Treinta años después de la caída del Muro de Berlín, la población en Alemania considera que hay más cosas que separan que cosas que unen al oeste y el este del país, aunque muy pocos quieren ver regresar el muro, según una encuesta del Instituto YouGov.
En su informe, la consultora señala que el 27% de los encuestados opina que pesan más las diferencias. Así lo cree el 25% del oeste del país y el 34% de las personas en el este. Solo el 18% de los consultados (en el oeste 19%, en el este 15%) cree que son más las cosas en común.
En este sentido, la encuesta destaca que siguen funcionando viejos clichés entre oeste y este. Es así como el 57% de los encuestados en el oeste sigue considerando que los alemanes del este se quejan más que ellos. Por otro lado, el 68 por ciento de los alemanes del este cree que los alemanes del oeste siempre se comportan como si todo lo supieran. Sin embargo, solo una minoría, el 13% de los encuestados, quiere que vuelva el muro (14% en el oeste y 13% en el este).
Por otra parte, el 43% de los alemanes en el oeste y el 35% en el este considera que los alemanes lograron conformar una nación tras la reunificación entre la extinta República Democrática Alemana (RDA) y la República Federal de Alemania.
Economía: el este, todavía distanciado
"La situación en el este es mucho mejor que su reputación", declaraba satisfecho a finales de septiembre el gobierno de Angela Merkel, cuando presentó un informe anual sobre la unidad alemana. Pero, aún así, el PIB per capita de las cinco regiones de la antigua RDA solo representaba el 74,7% del nivel del oeste de Alemania en 2018.
Desde 2010, esta diferencia se redujo en 3,1 puntos, gracias a un tejido de pequeñas y medianas empresas y al dinamismo de Berlín, Leipzig y Dresde. La ex-RDA partía de muy lejos en 1990, con un sector industrial fallido, heredero del colectivismo comunista.
No obstante, la mejora no compensa la ausencia de grandes empresas como Volkswagen, Siemens o Bayer, cuyas sedes están en el oeste, donde dan trabajo a decenas de miles de personas. Ninguna empresa del Dax, el índice de los principales valores de la Bolsa de Fráncfort, tiene su sede en el este.
Los "Länder" (estado federado) de la otrora RDA siguen estando a remolque de los del oeste en términos de sueldo medio: en 2018, un empleado del oeste ganaba de media 3.339 euros brutos al mes, mientras que en el este la cifra era de 2.600 euros, según la agencia federal para el empleo. También en el este la productividad es menor, un 82% de la que se registra en el oeste.
Empleo: una brecha que se va salvando poco a poco
Acostumbrados al pleno empleo estatal de la ex-RDA, los alemanes del este vivieron en los años 1990 y 2000 el "choque" del desempleo, con unas tasas que superaban el 30% en algunas ciudades. Pero tras haber alcanzado máximos en 2005, el desempleo bajó claramente desde entonces, en parte gracias al declive demográfico y a un aumento del empleo a tiempo parcial (30,5% en el este, frente al 27,6% del oeste).
En agosto de 2019, el nivel de desempleo era del 4,8% en el oeste y del 6,4% en el este. Las ciudades con la tasa de paro más alta se encontraban en la antigua RFA: Gelsenkirchen (13,8% en abril), Bremerhaven o Duisburg (12%). La ex-RDA se caracteriza, además, por una tasa de empleo femenino un poco más importante que en el oeste (73,9% contra 71,6%).
El 9 de noviembre, el país celebrará el 30º aniversario de la caída del Muro de Berlín, lo que dio impulso a un proceso que finalmente condujo a la reunificación el 3 de octubre de 1990.
Declive demográfico preocupante
En una Alemania globalmente envejecida, en la que la edad media pasó de los 40 años de 1990 a los 45 en 2018, la situación demográfica de la antigua RDA sigue siendo problemática. Desde 1991, la población del este pasó de 14,6 a 12,6 millones de habitantes, mientras que en el oeste (incluyendo Berlín), subió de 65,3 a 69,6 millones.
El dinamismo de ciudades como Dresde, Jena o Leipzig no logra tapar el éxodo y el envejecimiento que azotan a estas regiones. Los centros de las ciudades ofrecen el triste espectáculo de tiendas y edificios en venta.
En algunas localidades, como Suhl o Frankfurt del Óder, la población cayó más de un 30% en tres décadas, lo que tuvo repercusiones en los servicios públicos y en las infraestructuras.
La emigración masiva al oeste o al extranjero de los jóvenes adultos a principios de los años 1990 hizo que cayera la tasa de natalidad en el este, lo que tendrá consecuencias durante varias décadas, según los demógrafos. La acogida de cientos de miles de refugiados en Alemania desde 2015 no bastó para invertir la tendencia, máxime teniendo en cuenta que la mayoría de ellos eligió quedarse en el oeste.
El este, bastión de la ultraderecha
Creado en 2013, el partido de ultraderecha Alternativa por Alemania (AfD) obtuvo sus mejores resultados en el este, donde ya recaba entre el 20 y el 30% de los votos, mientras que en el oeste saca, de media, un 10%. En junio, hizo falta que todas las formaciones hicieran un frente común para impedir que el AfD conquistara en Görltiz su primera ciudad importante.
El este, donde las formaciones tradicionales y la antigua izquierda comunista van en rápido declive, también es la cuna del movimiento islamófobo Pegida, que reunió en los últimos años a miles de manifestantes cada lunes en Dresde. Esta situación está relacionada con que, según los politólogos, muchos alemanes del este siguen albergando el sentimiento de ser "ciudadanos de segunda". Así, el 74% considera, según un sondeo reciente, que sigue habiendo "diferencias muy grandes" entre las dos partes del país.
"Cuidadanos de segunda"
La canciller alemana, Angela Merkel, recientemente se mostró consciente de que, aunque se consiguió la unidad nacional, los alemanes de la ex República Democrática de Alemania (RDA) aún se sienten como "ciudadanos de segunda clase". "La unidad nacional de Alemania se ha completado, pero la unidad entre los alemanes no se logró el 3 de octubre de 1990 y aún no se ha logrado", aseguró.
Así, aunque los alemanes "están más contentos con sus vidas que en cualquier otro momento después de la reunificación", "la mayoría de los alemanes del este en la República Federal se sienten como ciudadanos de segunda clase", afirmó. Sin embargo, la jefa de Gobierno advirtió en contra de señalar a las autoridades y, en concreto, a "las llamadas élites" como "la causa de las dificultades y las adversidades" porque, "si este tipo de pensamiento prevalece, solo conducirá a la miseria.
El presidente del Bundestag, Wolfgang Schaeuble, por su parte, reconoció en una entrevista que la rápida reunificación entre las dos Alemanias fue para las personas en la ex RDA "increíblemente difícil". "Resultó más difícil de lo que quizá incluso creímos nosotros mismos al principio", agregó. De todas formas, aseguró que fue la última Volkskammer -Parlamento de la RDA-, elegida libremente, la que "por gran mayoría decidió adoptar la Constitución -de Alemania Federal-".
D.S.