MODO FONTEVECCHIA

Miguel Ángel Broda: "Hay talento para sacarnos de este pantano: Lacunza, Laspina y Melconian son un lujo"

"Argentina hoy es como una persona que está tirada en el suelo con un montón de pesas que le impiden levantarse", graficó el economista.

Miguel Ángel Broda
Miguel Ángel Broda | Telam

Miguel Ángel Broda está al frente de un estudio del que salieron varios de los economistas más influyentes en la política argentina. Opina que el próximo presidente "no puede ser un chanta". Las tareas económicas de la próxima gestión, cómo salir del cepo y las dificultades económicas del pasado gobierno de Mauricio Macri, en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).

Además de Gabriel Rubinstein y José Luis Espert, Luis Secco y Javier Milei. ¿Cómo puede ser que un solo estudio, y estoy seguro que me estoy olvidando de la mitad de analistas, haya concentrado tanta cantidad de economistas que luego fueron relevantes e incluso pasaron a la política?

Luciano Laspina, Carlos Melconian, Rodolfo Santangelo también.

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No lo sé. Muestra mi inhabilidad para conservarlos, así que no es tan positivo, pero claramente los tres equipos económicos de la oposición han pasado por la fábrica, por así decirlo. Cada uno con sus pensamientos, pero la verdad es que hay una unificación de diagnóstico sobre los problemas que eventualmente se heredarán.

Me parece que, como usted plantea, más allá de que pueda haber un diagnóstico compartido, pueden haber terapias o remedios distintos propuestos por cada uno de ellos, lo que indica, a priori, una apertura mental de su estudio, de que no es una estructura dogmática, sino que todo por el contrario. 

El Estudio es una búsqueda de la verdad. Mi intención es tener personas a las que les pique el bichito de buscar información y de entender. En algunos casos, fui exitoso y en otros no. De todos los que nombró, mi interpretación es que el mayor coeficiente intelectual es o era el de Javier Milei.

Sin embargo, no fue capaz de lograr que los avances, leyendo teoría económica, que es fundamental para entender qué pasa, fueran traducidos en interpretaciones del diagnóstico de la realidad.

Fui un voto vencido con Milei, porque no conseguí que hiciera el puente, pero eso fue hace tantos años que, obviamente, hoy es un economista profesional o un político siendo un economista profesional muy diferente.

Pero bueno, en el afán de conocer, saber, entender y de tratar de llenar los agujeros lo que falta es la transparencia del Estado, probablemente es el motor de alguna de las vocaciones de gente muy exitosa y mejor que yo que pasó por el estudio.

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Me gustaría, dado que la Argentina necesitará economistas muy importantes en el futuro, entender esa diferencia entre el coeficiente intelectual y luego la capacidad de razonar con mayor éxito. ¿Hay algo de la inteligencia emocional que hace a un economista un gran economista y que pueda hacer un gran economista un gran economista?

Sin duda el IQ es un elemento de los líderes o los exitosos en las tareas que realizan, se necesitan muchas cualidades para ser el líder, ministro o encabezar un equipo que no solamente es un buen coeficiente intelectual, que todos tienen, sino que meditan capacidades diferentes.

Una de las cosas que más preocupa es que, después de las PASO, el talento que haya en los tres o cuatro personas que están trabajando en la oposición no se unan, porque muchos tienen la ambición de ser ministro y ministro queda uno solo, pero el resto, claramente, para la situación que recibe el próximo presidente, es una de complejidad tres o cuatro veces peor de la que recibió Mauricio Macri. Necesitamos a los mejores, sobre todo, solicitar la ayuda de argentinos destacados que hay en el exterior y que están dispuestos a ayudar, que están en países como Colombia, Perú, Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil.

Tampoco nadie entiende cómo es posible que estemos acelerando la decadencia en el único pais que era rico y se hizo pobre. Argentina es como si fuera un cuerpo humano y todos sus órganos tomados. Hay que armar el mejor equipo económico posible sabiendo que la llave será el presidente porque las decisiones siempre son políticas y habrá que elegir algún presidente que lleve la sangre, frene la aceleración de la decadencia y entienda la necesidad de cambiar, de hacer un punto de inflexión de la historia argentina, de cambiar por un nuevo sistema que nos haga normales, como es el resto del mundo, con algunas dificultades, porque nuestra realidad lleva a que la normalidad sea hacer un conjunto de cosas que hoy no están de moda en el mundo.

Tuvimos una oportunidad en los ‘90, porque el mundo creía en el equilibrio fiscal, en un rol más pequeño del Estado, menor política industrial, donde el Estado elige quién gana y quién pierde. Hoy el mundo es diferente, y nosotros tenemos que ir al Consenso de Washington para Mar del Plata cuando el mundo está yendo para Rosario.

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¿Lo incómodo si le pregunto quién cree que sería el presidente que estaría en mejores condiciones de producir ese cambio de la decadencia a la recuperación del crecimiento sostenido?

Tengo más claro los que no deberían ser. En la página 31 de La Nación de hoy, al final, hay un artículo de Enriquez, que responde quién no podría ser, o sea, quien sea presidente no puede ser un chanta. En ese contexto, da la sensación de que queda entre Horacio Rodríguez  Larreta y Patricia Bullrich. Conozco más a Horacio, que fue secretario de la fundación durante cinco años, y mucho menos a Patricia.

