En este año, el de la guerra, con 7.200 civiles muertos, 12.000 heridos, más de ocho millones de refugiados y más de cinco millones de desplazados, la economía global aún sufre la reducción de los suministros de grano, fertilizantes y energía, lo cual se combina con más inflación e incertidumbre económica.
Los precios en alza de los alimentos castigan especialmente a los países pobres.
La guerra ha trastocado las entregas de trigo, cebada y aceite de cocina de Ucrania y Rusia, que eran grandes proveedores para África, Oriente Medio y partes de Asia donde mucha gente sufre inseguridad alimentaria. Rusia también era el principal proveedor de fertilizantes.
Aunque un acuerdo mediado por la ONU ha permitido la salida de algunos cargamentos de comida desde la región del Mar Negro, el pacto tiene que renovarse en estos días.
En Estados Unidos y otros países, el aumento en los precios al consumo avivado en parte por el efecto de la guerra sobre el precio del crudo ha remitido en forma continua.
Eso ha impulsado las esperanzas de que la Reserva Federal rebaje su guerra contra la inflación con subas de tasas de interés que han amenazado con sumir a la economía más grande del mundo en la recesión y hundir a otras divisas frente al dólar.
China abandonó a finales del año pasado los draconianos confinamientos de su estrategia de covid cero, que habían frenado el crecimiento de la segunda economía más grande del mundo.
Persiste el escepticismo sobre los datos del Covid en China
Un invierno menos frío de lo habitual ha ayudado a bajar los precios del gas natural y limitar el daño de una crisis de energía desatada después de que Rusia prácticamente cortara el gas a Europa.
Aun así, los precios del gas y el crudo se mantuvieron bastante altos como para mitigar el impacto sobre la economía rusa, muy dependiente de la exportación de energía tras las sanciones internacionales impuestas tras la invasión.
El Fondo Monetario Internacional recortó sus expectativas de crecimiento global para este año. Los precios subieron un 7,3% en los países ricos en 2022, según el FMI. La cifra casi duplica el 3,9% que había previsto en enero, antes de la guerra. Lo mismo ocurrió en los países pobres, con un 9,9% frente al 5,9% que había estimado.
BL JL