ESPECTACULOS
Quentin Tarantino

“Se hacen más películas, pero tienen menos peso”

Antes de estrenar Había una vez en Hollywood, el director lamenta la situación del cine independiente. Adelanta que este es su penúltimo film y luego del décimo se retirará para hacer teatro o televisión.

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Triste. Cree que hoy Hollywood es lo opuesto a lo que fue en los noventa. | sony

Quentin Tarantino, como ningún director de los últimos años, refundó la idea de autoría en el cine. Al menos si hablamos de un director nacido y criado en Hollywood, que consumió toneladas de cinefilia y escupió una filmografía sentida, canchera, que supo ser popular sin ceder ni un centímetro de sus ideas y sus obsesiones. El 22 de agosto llega Había una vez en Hollywood, su novena película, su paseo por aquel Hollywod que lo crió (dentro y fuera de la pantalla), el de los años 60 que estaban terminando, y por leyendas como Sharon Tate y Charles Manson. Y lo hace, como quiere, con las estrellas más grandes del planeta: Leonardo DiCaprio, Brad Pitt y Margot Robbie.

—¿No es extraño que Hollywood tuviera un sistema de clases, considerando que Estados Unidos se supone es la tierra de las oportunidades?

—Es cierto, sí. Pero al mismo tiempo, sin embargo, Hollywood siempre ha tenido un sistema de clases. Extrañamente, eso sí, es un sistema de clases basado únicamente en Hollywood y sus reglas. Podías ser un sujeto con problemas de Brooklyn y si te convertías en una estrella de cine, bueno, eras la crema de la crema y todos te servían lo que quisieras sin titubearlo. Pero lo que es interesante del período en el que se desarrolla el film es que, en ese instante, el sistema de clases de Hollywood se partió en cientos de pedazos, como una de esas bolas de vidrio que tienen nieve falsa dentro. Y justo ahí, esa nieve todavía se estaba acomodando, cayendo. Entonces todavía había estrellas de cine, pero esas estrellas se estaban apagando. Todavía trabajaban, pero no eran tan populares como solían serlo. Eso implica que se convirtieron en una clase distinta, ¿o no? Y después están los actores de televisión. Eso se puede ver en los Golden Globe todos los años. Las estrellas de la televisión tardan 45 minutos en llegar al escenario porque están sentados al fondo de la habitación. Recuerdo cuando Burt Reynolds ganó su Golden Globe por Evening Shade. Sube, apunta al frente de la sala, y dice: “Recuerdo cuando me sentaban en este lugar.”

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—¿Cuál es la diferencia más grande entre el Hollywood actual y aquel de 1969?

—Bueno, esa es un respuesta casi imposible de dar. Es tan diferente que casi podría decirse que se trataba de una ciudad distinta, de un negocio distinto, de un cualquier cosa distinto. Hollywood hoy es todo lo opuesto a lo que era en los años 90. Imagínate donde queda 1969 si lo pensás de esa forma. No me gustaría que pierdas tu tiempo gracias a mi explicación detallada de todas las diferencias.

—¿Sentís que hoy se hacen más películas que en aquel entonces?

—Bueno, es posible que se hagan más películas, pero tienen menos peso. Te voy a mencionar una gran diferencia, usando los años 90 como ejemplo. En los 90, yo surgí del cine independiente. Eso fue un movimiento legítimo. Fue algo que existió y que tuvo su poderío comercial. No eran simples películas que los hípster de Los Angeles o los de Berkeley veían: la gente las veía en Chicago, en Texas, y en un cine-arte en Nebraska. De la misma forma que la gente por aquel entonces se veía atraída a la llamada música alternativa, también los atraía el cine alternativo. Por 30 años los jóvenes hacían música garage y de repente están usando cámaras para filmar porque sentían que podían expresarse a sí mismos a través del cine de una forma que era imposible con el negocio de la música y su presente por aquellos días. Más que nunca, muchos tomaron las cámaras y contaban sus historias. Pero hoy no parece que eso siga siendo un fenómeno redituable, un negocio. Y en aquel entonces no era un nicho, era una forma legítima de llegar rápido a la industria del entretenimiento.   

—Tus productores dicen que esta es tu película más personal hasta la fecha. ¿Lo es?

