Ahora como “la Monito”, Natalia Oreiro regresa a la televisión con Sos mi vida, una tira tradicional que protagoniza junto a Facundo Arana. Pero no es el único papel que le toca jugar. También tendrá que decidir entre dos orillas, ya que como uruguaya y militante ecologista se ve tironeada por causas opuestas.
Natalia Oreiro para Marie Claire Argentina |
CEDOC Perfil
"Porque tengo el corazón valiente, voy a quererte, voy a quererte”. Cuando mañana en la noche de Canal 13 se escuche el tema de Gilda “Corazón valiente”, convertido en cortina musical por Natalia Oreiro, la telenovela Sos mi vida habrá por fin comenzado. La dupla del éxito del 98, Muñeca brava, vuelve a repetirse pero con más expectativas. Él, Facundo Arana, viene del suceso de Padre Coraje. Ella, en cambio, tiene que remar contra el traspié de El Deseo, en 2004, y para colmo, ahora se sumó otro frente extra televisivo.
Una combinación complicada cuando aparece en el escenario un detonante inesperado: la instalación de las dos papeleras en Fray Bentos, a orillas del río Uruguay, y la oposición de los vecinos de Gualeguaychú, Entre Ríos, que denuncian grave peligro de contaminación ambiental.
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Tanto la página web de la organización ecologista como los spots televisivos mostraron hasta ahora a Oreiro en la condición de cara visible de la campaña contra la pesca de ballenas. Pero, además e independientemente de la actriz, ese organismo presentó batalla contra las papeleras. Por otro lado, el gobierno uruguayo quiere seguir adelante con el proyecto. Y Oreiro quedó en el medio, entre los verdes y la gente de Gualeguaychú -dispuestos a todo para evitar el desastre ecológico que provocarían las empresas-, y los funcionarios charrúas que hablan de inversión, generación de empleos y riesgo controlado. Si bien Greenpeace se encargó de informar de que ellos no habían solicitado la ayuda de la actriz en esta cuestión, es indudable que aparece involucrada tanto por su nacionalidad como por la causa ecológica en la que milita. En definitiva, un problema en el que no querría estar pensando a las puertas de un estreno.
Puede fallar
En el verano recién estallado, Nati otra vez en la tele le sacará punta a su mejor perfil: el de la piba de barrio, humilde y sincera, brutita y linda, diamante sin pulir que busca su destino a puro corazón (valiente) y pura piña. Porque el touch hoy-mujer-hoy de Esperanza “la Monita” Muñoz, su personaje, es el querer ganar un lugar en la vida gracias al boxeo. En todo lo demás, el guion de Ernesto Korovsky mantiene el esquema tradicional de chica pobre y chico rico (Arana), infeliz viudo de novio con chica frívola (Carla Petersen), más adláteres en cada bando (Marcelo Mazzarello, Claudia Fontán, Alejandro Awada, entre otros), más condimento resurrección a lo Adrián Suar (Dalma Milevos).
En el 98, cuando aún no eran stars, batieron rating con Muñeca brava y el amor entre la Cholito futbolera y el acomodado Ivo (canción de apertura “Cambio dolor”), todo un golazo que Telefe se encargó de recordar con dos repeticiones. En 2002, la ex Paquita de Xuxa probó suerte con Pablo Rago en Kachorra (cortina “Cuesta arriba, cuesta abajo”, también por la Oreiro) y dos años después, buscó darle otra vuelta a su carrera. Bajo el efecto Resistiré, la producción intentó repetir con otra tira estrambótica pero no funcionó.
No obstante, inauguró una nueva modalidad para la actriz, la de prepararse para dar el physic du rol cual Robert De Niro mutante. Carmen, en El Deseo, era una artista circense, papel para el que tuvo que entrenar acrobacia, trapecio y piruetas voladoras. Esta vez, para la boxeadora de Sos mi vida, se puso a hacer guantes con la campeona Marcela Tigresa Acuña y parece que pega fuerte. Así, con su derecha asesina y su dulce carita de torta, la chica de la otra orilla espera dejar en la lona a los que la criticaron en 2004. Y justo ahora le vienen con las papeleras.
Cuando Sófocles vivía (siglo V a.C.) no había telenovelas sino tragedias. Una de ellas es Antígona, la historia de una joven situada en la encrucijada de dos razones, las de la patria y las de la sangre. Su hermano Polinices ha muerto luchando contra su propia tierra, Tebas, por lo que el rey Creonte –además, tío de los dos- al considerarlo traidor, prohíbe el entierro. Pero Antígona ama a su hermano y no puede dejarlo sin brindarle el honor de los funerales, una elección que le costará la vida. Nati está atrapada entre el apoyo a su país y su ideal: una disyuntiva de tragedia o de culebrón aunque ella, por esta vez, preferiría el final abierto.
