El próximo 9 de agosto se conocerá la película El ángel. Como la definirá una de sus intérpretes –Cecilia Roth–, está “basada en hechos reales con la mirada de Luis Ortega”. El guión fue escrito por Ortega, Sergio Olguín y Rodolfo Palacios, quien había publicado El ángel negro. La feroz vida de Carlos Robledo Puch (2010). En el elenco está la presentación de Lorenzo “Toto” Ferro (como Carlitos), más Chino Darín, Daniel Fanego, Luis Gnecco y Peter Lanzani.
Hay dos madres importantes en El ángel: una, la del protagonista (Ferro), es interpretada por Cecilia Roth; la otra, la del amigo (Darín), es encarnada por Mercedes Morán. Ellas reflexionan sobre esta película, el cine nacional y otros temas.
—¿Cuál fue la primera sensación después de leer el guión de “El ángel”? ¿Recordaban el caso policial?
Roth: Leí varios libros desde que Luis Ortega empezó con este proyecto. Hicimos juntos Historia de un clan, somos muy amigos, nos queremos mucho con Luis (Ortega), y desde el principio sabía que iba a estar en este film con un personaje. Me fascina como director, su mirada, su manera de contar, su universo. Siempre pienso que hará algo extraordinario, por ser poco común, profundo y con una posición personal. Era muy chica, pero me acordaba mucho de este caso. Era tan bonito Puch que estábamos enamoradas de él. En mi grado ninguna asociaba la parte más brutal de la historia o no nos hacíamos cargo de lo perverso. Producía atracción por lo bello, no por sus asesinatos.
Moran: Recordaba el caso. Había quedado muy impresionada con la cobertura que se le había dado en los medios y también por la historia. Cuando Luis me invitó a participar, le dije que sí antes de leer nada porque lo admiro mucho... Esperé el guión con ansiedad, y cuando lo leí me encantó, porque me encanta la mirada de Luis. El personaje que me ofreció me pareció diferente y atractivo.
—En la película son dos madres muy distintas, la negadora (Roth) y la cómplice (Morán): ¿cómo las compusieron?
R: Es una madre absolutamente enamorada y enceguecida con su hijo y no acepta esa realidad. Vi videos de la verdadera madre de Puch donde decía “robar es posible, pero los asesinatos, imposible”. Ella prefería no investigar demasiado, en algunos momentos de la historia tiene la evidencia del dinero robado. Creo que ni la madre ni el padre pueden vivir con este hijo. No tienen control sobre este joven de 18 años que vive lo que vive. Hay un nivel de negación muy importante. No aceptan esta realidad. La película cuenta cómo él quiere vivir, es un psicópata al que el dolor del otro no le llega, está distanciado del otro, es solo una cosa.
M: Lo compuse de la mano de Luis, quien tenía muy claro el carácter de Ana María. Cómo se vinculaba con su pareja, con su hijo y como se manejaba en ese universo. Trabajo los personajes de afuera hacia adentro, me imagino cómo se visten, su aspecto, y en eso siempre armo el diseño con Emma Miño, que se encarga del maquillaje y el peinado, con Julio Suárez hablamos de la ropa, después me introduzco y aparecen los pensamientos.
—¿Vivieron algún hecho cercano a la violencia que se expone en la película, como robos o entraderas en sus casas…?
M: No, por suerte no. Sí viví esa época, que políticamente era muy violenta.
R: Una vez me pasó. Habíamos alquilado una casa en San Isidro para el verano y entraron cuando no estábamos. Al día siguiente nos fuimos. Es desagradable y terrorífica la experiencia.
—¿Cambió el cine nacional, y en qué?
R: El cine no cambió, va con la época, como todo arte es el reflejo de lo que sucede en ese entorno.
M: Fui parte del llamado Nuevo Cine Argentino, del que Lucrecia Martel fue piedra fundamental, y tuve la suerte de rodar con ella La ciénaga. Así que mi evolución en cine acompañó esta movida, hasta hoy.
—Tuvieron oportunidad de estar presentes en festivales internacionales de cine: ¿qué reacción tiene el público frente a nuestras ficciones?
