Leopoldo Moreau, diputado nacional, no se resigna a que la Vicepresidenta sea candidata y encolumne tras de sí al Frente de Todos. “Cristina Kirchner es la figura política que reúne la mayor cantidad de voluntades”, remarcó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
Usted sostuvo que la gente en la calle dice “si Cristina no es candidata voy a votar a Milei”. Me quedé muy sorprendido por esta declaración, ¿podría ampliar esto que usted señala?
Yo señalé frente a un periodista que la candidatura de Cristina Kirchner no sólo era demandada por quienes se sienten identificados con el Frente de Todos, sino que también trascendía ese ámbito, y había expresiones de todo tipo.
Desde aquellos que habían manifestado una posición contraria a la trayectoria de Cristina, o que tenían una actitud muy crítica hacia ella, que decían, “la verdad que no la quiero mucho a esta mujer, pero es la única que nos puede sacar de este quilombo”. Por supuesto, esta no es una generalización, son casos que ocurren en la vida cotidiana.
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También me encontré con gente que, en una actitud opuesta, decían que “si no es Cristina, lo voto a Milei”. Eso me generaba una gran sorpresa, porque salta a la vista que la figura de Cristina y la de Milei no tienen nada que ver en términos ideológicos, gestuales, en materia de trayectoria de determinados compromisos, etc.
La interpretación que yo hago de estas expresiones es que, hoy por hoy, la eventual candidatura de Cristina está expresando también una candidatura disruptiva, pero con una gran diferencia con respecto a Milei. La candidatura de Cristina aparece disruptiva en tanto es aquella que está en condiciones de, entre otras cosas, enfrentar a los poderes reales, no ficticios, no ese slogan referido a la casta política, sino a los poderes reales.
A mi juicio, y a juicio de muchos argentinos, esos “poderes reales” son los que ponen límite a un proceso de la sociedad argentina que permita llevar adelante un desarrollo productivo, en fin. Los mismos que tuvo que enfrentar en los dos periodos que le tocó gobernar en Argentina, y es lo que atrajo a muchos argentinos que apoyaron esa propuesta sin identificarse ni con la historia del peronismo, ni con la propia historia del peronismo.
Se sentían interpelados en tanto la gestión se traducía en mejores condiciones de vida, en mejores salarios en su ámbito familiar, poder crecer, comprarse un auto, hacer una habitación nueva en su casa, o un comerciante que tenía la posibilidad de abrir un nuevo local, o un industrial que se expandía generando más puestos de trabajo.
Hay una memoria colectiva que lleva a que la gente imagine que, ante una situación tan complicada como la que estamos atravesando, la figura de Cristina trasciende un ámbito estrictamente político partidario.
Pensaba que su condición de periodista hace interesante esta interpretación. Como usted dice, Milei y Cristina representan lo opuesto desde el punto de vista ideológico. El punto en común que usted encuentra es que ambos son disruptivos. ¿Puede ser que en realidad “la casta” no son los políticos, sino los poderes fácticos, entonces Milei hace un mal diagnóstico de una situación correcta?
Efectivamente es lo que yo pienso.
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En todo caso, la casta real, que son los poderes fácticos, incluso Javier Milei actúa de imán, atrayendo a la centroderecha más a la derecha para no perder competitividad electoral. Milei es instrumento de los poderes fácticos.
¿Encuentra algún paralelismo con los desencantados del Partido Comunista que, después de la caída de la ex URSS, se fueron hacia la derecha, con Marine Le Pen?
Yo siempre he tenido la tendencia a no igualar situaciones que se dan en el continente europeo con las que se dan en nuestro continente y nuestro país, por una serie diferencias que no vale la pena ahora enumerar, pero hay algo de eso.
Lo que sucede es que la democracia está frente a una crisis profunda. Esa crisis no sólo es la que atravesó América Latina en su momento. Ahora está “pegando la vuelta” y los resultados electorales en países de América Latina van reencauzándose con lo que se denominó, en su momento, “la década ganada”. Un ejemplo de esto fue el triunfo de Lula en Brasil.
