Casi cinco años después de su destitución, calificada por muchos como un “golpe parlamentario”, Fernando Lugo pasó de víctima a victimario del sistema político paraguayo. El ex presidente (2008-2012) y actual senador es señalado como uno de los artífices del polémico intento legislativo para introducir, a espaldas de la opinión pública y en forma irregular, una enmienda constitucional que habilite la reelección presidencial y le permita intentar regresar al poder.
La semana pasada, el Parlamento de Paraguay fue escenario de protestas y choques violentos entre manifestantes y policías que dejaron como saldo una víctima fatal de la represión y decenas de heridos. Lo que provocó la movilización popular fue la decisión de un grupo de 25 senadores de dar media sanción al proyecto para reformar la Constitución, en una sesión a puertas cerradas que transcurrió en menos de media hora. En Paraguay, la reelección presidencial, consecutiva o no, está prohibida desde la Asamblea Constituyente de 1992, celebrada tres años después de la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner.
Lo llamativo es que quienes impulsan hoy la enmienda son los legisladores que obedecen al actual presidente Horacio Cartes (Partido Colorado), en común acuerdo con senadores del Frente Guasú, la coalición de centroizquierda liderada por Lugo. Es sabido que tanto Cartes como el ex mandatario paraguayo tienen intenciones de candidatearse en las elecciones presidenciales del año próximo.
Así, los senadores que responden a Lugo terminaron aliados con quienes lo destituyeron en 2012. El ex presidente ha evitado hasta ahora pronunciarse sobre el proyecto de reforma: sólo habló a través de las acciones de sus correligionarios. Ayer, en su primera aparición pública desde los graves incidentes del viernes pasado, Lugo prometió en un acto frente a sus seguidores: “El día en que mis manos estén manchadas de sangre inocente, no saldré a la vereda de mi casa”.
Sin embargo, no dijo ni una palabra sobre la enmienda que desató la espiral de violencia, aunque dejó entrever que pretende ser candidato. Su abogado Marcos Fariña insistió en la tesis de que Lugo estaría legalmente habilitado para postularse ya que no pudo completar su mandato, y deslizó que “la enmienda es nada más que un reaseguro bastante importante”.
En la última semana, Lugo también había recibido críticas por no haber salido a apaciguar los ánimos luego de la muerte del joven Rodrigo Quintana a manos de la policía durante los choques en los alrededores del Parlamento. Como buen ex cura, ayer apeló a su sentido de la religiosidad para responder a esos cuestionamientos: “A los que nos tiren huevos, les responderemos con oración”.