Desde el 18 de julio de este año, el compositor y director musical Angel Mahler es el ministro de Cultura del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, reemplazando al saliente ministro, Darío Lopérfido, que tuvo alta repercusión en los medios por sus polémicas declaraciones en temas de derechos humanos y en consideraciones sobre la comunidad artística local. El ministro actual la tiene por sus preferencias artísticas. La semana pasada estuvo en boca de los medios por incluir a Federico Bal –cuya pareja de baile con Laura Fernández es la ganadora del “Bailando” 2015 de Marcelo Tinelli, pero la bailarina no podía por trabajo y fue en su lugar Ailén Bechara– entre las muchas figuras que estuvieron en varios escenarios simultáneos en el barrio de Mataderos.
Pero las propias estrellas que allí también se dieron cita minimizan el contraste entre los convocados y priorizan la presencia en las calles de ese difuso concepto de “cultura popular”. Sandra Mihanovich hace un balance: “Estar cantando en la calle para que la gente tenga acceso a los artistas populares es algo muy lindo, y mejor aun que esté llegando a los barrios. En Mataderos, la convocatoria fue maravillosa, la gente estaba muy feliz, me parece que son cosas que suman. [Sobre Bal y Bechara] Me parece que de alguna forma se está apuntando a buscar gente también popular y abarcar muchos géneros. Es un tema bastante sutil. Yo no me atrevería a dar una opinión positiva ni negativa. Es una polémica, y sobre gustos no hay nada escrito”.
Sobre lo que no parece que pueda haber polémica es sobre la necesidad de que la cultura sea fomentada desde el ámbito público y que esto se realice con claridad, con cuentas transparentes. Que el Estado debe invertir importantes sumas para producir y hacer circular el arte es una convicción en países que suelen ser faro en estos temas, como Francia. Allí, muchos argentinos trabajan a partir de fondos derivados de los impuestos de los ciudadanos. Así lo saben y lo hacen Claudia Stavisky, quien maneja Théâtre des Célestins, teatro oficial en la ciudad de Lyon. Ariel Goldemberg y Ricardo Szwarce son otros dos argentinos que gestionan la cultura en Francia, como Rodrigo García, director del Centro Dramático de Montpellier, o Marcial Di Fonzo Bo, que hace lo propio en el Centro Dramático La Comédie de Caen. ¿Qué pasa en Buenos Aires? El flamante equipo de Cultura quiere facilitar la accesibilidad a los espectáculos y hacer saber a los vecinos, que recorrerán cada lugar con distintas propuestas.
PERFIL pudo averiguar algunas de las cifras de las recientes contrataciones, todas las cuales figurarán, con más detalles, en el Boletín Oficial de Cultura. El contador a cargo del ministerio realiza las contrataciones en blanco y el cálculo de los cachets se realiza teniendo en cuenta la calidad de los contratados y su inserción entre la población porteña que disfruta de shows gratuitos. Algunos, en lugares céntricos, como fue el de Estrellas de la avenida Corrientes, otros en barrios con menos oferta escénica. El cálculo, además, consideraría, sobre la cifra que ofrecería un productor privado, una rebaja del 20%, que se compensaría con el beneficio de que, a los que actúan, les genera la exposición de estas propuestas masivas. Asimismo, el valor de cada contrato –ver recuadro– incluye, en todos los casos, transporte, vestuario, maquillaje, músicos y viáticos. Cada artista debe acudir al sitio indicado, ya con su banda. Por ejemplo, Lito Vitale y Juan Carlos Baglietto cobran, por su presentación conjunta, $ 120 mil por show. Dar cifras, para algunos, puede ser tranquilizador. Para Mihanovich, “las finanzas de todas las áreas tienen que ser claras, no solamente de la cultura. Si algo estamos queriendo los argentinos es que no haya cosas escondidas, truchas, sino que todo sea transparente, en todas las gestiones”.
Por el contrario, Marián Farías Gómez es más crítica respecto de la difusión de cuánto cobra cada artista: “Me parece al cohete. Pero si lo quieren hacer… De todos modos, el mío es el mismo cachet que cobro a cualquiera. No van a poder mentir. Pero todo esto es un absurdo, es un disfraz de honestidad que quieren poner”. Sí es flexible sobre su participación, por ejemplo, en Mataderos: “Todos saben cuál es mi manera de pensar políticamente y puede sorprender que haya ido a algo que organiza Cultura del gobierno de la Ciudad. Pero a mí nadie me va a cambiar mi manera de pensar ni de expresarme. De hecho, no tuve ninguna exigencia de ninguna naturaleza. Canté el repertorio que he cantado toda mi vida. Al público no le importa cuál es el partidismo. Por eso accedí a la propuesta que, como a otros compañeros, nos parece fantástica. Incluso si estuvo Federico no me parece mal. Al público le encantó. No estaba en el mismo escenario donde estaban Marilina [Ross], Sandra [Mihanovich] y Julia [Zenko], o en el que estaban Lavié y el tango, sino en otro. [Lo que importa es que] ese día hubo mucha gente, estuvo muy lindo, el público disfrutó, y una cosa que me alegró muchísimo es que mucha gente desde abajo del escenario nos saludaba con la ‘V’ de la Victoria”.
En este planteo de espectáculos gratuitos de diverso tipo, lo próximo se anuncia para los cercanos días 3 y 4 de diciembre. El sábado 3 es la comuna de Devoto y el 4, en Boedo, donde tendrá lugar eventos en los que se destinarán estas cifras: Los Totora, $ 200 mil (por una función); Los Bonitos, $ 150 mil (por una función); y Celeste Carballo, $ 140 mil (por dos funciones). Y en lo que podría ser un gran cierre del año, la artista Nacha Guevara actuará en el Teatro Gran Rivadavia haciendo el show Las canciones que nunca volví a cantar, por un cachet de $ 100 mil, pero a beneficio: una entrada, un alimento.