El ex diputado nacional Alejandro "Topo" Rodríguez se refirió a la minoría que la Libertad Avanza tiene en el Congreso. "Si las posiciones son autocráticas y las propuestas maximalistas, Milei tendrá un problema". Además, se diferenció del gobernador de Buenos Aires: "No tengo ninguna afinidad con el pensamiento de Axel Kicillof", afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
Alejandro "Topo" Rodríguez es el director de Consenso Federal, fue diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires entre 2019 y 2023, fue jefe de Gabinete de La Matanza entre 2015 y 2019, ministro de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires entre 2013 y 2015. Desde su nuevo rol, Alejandro Topo Rodríguez, advirtió que pondrá en evidencia todas las políticas que piensa llevar adelante el nuevo gobierno de Javier Milei, en especial la del ajuste.
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Es claro su análisis de que la sociedad eligió, además del Presidente, a los diputados y senadores, y que en esa elección legislativa no ganó Milei y, de hecho, el panperonismo sumó dos senadores. Por tanto, se eligió un sistema de check and balance, en donde se le da la presidencia a una fuerza y el legislativo a la oposición. Al mismo tiempo planteaba que la promesa de ajustar parecía no incluir a los votantes, pero aparentemente sí se aplicará y no sólo a la casta. ¿Cómo sigue esto? ¿Habrá un conflicto de poderes? ¿Habrá un choque institucional? ¿Habrá una discusión en las calles a partir de la problemática de la distribución de poderes?
Argentina tiene una tradición presidencialista, además de un diseño institucional de los presidencialismos más fuertes que existen en el mundo, así que es razonable esta impronta de Milei que legítimamente tiene la pretensión de imponer un programa maximalista como el que propuso durante su campaña.
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En ese sentido ha sido coherente, no ha mentido en ninguna de sus propuestas. Lo que ocurre es que los sistemas institucionales funcionan más allá de las tradiciones, funcionan con las realidades de representación. De hecho, ese mismo electorado que le dio el 56% en un balotaje, le dio sólo el 29,9% en la general y le asignó menos del 10% del Senado y menos del 15% de Diputados. Por tanto, gobernar en democracia supone el reconocimiento mutuo de ambas legitimidades, la Legislativa y la Ejecutiva.
Por este motivo, si Milei elige un camino distinto al de concertar sus propuestas en el Congreso, se va poniendo en un límite que ha venido prefigurando en las últimas horas. Es decir, su decisión de no emitir un discurso en el Congreso puede llevar a pensar que lo que está detrás es la configuración de un modelo autocrático en donde el titular del Ejecutivo no reconoce ninguna otra legitimidad popular que no sea la de sí mismo. Y, en Argentina, no sería un buen camino agregarle un problema institucional.
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Desde el punto de vista institucional, la democracia funciona, los sistemas de representación se ejercen con libertad. En tal sentido, es importante tener el detalle de las medidas económicas, pero aparentemente el programa económico va a ir al corazón de la clase media. La batería de aumento de las tarifas, la liberación de precios en las prepagas, la baja de la inversión en universidades en términos reales, prefiguran unas políticas que impactarán en la clase media trabajadora.
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Dado que el sistema que tenemos es este, se tiene que resolver naturalmente y sin conflicto. En Argentina, muchos suponen que al enviar las leyes al Congreso, este se comporte como una escribanía. No es así. Por lo tanto, se debe tomar con democrática naturalidad que una propuesta del Ejecutivo enviada al Congreso pueda ser transformada. No creo que el Parlamento tenga que impugnar de plano todas las propuestas de Milei.
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No sería responsable que el poder Ejecutivo crea que el Congreso tenga que ser una escribanía. Ahora bien, si las posiciones son autocráticas y las propuestas maximalistas, Milei tendrá un problema. Pero, además de que tiene esa restricción en términos de apoyo institucional, tengamos claro que el crecimiento económico no se logra con ajuste. En Argentina, si se empieza con ajuste, el programa económico fracasa.
El reordenamiento fiscal tiene que ir a la par de una política de profundización de iniciativas que permitan reactivar la producción, generar empleo de calidad e invertir en el federalismo productivo. Todas estas premisas están ausentes en el discurso de nuestro presidente, quien no tiene priorizada ni la ciencia, ni la tecnología, ni las democracia ni los derechos humanos.
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¿Usted cree que Schiaretti tiene que cumplir un papel importante en esta etapa de la Argentina?
Fue un muy buen candidato a presidente, que luego de sus muy buenos 7 puntos en la primera vuelta, decidió no hacer pública su posición pero fue muy notorio que apoyó a Milei. Si Schiaretti forma parte de la coalición de gobierno lo más leal con la sociedad que puede hacer es publicar su posición. Con la experiencia que tiene, si estaba convencido del programa económico de Milei, seguro tendrá algún rol que cumplir.
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La alternativa, cuando no estaba Milei y sólo había una dualidad entre Cambiemos y el FdT, era lo que usted integraba con Lavagna y el propio Schiaretti. ¿Cómo ubica hoy el mapa político argentino? ¿Usted dónde se coloca? ¿Y al peronismo en general y al cordobés en particular?
Pocos días antes de terminar nuestro mandato, con Graciela Camaño renunciamos al interbloque federal porque quisimos diferenciarnos de quienes iban a trabajar para Milei. No hemos sido parte del Frente de Todos ni de Unión por la Patria, nosotros queremos un peronismo que se reencuentre con las mejores tradiciones democráticas.
En esta etapa frágil de la Argentina, hay que ser muy sinceros con el posicionamiento: soy opositor al gobierno de Milei y a sus políticas. Si este es el camino que elige esta administración, va a hacer más daño que el que produjeron el gobierno de Macri y el de Alberto a la clase media nacional. Además de esa oposición, hay que acompañar el proceso social para constituir una salida democrática y popular que no está existiendo en ningún espacio político. Ojalá que haya oposiciones contundentes que no busquen dañar pero sí que intenten representar a los votantes en el Congreso.
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¿Está de acuerdo con el discurso de Axel Kicillof? ¿Está más cercano a lo que expresa el gobernador de Buenos Aires que con lo que en el pasado sostenía Schiaretti?
No tengo ninguna afinidad con el pensamiento de Axel Kicillof. Cuando me tocó ser ministro de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires, ellos pedían mi renuncia porque yo exigía la baja de las retenciones a los pequeños productores de trigo de mi provincia.
Si la provincia de Buenos Aires no tiene la humildad de reencontrarse con una visión de Argentina integrada, que se olvide el peronismo de gobernar el país alguna vez, porque hoy la diferencia que obtuvo el candidato peronista en el balotaje contra Milei en Buenos Aires es 7 veces y media más pequeña que la diferencia que el libertario le sacó a Massa en Córdoba.
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De la misma manera que muchos del Gran Buenos Aires creen que en el Interior hay sólo "agrogarcas", hay muchos hombres y mujeres del Interior que creen que en Buenos Aires, hay sólo "planeros". Hay que terminar con la oposición entre “agrogarcas” y “planeros” en la política de Argentina porque los que existen y son más importantes son las personas que invierten para producir en la industria, en el agro, en la economía del conocimiento, etc. Y la política ha distorsionado de una manera muy mendaz esa realidad que la Argentina necesita recuperar.
AO JL
