Un año y seis meses pasaron desde que finalizó Breaking Bad, una de las series más exitosas de la televisión estadounidense –ganó dos Globos de Oro y 16 Emmy, entre muchos otros galardones–, dejando conformes a sus fanáticos pero con ganas de saber más sobre la vida de sus personajes. Este panorama era demasiado bueno para que sus creadores, Vince Gilligan y Peter Gould, lo desaprovecharan, y lo sabían desde antes de que terminara el programa. Por lo tanto, entre bromas surgió la idea de continuar este universo con Saul Goodman (Bob Odenkirk), el abogado que ayudaba a solucionar algunos problemas legales –y no tanto– del negocio de las metanfetaminas liderado por Walter White (Bryan Cranston) y Jesse Pinkman (Aaron Paul), como protagonista. Al ser uno de los personajes de Breaking Bad más queridos por el público, hoy ese chiste que comenzó en los descansos de las grabaciones se convirtió en realidad: Better Call Saul ya está en Netflix con seis de los diez capítulos que formarán su primera temporada. La plataforma digital estrena un nuevo episodio cada martes, luego de que sean emitidos por el canal AMC en Estados Unidos. No es casual la importancia de Netflix en esta serie: Breaking Bad tuvo una historia accidentada, ya que se grabó el piloto para Fox –que luego rescindió el contrato– y luego salió al aire por la poco conocida AMC –que aún no había dado el batacazo con The Walking Dead–, y recibió tan poco rating que tras su segunda temporada todo parecía indicar que iba a ser levantada, hasta que se transformó en un éxito inédito para la empresa de streaming y, así, se supo que era útil seguir apostando a Walter White y su universo.
La precuela –es decir, una historia que narra lo sucedido antes de la obra inicial y central– Better Call Saul se basa en la vida de James M. McGill antes de convertirse en Saul Goodman. O sea, el camino de un abogado no muy exitoso que logra alcanzar la fama en el submundo de los ilegales y pobres de Albuquerque. Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks) y Tuco Salamanca (Raymond Cruz) ya reaparecieron en este spin-off por más que sus personajes hayan muerto en Breaking Bad. Ya se sumaron también a esta ficción personajes nuevos que son vitales para que Saul Goodman se convierta en lo que todos ya conocimos. Uno de ellos es su hermano mayor, Chuck McGill (Michael McKean), un abogado de renombre que tiene grandes ideales y considera que hacer lo correcto es la única receta para alcanzar el éxito. Pero todo cambia cuando su vida es afectada por una extraña enfermedad llamada hipersensibilidad electromagnética.
En una conferencia telefónica brindada por Netflix, PERFIL pudo hablar con McKean y Banks –que interpretan a Chuck y a Mike, respectivamente–. Ambos coincidieron en que el público está respondiendo muy bien. “Recibo muchos comentarios no sólo del personaje, sino también del show. A la gente le gusta mucho”, asegura McKean. Por otro lado, Banks advierte: “Si no les gusta el programa, apaguen el televisor. Yo, de todas formas, voy a seguir formando parte de él”.
Jonathan Banks, que participó de Two and a Half Men y Dexter, entre otras, admite que quiere mucho a Mike y que siente, a través de los reconocimientos que recibe en la calle, que el público también. Lo que más le gusta, dice, es el misterio que lo rodea y lo humano que es. Además, a pesar de que ya tiene una larga carrera, afirmó en la conferencia: “Es mi momento más importante como actor”.
El martes pasado Netflix subió el capítulo seis (Five-O) de Better Call Saul, donde se muestra detalladamente el pasado de Mike. Pero Jonathan aclaró: “Hay muchas más cosas que conocer, no se mostró absolutamente todo en ese episodio”.
Este investigador, que le solucionó varios problemas a Saul Goodman, sabe que hizo mal ciertas cosas, pero no busca el perdón. “Hay personas en el mundo que justifican todo lo que hacen, como Walter White. Mike siempre supo que hizo cosas malas, va a estar arrepentido, pero no busca una excusa para haberlas hecho”.
Para Banks, la principal diferencia entre él y su personaje es la vida que le tocó a cada uno. “Yo tengo mucha más suerte que Mike, no sufrí tanto como él”. Y agregó: “Si fuera una persona real, creo que no soportaría mi amistad. De todas formas, lo primero que le preguntaría es: ‘¿Le puedo comprar un café?’”. También considera que una gran dosis de la oscuridad de este programa es aportada por su personaje porque “es un hombre que ha atravesado una gran tragedia”. En cuanto a su participación en Breaking Bad, reconoce que su papel siempre fue muy cuidado pero “no estaba muy de acuerdo con el final que se le dio”.
A pesar de que cuesta que las segundas partes sean buenas –sobre todo con la expectativa que generó Breaking Bad–, esta precuela está dando muy buenos resultados. La elección de Saul Goodman como protagonista está rindiendo del modo en que se esperaba. Habrá que aguardar los próximos capítulos para ver el desarrollo de este abogado, y cómo la frase better call Saul (“mejor llama a Saul”) se convierte en una de las más usadas por gente poderosa –o poderosa en el universo de los descastados del sistema– que se encuentra en problemas.
Hermanos divididos por el bien y el mal
McKean –X-Files, Smallville, entre otras– reconoce que el público está acostumbrado a verlo actuar en proyectos o papeles más cómicos. Durante la conferencia adelantó que habrá momentos graciosos en Better Call Saul, aunque Chuck no sea el héroe principal, y también un poco de oscuridad. Pero aclaró: “No va a ser un personaje muy agradable para los televidentes, porque será un gran problema para el protagonista”.
—Saul influenció a Chuck de una manera negativa –dice–. Lo que sucede es que a veces, cuando hay un hermano mayor que es muy exitoso, todos en la familia quieren que el que no logró triunfar tanto lo cuide. Entonces, lo que pasa es que la envidia de Jimmy por Chuck es algo que lo mueve pero también lo atrapa en la línea de lo legal e ilegal. Jimmy quiere tener el éxito de su hermano, pero no creo que tenga su ética.
Uno de los aspectos más complicados para actuar en la serie tuvo que ver con recrear lo que Chuck padece: hipersensibilidad electromagnética. “Es una enfermedad psicosomática, un problema que está enteramente en su cabeza, pero que él va a sentir como si fuera 100% real”, explica. Esta dolencia obliga a Chuck a permanecer dentro de su casa, lejos de todo objeto radioactivo, y utilizar una especie de manta que evita que las ondas lleguen a su cuerpo. Michael imagina tener, realmente, este padecimiento: “Me resulta atractiva la idea de estar separado del mundo, sobre todo los días que hace mucho calor en la calle. Pero dejar de lado la tecnología me sería imposible”.
Además, se declara un gran fanático de Breaking Bad. “Mientras el programa salía al aire, yo estaba trabajando con Bryan Cranston en la obra de teatro All the Way, en Broadway, donde él hacía de Lyndon Johnson. Fue muy lindo poder hablar con él sobre la serie, del hermoso final y de su personaje irredimible que, de alguna manera, encontró el modo de dejar algo positivo detrás de sí”.