MODO FONTEVECCHIA
Apertura Modo Fontevecchia

Día 134: ¿La clase media se pone en marcha?

La movilización estudiantil reclama la importancia de la educación pública como ascenso social. Desfinanciar la universidad pública es volver un país más injusto y obstaculizar el desarrollo de uno de nuestros mayores capitales.

20240326 Universidad de Buenos Aires (UBA)
Universidad de Buenos Aires (UBA) | CEDOC

“La universidad pública pone a la Argentina en la vidriera mundial en relación a la exportación de ideas. Con 5 premios Nobel, escritores argentinos reconocidos mundialmente y científicos que son requeridos por todo el mundo, se reconoce en Argentina un país con nivel cultural relativamente alto a pesar de su bajos niveles de desarrollo económico, productivo y sus crisis económicas cíclicas”, sostuvo Jorge Fontevecchia en la apertura de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1)  del lunes 22 de abril del 2024. 

“Mi hijo el dotor” es una obra icónica del teatro argentino dirigida por Florencio Sánchez. Si bien fue escrita en 1903, antes de la reforma del año 1918, escenifica la importancia que tiene en nuestro país la educación pública como clave del ascenso social. Se podría decir que la importancia de la educación pública es una de los consensos que tiene prácticamente todo el espectro político. Ser hijo de un obrero, albañil o peón rural e ir a la universidad es algo que, con muchos esfuerzos y adversidades, se puede hacer en nuestro país, y en muchos casos, si el joven avanza en su carrera, puede significar un cambio de situación socio económica con respecto a sus padres. La dinámica social ascendente es uno de los objetivos de las sociedades desarrolladas y capitalistas del mundo. En el caso de la Argentina, es una demanda y una expectativa social que tenemos desde hace más de un siglo.

Eso es lo que se percibe en juego con el recorte presupuestario a las universidades que está llevando adelante el gobierno de Javier Milei. Por eso, la movilización universitaria es impulsada por toda la comunidad, rectores, decanos, profesores, graduados, estudiantes y por todo el espectro político salvo el PRO y los libertarios. Desde el Radicalismo representado por la Franja Morada, conducción de la Federación Universitaria Argentina, hasta el trotskismo. 

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Los referentes universitarios ajustan detalles de la marcha y debaten si habrá oradores 

El importante dirigente del radicalismo y vicerrector de la Universidad de Buenos Aires,  Emiliano Yacobitti, señaló en una entrevista televisiva que la situación de las universidades públicas es “delicadísima”. “Nadie puede imaginarse una Argentina sin universidades públicas”, sostuvo el vicerrector. 

Desde una mirada estudiantil, el Presidente del Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas de la UBA, Tomas Garcia, explicó la importancia de la marcha estudiantil y la definió como un “reclamo legítimo”. “La marcha se convoca para defender a las universidades, que es de lo poco que funciona bien en el Estado”. 

A su vez, uno de los representantes estudiantiles del Partido Obrero, Guido Marotta, convocó a la marcha del 23 de abril y aseguró que esta es un “punto de partida de un plan de lucha” para defender a la educación pública. “Si nos unimos estudiantes, docentes y todo el pueblo argentino podemos derrotar este plan de guerra del gobierno de Milei”.

Al mismo tiempo, la dirigente estudiantil de Patria Grande y Consejera Superior Estudiantil de la UBA, Catalina Kaplán, declaró que el 23 de abril la movilización se dará contra la decisión de Javier Milei de “cerrar las universidades públicas”. “La sociedad argentina en su conjunto va a salir a decirle a Milei que no estamos dispuestos a que nos saquen nuestro derecho a estudiar”,  afirmó la Consejera. 

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En general, las grandes movilizaciones del movimiento estudiantil son anticipatorias de reacciones del conjunto de la sociedad, cuando logran conectar con los reclamos del movimiento obrero. “Obreros y estudiantes, unidos y adelante”, era una de las consignas del Cordobazo. Justamente un alzamiento obrero y estudiantil contra la dictadura de Ongania en 1969, un año después del Mayo Francés, que fue otra expresión de un proceso de movilizaciones encabezadas por obreros y estudiantes que pedían el fin del imperialismo.

Se podría decir que el espíritu de la universidad pública argentina es producto de la reforma de 1918, un proceso de movilización estudiantil que transformó la universidad. El fenómeno fue en Córdoba, la universidad más antigua del país. Anteriormente, los cargos docentes eran heredados, la iglesia tenía mucha influencia en el contenido y los estudiantes no tenían ninguna participación en las decisiones de la institución. Luego de las tomas, movilizaciones y asambleas, se concretó la autonomía universitaria, la libertad de cátedra y los concursos docentes.

