INTERNACIONAL
Brasil

Cada vez más presiones sobre Bolsonaro por la deforestación amazónica

Su política ambiental está provocando pérdida de inversiones, campañas globales de boicot a productos brasileños y amenaza el acuerdo del Mercosur con la UE. Y ahora arde también el Pantanal.

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Un hombre frente a un incendio en la región amazónica de Mato Grosso. | AFP

Mientras la deforestación de la Amazonia compromete la imagen del gobierno de Jair Bolsonaro en el mundo, retrasa inversiones externas y amenaza con bloquear el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, el ministro de economía brasileño, Paulo Guedes, cree que si Francia no pudo preservar la catedral Notre Dame de París, casi destruida por completo por un incendio, no le puede pedir a Brasil que preserve una selva entera.

“En París hay una iglesia que no pudieron preservar, imagínese una floresta entera, es difícil preservarla”, pero Brasil ha hecho “lo mejor posible”, afirmó Guedes este miércoles.

El ministro formuló esa comparación durante una videconferencia con ejecutivos del banco Credit Suisse, en la que retomó la polémica entre el gobierno brasileño y el francés sobre los incendios amazónicos.

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Guedes no citó explícitamente a Notre Dame, pero resultó evidente que se refirió a la catedral parisina devastada por un incendio en abril de 2019.

No es la primera vez que el ministro de Economía recurre a esa analogía para explicar los problemas que enfrenta el gobierno brasileño para preservar la Amazonia. "Ustedes vieron las dificultades de (Emmanuel) Macron para impedir el incendio de Notre Dame, mientras él se preocupa con el fuego en nuestra floresta", había dicho en diciembre de 2019.

Por su parte, la semana pasada Bolsonaro negó que haya incendios en la Amazonia, como los que destruyeron miles de hectáreas el año pasado, y subrayó que Brasil es el país “que más preserva” el medio ambiente.

Según datos iniciales del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE, por sus siglas en portugués), más de nueve mil kilómetros cuadrados de selva tropical fueron talados en la región amazónica de Brasil entre agosto de 2019 y julio de 2020, un aumento de alrededor del 35 por ciento, durante el gobierno de Bolsonaro.

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Y entre enero y septiembre del año pasado, según datos del propio INPE y de la NASA, en la región amazónica brasileña se produjeron más de 90 mil incendios, que afectaron más de 2,5 millones de hectáreas.

La cuestión amazónica se ha convertido en un auténtico dolor de cabeza para Bolsonaro, e incluso puede comprometer la suerte del ambicioso acuerdo comercial que Brasil firmó junto a Argentina, Paraguay y Uruguay con la Unión Europea.

En junio, un grupo de 29 grandes fondos de inversión, que administran miles de millones de dólares, envió una carta al gobierno brasileño en la que le reclaman un compromiso con la preservación de la selva y de los pueblos indígenas a cambio de sus inversiones.

Guedes mantuvo varias videoconferencias para asegurarle a inversores que el gobierno realiza esfuerzos serios frente al problema ambiental, en las que de todos modos tampoco evitó las afirmaciones polémicas: “ustedes quieren impedirnos destruir nuestros bosques como han destruido los suyos”, dijo meses atrás durante un diálogo con un think tank de Washington.

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Además de las amenazas de los fondos, hay en marcha varias campañas para limitar compras brasileñas, en particular de soja y de carne, ante la acusación de que se producen en zonas deforestadas, cosa que el gobierno niega.

 Y en cuanto al acuerdo con la UE firmado en julio del año pasado, además de Francia, que siempre lo resistió por presiones de su sector agrícola, y del rechazo parlamentario que sufrió en Holanda y Austria, la cuestión ambiental amenaza con alejar a su principal promotora en Europa: Alemania y, en particular, su canciller, Angela Merkel.

De acuerdo a su portavoz, Merkel comparte el espíritu y la intención del acuerdo, pero “no puede imaginarse que la ratificación sea una buena señal” ante la continua deforestación de la selva brasileña.

Y como si no fuera suficiente con la tragedia de la Amazonia, ahora los incendios también asolan el Pantanal, en el estado brasileño de Mato Grosso, el humedal tropical más grande de la Tierra y amenazan una reserva natural conocida como el hogar de la población de jaguares más grande del mundo.

El Pantanal, que se encuentra en el extremo sur de la selva amazónica y se extiende desde Brasil hasta Paraguay y Bolivia, se ha visto afectado por un récord de incendios este año.

Ya ha habido más incendios en el lado brasileño este año (12.102) que en todo 2018 y 2019 juntos, según datos satelitales recopilados por el INPE.

El Pantanal es conocido por su inmensa biodiversidad, incluidos sus jaguares, una especie catalogada como "casi amenazada" de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en base al número de ejemplares vivos en descenso .

CP