Mario Santucho, hijo del guerrillero marxista Roberto Mario, manifestó que Lula "va a tener que convivir con un parlamento de ultraderecha" y que "está aportando mucho al campo democrático". Asimismo analizó la tendencia global de la nueva derecha. "El gran desafío es cómo no dejar que el malestar social se consolide", sostuvo en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
¿Cómo es tu visión de lo que pasó anoche con las elecciones en Brasil?
Es ambiguo, no se cumplieron las expectativas, pero no fue tan malo para Lula y para la izquierda en general. Pero sí fue llamativo y preocupante la mejor elección de Bolsonaro y su fuerza de derecha. Hay que entender qué está en juego con esta ultraderecha muy desafiante de los consensos básicos de la hegemonía occidental en lo que va del siglo.
Bolsonaro hizo más de cinco puntos más de lo que se esperaba, está en una posición más competitiva para la segunda vuelta, que debería ganar Lula. Pero llama mucho la atención la elección que hizo en otros campos, sobre todo en el Senado, donde muchos candidatos del presidente hicieron una elección sorprendente. El bolsonarismo demostró ser un movimiento consistente, no podemos esperar que sea pasajero ni que se vaya a diluir.
Vos me acercaste tu nota titulada Lula va a ser muchos Lulas, ¿cambia en el algo tu perspectiva respecto a ayer?
Para nada, al contrario, confirmó un poco esa mirada que plantea Breno Altman, que es un viejo cuadro del Partido de los Trabajadores: lo que preocupa es que, paradójicamente, la capacidad de cuestionamiento del orden existente está en el campo de la derecha.
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En el 2018 Bolsonaro fue apoyado por las elites internas, los grandes medios y los principales grupos empresariales. Pero si bien estos actores vieron con simpatía la asunción de Bolsonaro para hacer caducar el lulismo, hoy por hoy, Bolsonaro aparece como una amenaza para estos mismos actores sociales. El actual presidente, sin moderarse, consigue una elección muy importante en primera vuelta.
Lo que pone en duda es un posible gobierno de Lula (que sigue siendo lo más viable) es que no solo van a tener que liderar una coalición muy amplia (con sectores que no piensan igual que el Partido de los Trabajadores), sino que van a tener que convivir con un parlamento de ultraderecha. Por eso la pregunta es qué tipo de gobernabilidad es posible.
El posible escenario argentino con las elecciones brasileñas
¿Cómo creés que esto afecta al escenario electoral argentino el año que viene? ¿Hay un mayor acercamiento a posiciones cercanas a una derecha más dura, este resultado oxigena a los halcones del PRO o a los libertarios?
Sin dudas, hay que leerlo de esa manera, hay que entender la causa de este formato político que se está extendiendo globalmente. El modo de gobernabilidad que se impuso durante este siglo y que implica esta especie de péndulo entre un neoliberalismo "hegemónico", esa idea de un mercado que organiza el horizonte productivo, y que fue compensada por los gobiernos progresistas de Latinoamérica sin terminar de cuestionar eso, genera un tipo de sociedad con mucho malestar.
Chile que era el gran modelo de desarrollo neoliberal entró en crisis. Pero los que eran gobernados por el progresismo, también. Hasta hace poco era difícil imaginar una derecha de masas. La novedad es que esta derecha extrema es la que expresa el malestar de los sectores que están enojados por todos los problemas sociales.
Como sucedió en el interior del Partido de los Trabajadores, en Argentina también va a estar presente esa discusión: tener un planteo más moderado, tratando de ocupar el centro o recuperar una identidad más clara vinculado a que la izquierda quiera ir hacia una opción superadora y no solo defensiva.
Concretamente sería: ¿Si el candidato tiene que ser Massa o Cristina Kirchner misma?
Exacto, algún candidato con fuerte identidad kirchnerista (incluyendo a Cristina) o Massa, apostando a una opción similar a lo que fue Alberto Fernández en 2019.
El rechazo a Bolsonaro del establishment construyó la idea de una coalición democrática, ya que Lula juntó a todos los que habían estado en contra suyo antes, pero aun así no le alcanzó. ¿Entonces es un rechazo inamovible al PT, como sucede con el kirchnerismo en nuestro país?
Eso habría que confirmarlo en la segunda vuelta. Pero algo importante para aclarar, en realidad Lula es un vencedor en esta elección. Él venía de ser demonizado por todos esos sectores del establishment, estuvo en la prisión, después de haber sido, quizá, el mejor presidente de la historia de Brasil.
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Viendo la trayectoria reciente, y el lugar de dónde viene, Lula fue un fenómeno político impactante. Está aportando mucho al campo democrático. No parece restarle votos a Bolsonaro habiéndose convertido en alguien revulsivo para ese establishment que mencionábamos.
La pregunta es si el establishment es productor de consenso. En el fondo está el malestar de la mayoría con el orden que plantean los principales sectores de poder, la desconfianza profunda con los medios es un claro ejemplo.
AO PAR