—Lo que creo que quieren decir es que es una pieza nacida de la memoria. Y lo es en todas sus formas. Esta película es algo generado desde mi memoria tanto como Roma es eso mismo para Alfonso Cuarón. Vivía en las afueras de Los Angeles en 1969, en Alhambra. Recuerdo qué daba la tele. Recuerdo los conductores, recuerdo cómo sonaba la KHJ Radio todo el tiempo, recuerdo cómo la gente escuchaba radio en sus autos. Y no movías el dial buscando tal o cual canción: había una sola estación a la cual escuchabas a todo volumen y no la apagas cuando llegaban las propagandas, ¡tan solo entendías que ese era el momento de hablar sobre la radio! Parte de la diversión de hacer esta película era escarbar mi cerebro y leer viejas TV Guide, y ver cuál memoria se despertaba tan solo de ver la programación de esas semanas y recordar cómo sentían esas películas. ¿Qué decían los anuncios en la vía pública? Así aprendí a leer. Le cantaba a mi abuela canciones de comerciales.    

—¿Creés que el marco de la película implica que el público fuera de Estados Unidos debería investigar sobre ese período?

—No creo que sea necesario. Por un lado, los americanos tendrán cierta ventaja cultural, por recordar determinados shows de televisión. Pero habiendo dicho esto, esta película, es más europea en su naturaleza que la mayoría de los films norteamericanos que vas a ver en un multicine. En ese aspecto, ese público va a tener una ventaja a la hora de entender el ritmo de la película y su fluir. Si fuera una película de ciencia ficción y todo fuera algo inventado, funcionaría igual.

—¿Harás finalmente más de diez películas o te vas a retirar, como dijiste alguna vez, después de tu décima película?

—En lo que respecta a las películas en salas de cine, solo haré diez.

—¿De verdad?

—Sí. Puedo hacer una serie de televisión. Puedo hacer una obra de teatro. Puedo hacer una película para la pantalla chica. Pero en lo que respecta a películas que van a estrenarse en el cine, esta es la penúltima.

—¿Por qué?

—Hago esto hace mucho tiempo. Y creo que tiene que haber un final. No creo que tenga que trabajar de esto hasta que no pueda hacerlo más, o hasta que comience a realizar películas que no me satisfagan. La idea es hacer diez películas poderosas y soltar el micrófono. Y decir: “OK, a ver quién puede hacer lo que yo hice.”

Elenco de estrellas

—¿Fueron Brad Pitt y Leonardo DiCaprio tus primeras opciones?

—Había pensado en ellos, seguro. Pero no tenía la más pálida idea de que iba a conseguir a las más grandes estrellas del mundo. No trabajé desde dar algo así por sentado.

—¿Fue Margot Robbie tu primera opción para interpretar a Sharon Tate? Hoy resulta imposible pensar en otra actriz para ese rol.

—Siempre fue mi primera opción. Fue extraño: justo había puesto los toques finales al guión, y realmente solo tenía una persona en mente a la hora de pensar en el rol de Sharon. Dejé que tres amigos lo leyeran y todos me dijeron: ¿Vas a hablar con Margot Robbie, no?”. Yo dije: “Bueno, es la actriz más popular del mundo en este momento, así que veamos en qué anda. Seguramente tiene tres películas agendadas, una después de otra”. Y mientras tejía en mi cabeza formas de hablar con ella y lograr que haga este film, recibí una carta. Parecía mentira. Una carta de ella. ¿Era ella de verdad? Era una carta muy dulce, donde decía cuánto y desde cuándo apreciaba mi trabajo, y que si la oportunidad se daba, que amaría trabajar conmigo. Llamé a su agente de inmediato y le dije: “¿Cuándo podemos juntarnos a tomar un café?”.

—Pareciera que ella interpreta a Sharon Tate tanto como persona real, pero también como metáfora de esa era. ¿Estás de acuerdo con esa interpretación?

—Eso es cierto. Investigué mucho el personaje, fui fiel a esa investigación, y lo fui tanto que me afectó. Pero es cierto que también funciona como una metáfora. Una que en mi invención representa al Hollywood hippie, la vida de la cual el personaje de Leonardo DiCaprio ya no es parte.

*Entrevista genérica gentileza de Sony Pictures.