamiento de la ley–, es “desprolija” y debilita el real debate democrático de cuestiones esenciales.

SOZIO: La cuestión técnica tiene muchos disparates. Lo que se puede observar con cierta duda es que, más allá de las calidades técnicas de quienes la integraran, la comisión redactora que trabajó en una reforma del CC estuviera integrada por dos jueces de la Corte Suprema. No me parece lo mejor que integrantes del máximo tribunal sean a su vez los que preparan el proyecto, porque un día van a tener que pronunciarse sobre la inconstitucionalidad o no; lo mismo que un juez de primera o segunda instancia. La segunda cuestión es que los distintos sectores de la sociedad civil que estábamos trabajando sobre eso nos encontramos a fines de 2013 que se produce un giro sustancial y que tenemos que trabajar con un documento que modifica cuestiones muy sensibles. Tanto se dijo en el comienzo del gobierno de Néstor y luego de Cristina Kirchner sobre “ser un país serio” que, si vamos a proponernos modificar 2.800 artículos del Código Civil, hay que proponerse como meta que haya un alto grado de consenso. Cuando se reformó la Constitución en 1994 se hizo un largo proceso y se llegó a una reforma con un amplísimo consenso. Un código aprobado solamente por un sector me parece grave.
BIANCO: El texto es desprolijo y tiene incoherencias, arreglos de último momento que entiendo son parches. Lamentablemente, en lo que compete a las mujeres, nos sentimos totalmente defraudadas porque invertimos mucho tiempo el año pasado en estudiarlo y analizarlo y no creíamos que lo iban a tratar en este momento, en el que el país tiene tantos problemas. Todos lo vamos a padecer. Y los vacíos y dudas que dejó el texto generarán una judicialización innecesaria. Esto no es una competencia: el miércoles ganó una mayoría, pero el partido lo perdimos todos los ciudadanos.

Concepción, fertilización y modelos de maternidad.
BIANCO: El artículo 19 es un desastre. Al quitarle la mitad de la frase (ver infografía), dejan al descubierto algo que, además, cuando se trató la ley de fertilización se dijo que quedaban algunas cosas sin tratar porque en el Código luego se tratarían. ¿Para qué se eliminó esto? Para decir “los otros artículos luego completan lo que falta decir claramente en el 19”? Esto es una respuesta al compromiso de lo que fue la visita de la Presidenta al Papa, en la que directamente se sacó lo que molestaba.
BARON: Gran parte de los nacimientos están en este momento contenidos dentro de la fertilización asistida porque esto conlleva todos los puntos: cuándo comienza la vida, cuándo la concepción, qué puedo hacer yo con una célula si la pongo en el cuerpo de la madre y si antes sí se transformará en un ser humano o no. El texto (del CC) tendría que ser más largo y se ha puesto una serie de recortes a lo redactado –que, me consta, fue hecho por gente de muy buena voluntad– y después todos los otros intereses: casi todos estamos acostumbrados a pensar que son religiosos, pero existen costumbres sociales, falta de conocimiento, paradigmas que se rompen y los intereses de las prepagas y las obras sociales, que no quieren que haya más tratamientos multitudinarios, como podría ser la maternidad sustituta (subrogación), entonces también están en contra. Esta cuestión de dejarlos de lado primero dejan de lado realidades, como el aborto, que quedó afuera pero existe. No es difícil saber que cuanto más rico se es, más sencillo y cuidado. Lo mismo pasa con la maternidad por sustitución: en el país son una realidad y quienes tienen medios la resuelven en el exterior. Aquí se deja de lado el amparo que produce una ley: pacientes y médicos transitan en un absoluto desamparo, donde las emociones y la ideología de quienes lo hacen no están consideradas.
BIANCO: El artículo 20 no es suficiente para aclarar lo concerniente a la fertilización. Tampoco lo es el 560. Entonces, eso conduce a dificultar la tarea de la Justicia, pero además, con respecto a la concepción, a los fines civiles, están todos los intereses económicos, porque aquí interesa la herencia en cuanto a reconocimiento a la vida de una persona.
BARON: Hay como un miedo a que si algunos temas se reglamentan –el aborto, la maternidad por sustitución– habrá masas de gente que quieran hacerlo. Y no es así: siempre es la opción para la minoría. Es terriblemente difícil para alguien decidir hacerse un aborto o elegir ser madre de esa manera.
SOZIO: Si la Constitución dio a los tratados internacionales estatus supralegal, y la Corte Interamericana de Derechos Humanos falló sobre el caso Artavia Murillo (N de R: sobre fertilización in vitro) con criterios muy claros respecto de estos temas, parece entonces que ese marco regulatorio no existiera.
BARON: Podrá encarecerse el sistema, porque si no se acepta congelar preembriones, las pacientes deberán someterse a más tratamientos, recibir más medicación, etcétera. Hay poca información y prejuicios, creencias que hay que vencer en temas que tienen que ver con el inicio de la vida. Hay mujeres que con eso trascienden, son importantes, se sienten muy bien con su vida. Imagino que quienes legislan deciden de acuerdo a lo que les dijeron de la maternidad, a los intereses a los que responden, pero no se han tomado el trabajo de ir a hablar. Muchos pacientes en fertilización todavía van a recurso de amparo. Hay vacíos, y atrasamos. Hacemos la Ley de Matrimonio Igualitario, pero los hombres no pueden recurrir a la maternidad por sustitución.
BIANCO: Esos son los peores errores inducidos por el apuro, y ver si era necesario tener un nuevo CC total. Las revoluciones en esto no ayudan para nada. Pero lo peor es que si se eligió este modelo habría que darse el tiempo para haber madurado los textos y las correcciones.
SOZIO: ¿Qué hubiera pasado si este cambio lo hubiéramos hecho en la década del 90? Si se hubiera resuelto de urgencia, seguramente hubiera ido en un sentido contrario al que estamos discutiendo ahora, porque lo que predominaba en esos años era diferente en familia y derechos civiles. Y si uno hace un tratamiento como en la Ley de Matrimonio Igualitario, donde inicialmente posiciones enfrentadas terminaron estando de acuerdo, ¿por qué en este caso se eligió plantear un cambio tan abrupto?

Aspectos positivos y deudas pendientes.
BIANCO: Creo que hay muy buenas cosas: el divorcio, la constitución de las convivencias, con un entendimiento de que la familia no es un único modelo, en adopción tiene algunas cosas importantes que hay que hacer, pero como en todo, hay cosas perfectibles. Tendremos que tomar por partes.
SOZIO: Hay cosas buenas, las que ya mencionamos; pero también se pierde la oportunidad de reglamentar acorde a los temas predominantes hoy, como el juego, un tema ignorado en Argentina que socava a toda la sociedad. Los giros son brutales. Se hace un capítulo sobre los derechos de los countries y falta trabajo sobre la vivienda de los más humildes. Se saca el capítulo del agua, que estaba en el proyecto original, y queda un vacío peligroso.
BARON: En los temas de salud, son importantes ciertas cosas: entender que la ley tiene que cuidar, no tiene que prohibir y sí cuidar que las cosas se hagan bien. Entender que todo lo nuevo implica muchísima responsabilidad; es inasible y nos obliga a pensar más allá de los intereses, porque somos parte de un mismo colectivo.