Laura Serra, periodista del diario La Nación, detalló por qué el Frente de Todos tiene expectativas tan bajas de que las iniciativas que envió al Congreso puedan ser aprobadas durante las sesiones extraordinarias. Los motivos, en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
En tu última nota en el diario La Nación, contaste que Alberto Fernández siempre tuvo dificultades para que se aprueben sus iniciativas en las sesiones extraordinarias. ¿Cuáles son las expectativas para las propuestas de este año?
No se esperan buenas noticias para el Presidente en las sesiones extraordinarias, que fueron convocadas a partir del 23 de enero y hasta el 28 de febrero. Hubo un listado de 27 iniciativas que incluyó el Poder Ejecutivo en el temario que envió al Congreso, pero se esperan pocas novedades y escaso avance legislativo en este período.
El principal motivo es la decisión del Gobierno de avanzar con el juicio político a la Corte Suprema y la reacción de Juntos por el Cambio, que ya anticipó que no dará quórum mientras perdure la intención de destituir a los miembros del máximo tribunal.
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Uno de los principales miembros del Gobierno, que está atento a esta situación, es Sergio Massa, quien necesita la aprobación de algunos de estos proyectos antes de que la campaña electoral afecte la dinámica del Congreso.
¿Cuáles son los antecedentes del funcionamiento del Congreso en los años en los que finalizaba un mandato presidencial?
Cuando hay expectativas de cambio de signo político, el Congreso ingresa en una etapa de menor producción legislativa.
Lo que observo este año es que, como el oficialismo no tiene mayoría en la Cámara Baja, y la grieta está más exacerbada que nunca, la producción parlamentaria va a ser mucho menor que la habitual en estos períodos.
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En este momento casi no hay diálogo y están rotos los canales de conversación que supieron tener los distintos brotes.
Algunos integrantes del oficialismo declararon que, más allá del juicio político a la Corte Suprema, el Congreso ya estaba paralizado por la decisión de enviar diputados al Consejo de la Magistratura.
Efectivamente, el año pasado el Congreso ha tenido una escasísima producción legislativa. Se sancionaron apenas 37 leyes, siendo uno de los años menos productivos en la última década y con el agravante de que ni siquiera era un año electoral.
El oficialismo le achaca a la oposición por no querer sacar las leyes que proponen. Esto es cierto, porque el ala dura de los bloques opositores insta a no aprobar ninguna de las iniciativas que envía el Gobierno.
También es cierto que el oficialismo ha actuado como si tuviera mayoría, no ha hecho mucho para instalar canales de diálogo con los sectores opositores y no realizó ningún gesto para consensuar un temario en común.
AD JL