Los 28 países de la Unión Europea acordaron ayer establecer voluntariamente centros de acogida cerrados en la UE para migrantes rescatados del mar, así como explorar la posibilidad de abrir centros de refugiados fuera de Europa, dos iniciativas muy difíciles de implementar.
El acuerdo busca proteger las fronteras del bloque y desmotivar a los migrantes que se lanzan en peligrosas travesías.
A los 9.222 muertos o de-saparecidos en el Mediterráneo desde 2015 hasta el miércoles, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se suman tres bebés fallecidos y un centenar de desaparecidos ayer en el naufragio de un barco de migrantes en las costas de Libia, indicaron supervivientes.
Presiones. Reunidos en Bruselas, los líderes comunitarios alcanzaron un acuerdo bajo la presión de Italia, que cerró recientemente sus puertos a barcos fletados por ONGs con migrantes socorridos en el mar Mediterráneo, y condicionados por la situación de la canciller alemana Angela Merkel, a quien su propia coalición amenaza con forzar su salida del gobierno si no asume una postura más restrictiva ante la migración.
Según el acuerdo, los centros de acogida en el bloque, que deberán decidir quién tiene derecho a solicitar asilo, se abrirán en países que estén de acuerdo en hacerlo de modo voluntario. Desde estos centros los migrantes serían repartidos nuevamente a naciones que los acepten voluntariamente. Pero mientras ningún país se mostró dispuesto a acoger en su territorio esos centros, algunos, como Francia e Italia, ya los rechazaron abiertamente.
Los miembros de la UE también apuntan a que haya centros de acogida en países norafricanos. Sin embargo, hasta ahora las naciones involucradas lo han rechazado.
Cautela. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, admitió las dificultades que tendrá el acuerdo para ser implementado, y pidió cautela. “Todavía es demasiado pronto para hablar de éxito. Hemos alcanzado un acuerdo, pero ésta era la parte fácil de la tarea, en comparación con lo que nos espera sobre el terreno cuando comencemos a implementarlo”, agregó.
El acuerdo suscitó reacciones muy encontradas. Mientras que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la OIM lo celebraron, Unicef y Médicos sin Fronteras (MSF) no ahorraron sus críticas.
MSF lamentó que los países comunitarios “rehuyan su responsabilidad” de salvar vidas humanas. “Los gobiernos europeos deben defender los rescates en el mar y asegurarse de que los rescatados sean trasladados a puertos seguros”, señaló la ONG.
Por su parte, Unicef pidió que los centros sean instalaciones abiertas para proteger a los niños. “Nos preocupa que los niños vayan a ser detenidos”, dijo una vocera.
Divisiones. La crisis del Aquarius, el barco con migrantes a bordo que atracó en España tras la negativa de Malta y Italia a acogerlo en sus puertos, reabrió la herida de las divisiones sobre migración en la UE, tres años después de la mayor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Los países mediterráneos exigían más solidaridad a sus socios para repartirse los solicitantes de asilo llegados a sus costas, pero los países de la ex órbita soviética siempre se han mostrado contrarios a ello, incluso cuando se puso en marcha un plan excepcional basado en cuotas entre 2015 y 2017.
Estos ganaron la partida. La creación de centros en suelo europeo para diferenciar entre los migrantes que tienen derecho a la protección y aquéllos que deben ser devueltos a sus países será de manera voluntaria, así como la acogida de los refugiados presentes en estas estructuras.
“La reubicación de los migrantes no podrá hacerse sin el acuerdo previo y el consentimiento de los países”, destacó el primer ministro húngaro, Viktor Orban. “Hungría seguirá siendo un país húngaro y no se convertirá en un país de migrantes”, subrayó, adelantando cuál será su postura.
Aunque el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que los candidatos a abrir esos centros controlados, una propuesta inicialmente franco-española, debían ser los países de primera llegada, como Italia y España, estos últimos ya han dado a entender que no abrirán estas estructuras en su territorio.
Respecto a las plataformas de desembarco de migrantes fuera de la UE, que tendrían funciones similares a la de los centros controlados, algunos países como Albania y Marruecos ya han dicho que rechazan albergar estas estructuras.
Tragedia en las costas libias
Los cuerpos de tres bebés han sido encontrados y un centenar de personas están dadas por desaparecidas tras el naufragio ayer de una embarcación de migrantes en las costas de Libia, informaron supervivientes y guardacostas. Alrededor de 120 migrantes viajaban a bordo de la lancha neumática cuando ésta naufragó a seis kilómetros de las costas libias, afirmaron varios supervivientes trasladados a la región de Al Hmidiya, 25 kilómetros al este de Trípoli. En total, 16 personas fueron rescatadas, todas hombres jóvenes. La embarcación zarpó de madrugada de la ciudad costera libia de Garabulli, unos 50 kilómetros al este de Trípoli. Unas horas más tarde, se produjo una explosión a bordo y el motor se prendió fuego. La embarcación empezó a arder y los migrantes intentaron aferrarse a una parte de la embarcación o a bidones de combustible que cayeron al agua. Según los guardacostas, varios pescadores los localizaron y alertaron a la Marina. Testigos explicaron que numerosas familias marroquíes iban a bordo, así como yemeníes. Entre los desaparecidos figuran dos bebés y tres niños de 4 a 12 años, y entre diez y 15 mujeres.
En diez días, la Marina libia rescató a cientos de migrantes.