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Pero sí es cierto que hay una crisis de la democracia producto, a mi juicio, de la crisis que está atravesando el sistema capitalista, como consecuencia de un fenómeno de concentración que no registra precedentes.
Para poner un ejemplo, en la pandemia hubo doscientos millones de seres humanos que perdieron el trabajo y seiscientos cincuenta personas que obtuvieron ganancias extraordinarias. Ahí hay un quiebre que, evidentemente, ha generado una profunda insatisfacción que pareciera que el sistema democrático no puede resolver.
Entonces, se generan este tipo de fenómenos, en los que la derecha, o más bien la ultraderecha, también se conforma con quienes venían de posiciones de izquierda y comienzan a pasarse a este tipo de ideologías.
Pablo Freire decía que “la fuente del opuesto es el opuesto”, ¿puede estar esto relacionado a la confluencia de estas personas en su preferencia entre, por ejemplo, Cristina Kirchner y Javier Milei?
Eso me parece ya más difícil para coincidir. Lo que creo es que, frente a determinadas situaciones, están quienes expresan o representan la rebeldía.
Sin lugar a dudas, Cristina representó la rebeldía, rompiendo con determinados modelos de cómo llevar adelante los procesos políticos y muchas veces ha sido políticamente incorrecta, no en sus manifestaciones, sino en los hechos.
Ser políticamente incorrecta le permitió, a mi juicio, encabezar una de las mejores etapas del proceso democrático que abrimos en el ‘83. En términos de dar a la sociedad oportunidades a través de la inserción social, inserción laboral registrada, llevar adelante proyectos de desarrollo científico-tecnológico, volver a jerarquizar a los investigadores del CONICET, generar 19 nuevas universidades.
Creo que todo eso lo pudo llevar adelante porque tuvo esa actitud de rebeldía frente a los poderes fácticos.
Alejandro Gomel (AG): Hoy es un día importante, va a hablar la Vicepresidenta. Si finalmente mantiene su posición de no ser candidata, ¿hay una posibilidad de que Sergio Massa pudiera ser una buena síntesis de una salida hacia adelante?
Yo tengo una definición propia frente a esto. Creo que hasta último momento hay que hacer los máximos esfuerzos para que la candidata sea Cristina.
No solamente por lo que acabamos de conversar. Creo que sigue manteniendo una capacidad competitiva en términos de adhesiones y votos que supera largamente a cualquier otro candidato, no solamente del Frente de Todos. Cristina es la figura política que reúne la mayor cantidad de voluntades. Pensar en ello es absolutamente legítimo, porque en las elecciones se gana o se pierde.
Pero además, creo que tiene condiciones de estadista, y eso la destaca con respecto a todos los otros candidatos. Ha sido capaz de ir poniendo en agenda, a pesar del hostigamiento, la estigmatización y la persecución, o quizás precisamente por eso, los temas que no aparecen en ninguna otra candidatura.
Por ejemplo, no hay ningún candidato a presidente que discuta el problema de la deuda externa, ninguno dice qué va a hacer con ese problema, que es uno de los problemas estructurales más importantes que deberá afrontar el futuro gobierno.
Ha puesto en agenda el tema de la economía bimonetaria, una de las razones, no la única, de la inflación. Ha puesto en discusión que vamos a hacer con nuestros recursos naturales, cómo los vamos a cuidar, preservar, y aprovechar en términos de acumulación de riquezas.
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Además, intentó poner en agenda la cuestión de la ruptura del pacto democrático. Esto incluso hasta pasó por alto, pero lo hizo desde lo discursivo y desde lo práctico, se ha juntado con muchos a hablar del tema.
Lo que sucede es que, esa tarea, la de la reconstrucción democrática, o la de la generación de un acuerdo político para enfrentar esos problemas estructurales, se ve permanentemente obstruida por quien, desde la condición de titulares de los medios hegemónicos, demonizan inmediatamente a quien va a tener un diálogo con Cristina Kirchner, ponen una barrera inmediatamente.
Eso también explica la fragmentación política que estamos viviendo y el aprovechamiento que desde la antipolítica hacen figuras como la de Milei.
FM JL