En diálogo con Jorge Fontevecchia por Radio Perfil (FM 101.9), el economista Carlos Quenan subrayó las similitudes y matices entre Marine Le Pen, en Francia, y Javier Milei, en nuestro país. “Plantean a la clase política como problema”, remarcó y agregó que el representante del movimiento libertario es un “fenómeno que está en primera fase”.
Ayer publicó un tweet en el que llamaba a personalidades francesas y francolatinoamericanas a votar por Macron para evitar el avance de la ultraderecha. Quisiera preguntarle por este concepto de "cordón sanitario" que considera a la extrema derecha como un virus.
La intención de ese mensaje, enviado por Twitter que firmamos con más de 40 personalidades, fue alertar a los problemas que plantearía la elección de Marine Le Pen como presidenta de Francia en varios planos. En el político y económico, las medidas demagógicas pueden generar problemas mayores. Y, en segundo lugar, plantea dificultades para la construcción europea porque replantea las relaciones con Alemania, la preferencia nacional respecto de los no franceses y también que la Constitución francesa debe estar por encima de las normas europeas, lo cual generaría nuevas tensiones.
Sus ideas llevan a un cuestionamiento de los valores republicanos y humanistas que están presentes en la legislación francesa y que constituyen un ingrediente importante de lo que proyecta Francia hacia el mundo. El ejemplo de la preferencia nacional, sería introducir restricciones para los no franceses en cuanto al acceso de la vivienda social y otros derechos, lo cual es contrario al principio de igualdad.
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De ahí es que se plantea la idea de un cordón sanitario, una barrera frente al progreso de la extrema derecha francesa que ya tiene sus representantes en el contexto europeo con los gobiernos de Hungría y de Polonia. Ellos plantean tensiones sociales que se dieron en Francia como consecuencia de las dificultades que introdujo la pandemia: la incertidumbre de la guerra y la idea de bloquear el avance de la extrema derecha que, en el caso de Le Pen avanza enmascaradamente.
Diluyó algunos de sus planteamientos más radicales como la salida del euro e intenta ganar terreno presentándose como adalid de ciertas reivindicaciones económicas y sociales que eran patrimonio de la izquierda. Al mismo tiempo, Macron es en esta confrontación quien tiene la mayor estatura y plantea soluciones e ideas que pueden permitir abordar los problemas socioeconómicos y ambientales razonablemente.
Haciendo un espejo con la Argentina. En la Argentina tenemos el fenómeno Milei, incluso Espert, que crecen geométricamente. ¿Se podría decir que en el caso de Francia lo que se podría llamar el virus de la extrema derecha empezó a amainar y mientras que en el hemisferio sur está en su apogeo?
Con la extrema derecha hay cuestiones que afectan de manera general al mundo occidental. La pandemia, la degradación de las condiciones económico sociales, sumado a dificultades ya existente, como en el caso de América Latina de una gran fragilidad en esos planos que no es igual a la Unión Europea que ha tenido más recursos para atenuar estos problemas. Eso no ha impedido ni atenuado la presencia de estos sectores de extrema derecha que suelen plantear soluciones simples ante temas complejos. Son soluciones falsas. Parten de criterios simplistas de la realidad.
En el caso de Francia comparado con Milei es difícil porque no tiene los mismos matices. Sí tiene una orientación general de irrumpir con discursos virulentos de una crítica a una clase política, que en el caso de Milei está muy claro y en el caso de Marine Le Pen, habla de la dirigencia mundialista europeísta, o la elite, la burocracia de Bruselas.
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Entre la extrema derecha de Le Pen y Milei hay una similitudes, plantean a la clase política como problema. En el caso de Marine Le Pen, el atenuar su discurso forma parte de que tiene que ampliar su radio de influencia. En la medida, en que progresa en los porcentajes de las encuestas, tiene que ampliar su influencia a sectores que no son el núcleo duro de esa extrema derecha.
En el caso de Milei, estaríamos en el comienzo de una trayectoria que lleva a endurecer, a marcar la identidad, planteando algo más liberal extrema, que tiene similitud con la extrema bolsonarista. En Francia hay más elementos de intervencionismo del estado, al menos en el discurso. Milei es un fenómeno que está en primera fase de desarrollo.
Jorge Elías (JM): En la primera vuelta se vio una declinación de los partidos tradicionales que prácticamente desaparecieron. ¿Cómo se explica la captación de la ultraderecha de la clase obrera y los jóvenes?
La desaparición de los partidos tradicionales habla del grado avanzado de un proceso que se venía dando desde el 2016. La propia irrupción de Macron con su partido centrista, La República en Marcha, es una expresión de eso que deriva en 2017 en una pérdida de votos del Partido Socialista que obtuvo apenas el 6% de los votos.
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Ahora ese proceso va más allá porque la gran víctima es el otro ex gran pilar: el Partido de los Republicanos, el antiguo pilar del bloque de derecha frente al de izquierda. Asistimos a un cambio en el paisaje político donde hay tres bloques: el centrista y mayoritario en cuanto a primera minoría, de Macron que sacó 28% de los votos, Marine Le Pen con un 23% , un polo fuerte de extrema derecha y con un 7% de Zemmour, otro candidato de extrema derecha, aún más radical, que apareció en el último período como un outsider.
Es decir, la extrema derecha, si contamos todo eso, tiene más del 30% en esos tres tercios en los que se divide el Estado. La cuestión de cómo ganan terreno en los obreros y los jóvenes, es algo que se viene desarrollando. Fueron perdiendo peso el Partido Comunista y Le Pen incentivó y acentuó un discurso de reivindicaciones,como el del poder de compra, que le sirvió por el tema del alta de precios en Europa.
Se conjugan varios sectores, junto con la despolitización que juega como sensación de corto plazo, porque el poder de compra progresó y bajó el desempleo.
CB PAR