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En el año 1989, se dio la protesta a la Plaza Tiananmén, donde se viralizó un video con tres tanques chinos que no logran avanzar por un estudiante que paraliza al primero de ellos, de hecho, esta imagen fue utilizada como icono de la libertad de expresión en la Revista Noticias. La historia de la Plaza de Tiananmén fue probablemente la mayor discusión política y pública del régimen chino.  

Otro de los procesos importantes en la formación de la universidad pública fue la marcha por llamada “laica o libre”, que se desempeñó luego de una ley de educación superior promovida por la iglesia católica, que permitía a las universidades privadas otorgar títulos habilitantes oficiales.. Esto fue considerado como un ataque a la educación laica, pública y gratuita. A su vez, los defensores de la educación privada y religiosa  también salieron a las calles y llamaron al nuevo proyecto “ley de educación libre”. Durante el mes de septiembre, mientras la ley se debatía en el Congreso, el país se dividió en dos posturas: laica o libre. En medio de ese clima de debate, los estudiantes agrupados en la Federación Universitaria Argentina convocaron a un acto para el 19 de septiembre, donde miles de estudiantes, docentes y obreros se congregaron en la Plaza del Congreso en la mayor manifestación estudiantil. A pesar de semejante demostración de fuerza, en el Parlamento se impuso la idea de la educación libre frente a la de una única educación para todos. 

En general, los gobiernos con una matriz ideológica de derecha ven a la universidad pública con recelo. En primer lugar, las universidades tienen autonomía de contenidos. Es decir, es la propia institución la que a través de profesionales de años de prestigio y carrera definen los programas de las cátedras. Esto genera que muchos contenidos no respondan a los alineamientos de los diferentes gobiernos y los estudiantes puedan conocer teorías críticas de la sociedad o del sistema capitalista en su conjunto. Esta, tal vez, sea una de las razones de la existencia de la política universitaria y la gran cantidad de dirigentes y cuadros que son formados en esa escuela.

De esta manera, en una institución gratuita, jóvenes de distintos estratos sociales empiezan a forjarse en una visión del mundo, rodeados de profesores con diversas ideologías, en contacto con contenido crítico y con una profundidad mayor a cualquier otra instancia educativa.  

Un ejemplo histórico de estos enfrentamientos con la universidad es lo que se llama La Noche de los Bastones Largos en 1966, durante el gobierno de Ongania, que expulsó a muchos científicos importantes y argentinos que se han destacado en el exterior. El 29 de julio de 1966 la Guardia de Infantería rodeó la Facultad de Ciencias Exactas y ordenó el desalojo del edificio. Estudiantes y docentes salieron con los brazos en alto sin imponer resistencia, pero dos hileras de policías los recibieron a golpes de palos y machetes, dando lugar a una represión feroz que detuvo a cientos de estudiantes. Al día siguiente, más de mil docentes renunciaron continuando sus carreras en el extranjero. Aunque las heridas de la represión sanaron con el tiempo, el daño producido a la educación aquella noche sigue siendo irreparable. Probablemente, esa noche fue el principio del comienzo de la decadencia argentina que se constata en las estadísticas a partir de 1965. 

En Argentina hay 2 millones de estudiantes universitarios. Probablemente este, en conjunto con el grado de organización de los sindicatos, sea uno de los mayores escollos para avanzar con los planes de ajustes y contra las reformas del Gobierno. 

A su vez, la universidad pública, pone a la Argentina en la vidriera mundial en relación a la exportación de ideas. Con 5 premios nobel, escritores argentinos reconocidos mundialmente y científicos que son requeridos por todo el mundo, se reconoce en Argentina un país con nivel cultural relativamente alto a pesar de sus bajos niveles de desarrollo económico, productivo y sus crisis económicas cíclicas. 

Según las autoridades de las diferentes universidades, la situación es totalmente crítica. Hay decanos que concretamente dijeron que no podrán comenzar el segundo cuatrimestre por no poder afrontar los pagos de los servicios y los arreglos edilicios necesarios. 

Desfinanciar la universidad pública es volver un país más injusto, más desigual y obstaculizar el desarrollo de uno de nuestros mayores capitales junto a nuestros recursos naturales, que son nuestros profesionales reconocidos mundialmente como el mayor activo que tiene la Argentina. 

VF DC FM