M: Nuestro cine es supervalorado en el exterior. Siempre tuve la sensación de que afuera lo aprecian más que aquí.
R: Siempre tuvimos mucha repercusión. En 1977 filmé Crecer de golpe, de Sergio Renán, y se dio en festivales, antes también. Fue admirado y reconocido, creo que somos nosotros mismos los que nos resistimos. Es un país muy de corderos. Por otro lado hay una fuerza espectacular en la lucha de las mujeres, con compromiso y en otros ámbitos. Pero nos falta la instancia que produce el cambio real.
—Integran el colectivo Actrices Argentinas, que apoya la legalización del aborto legal, seguro y gratuito. ¿Por qué?
R: Por supuesto. Estoy en contra del aborto clandestino, que existe y seguirá existiendo si no se legaliza. No es a favor o en contra de la vida, no es religioso. El que esté a favor de la ley no quiere decir hacerse un aborto. Hay una “otra” siempre. Escuché el debate y hubo declaraciones increíbles para este siglo XXI, parecen surrealistas. Me parecieron maravillosas las exposiciones de quienes están a favor de la ley.
M: Apoyo la legalización del aborto porque no puedo seguir negando la tremenda realidad que termina con la vida de las mujeres. Porque creo que tenemos derechos sobre nuestros cuerpos y sobre nuestras vidas. Porque me siento interpretada por el feminismo y creo que esta cultura patriarcal basada en la desigualdad nos hace infelices a hombres y a mujeres.
—¿Es frecuente no mirar lo que le pasa al “otro”?
R: Es el neoliberalismo que hace que cada uno tenga su propia idea de crecimiento personal, más allá del otro. Es una fuerza muy poderosa lo que se transmite: el valor de uno solo. Pienso que uno no puede hacer nada solo, se necesita siempre un contexto que le permite crear o vivir.
—¿Qué es lo que más les preocupa del país?
R: Me preocupa todo, más lo que está por debajo de lo que no sabemos. Hay mucho que ignoramos. Por más informadísimos que estemos hay datos que no conocemos. Me preocupa la distancia que hay entre el Gobierno y la gente. Son muchos los que están en la lona, y eso causa tristeza.
Futuro próximo
Desde abril y hasta diciembre Cecilia Roth estará entre Buenos Aires y Madrid. Integra el elenco de la serie española El embarcadero, donde interpreta a la madre de una de las protagonistas. La historia gira acerca de un bígamo, cuyas viudas se conocerán y ahí se iniciará la acción. “Estoy en muchos capítulos. Me propusieron vivir ocho meses en España, y como no acepté, me juntaron dieciséis. Filmo durante veinte días seguidos y regreso aquí por una semana. Hacer televisión es como hacer varias películas en una. Es una productora muy fuerte –Vancouver,– son los que hicieron La casa de papel. Siento que estas creaciones españolas se abrieron al mundo”.
Con respecto al teatro, luego que el espectáculo Entonces la noche, de Martín Flores Cárdenas, bajara de La Plaza llegaron propuestas. “Puede ser que vayamos a festivales”, anticipa Roth. También es probable que vuelva a la televisión. Estará en la próxima película de Pedro Almodóvar que ya empezó a filmarse –Dolor y gloria–, y Roth dirá: “Haré una pequeña participación de amiga a amigo”.
Mientras, Mercedes Morán señala: “En lo que resta del año voy a acompañar las películas por estrenarse y viajaré a algunos festivales. Recién regreso de Karlovy Vary con Sueño Florianópolis de Ana Katz, donde nos dieron tres premios importantes. En agosto iré al festival de Locarno con Familia sumergida, de María Alché, y en septiembre a San Sebastián con El ángel, El amor menos pensado, de Juan Vera, y las dos anteriores. Luego voy a dirigir teatro, será una obra de una autora italiana, pero no tengo aún pensado el elenco”.
Roth habla de su hijo Martín, quien se dedica al arte y agregó la fotografía. “Ahora que filmé en España estaba con su padre. Siempre está o conmigo o con Fito (Páez)”. Morán se refiere a su heredera, Mercedes Scápola, quien integra Simona, y dirá: “Siempre que puedo la veo, me siento muy orgullosa del camino que está haciendo, la admiro”.