Los programas económicos y el programa de la Fundación Mediterránea que puede estar o ser el elegido, está mucho más adelantado de lo que se estaba a esta altura del año en la administración de Macri, hay un progreso importante, pero no sé quién sería mejor.

En función de los candidatos a ministro, el de Larreta tiene un 50% de probabilidades de que se haga lo que el equipo económico cree que hay que hacer y cualquiera de Patricia, sea Laspina o Melconian, cree que hay un poco más de probabilidad del 50%, pero hoy, en mi cabeza, aún no tengo claro cuál es la mejor metodología.

Cambiar de régimen es necesario, y veo a Argentina en el punto de inflexión de la historia de que gana la oposición, pero de un proceso largo. Hay diferencias entre los equipos y los candiatos a presidente sobre la secuencia entre estabilidad y las reformas para aumentar la productividad, que son estimular inversión y competencia, el timing entre las dos cosas que son necesarias tiene matices diferentes y, a lo mejor, hay presidentes que apretarán el acelerador de uno y de otro a diferentes velocidades. 

Tengo una visión optimista. Argentina hoy es como una persona que está tirada en el suelo con un montón de pesas que le impiden levantarse. En los equipos económicos opositores veo un intento de sacarles las pesas, regular, estabilizar, de sacarnos de la estanflación. El PBI per cápita de este año es 16% menor que el del 2011. Tenemos una alta inflación.

A veces, en mis charlas hay un globo terráqueo y un país que está en Saturno. Cuál será el próximo gobierno y éste tratará de pedir la misión de entrar al mundo. Ahí, tengo la idea de que hay mucha gente que percibió la decadencia que no hubo antes y, me parece que en las clases populares está la sensación de decir “basta” y “tenemos que hacer que mi hijo no sea más pobre que yo”.                             

Somos una máquina de perder oportunidades. El mundo nos está dando una chance muy grande. No estoy seguro, obviamente no lo voy a ver, pero estamos por iniciar un camino de normalización.

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¿Leyó el libro “Desenredar la Argentina” de Luciano Laspina?

Estuve en la presentación y conozco los capítulos importantes y tuvo ayudas importantes de economistas que entienden cada uno de sus temas. No lo leí de punta a punta, pero el último capítulo sí.

Dado que conoce lo suficiente a Melconian y Fundación Mediterránea, como así también a Laspina, ¿cree que alguno de los dos está mejor preparado para la primera etapa de lo que vendrá el 10 de diciembre?    

No tengo la respuesta.  

Probablemente haya más gente trabajando con Melconian, Enrique Szewach, Daniel Artana. Hay talento para sacarnos de este pantano. Lacunza, Laspina y Melconian son un lujo.

La discusión de la salida del cepo

¿Hay que salir del cepo a lo largo de un proceso de un año, como dijo Larreta, o cree que es posible salir inmediatamente? 

Es imposible salir inmediatamente. Es imposible hacer un programa de estabilidad inmediatamente.

Primero, se necesita preparar un terreno de ajustar de precios relativos, tarifas a precios justos y tipos de cambio, porque, de lo contrario, si se hace un plan de estabilización sin ese preconcepto, las expectativas lo derrumban.

El próximo programa tiene que ser creíble y, para eso, tiene que tener una secuencia adecuada donde sí se empiece a regularizar y liberalizar. Pero de ninguna manera creo que se pueda tener un tipo de cambio único el 11 de diciembre si gana la oposición.

Permítame leer la página 119 del libro de Laspina, que habla de la secuencia óptima de las medidas, y dice “como ocurre en la buena gastronomía, en una receta, la secuencia con la que se combinan los ingredientes es tan importante como contar con todo lo necesario". La secuencia con la que se combinó los ingredientes en el 2015, saliendo del cepo inmediatamente, ¿fue correcta o también en ese momento era mejor salir del cepo después de acomodar los precios relativos?

En agosto de 2015, escribí una editorial de carta en donde decía las pocas chances que tenía Macri de tener éxito cuando, aún cuando compartía sus ideas generales.

Salir del cepo inmediatamente maximiza el agujero fiscal y externo, obliga a pedir prestado continuamente y abre un horizonte riesgoso. En algún momento el acreedor se aviva, como sucedió en abril de 2018.

A mi juicio, fue un error haberse basado en un principio teórico de un paper que básicamente decía “los precios están a 14, por lo tanto, salimos del 9,20 y llegamos a 14 y no va a haber incremento del nivel de precios". Mi sensación es que esa lección se aprendió. Todos los equipos económicos tienen mucha discusión sobre la sucesión, pero nadie haría un cambio de sistema monetario y unificación cambiaria el primer día. 

¿Cree que en aquel momento hubo ignorancia del equipo económico? ¿El presidente subestimó, se confió demasiado pensando que podía salir del cepo el primer día casi como gesto político de fortaleza?

Lo había prometido audazmente y lo quiso hacer. Es un equipo económico que había trabajando en una línea y que dos semanas atrás aparece Alfonso Prat-Gay, es el que maximizó el gasto público en Argentina que nunca fue tan alto como en 2016.  

Si me pregunta qué es lo más importante para el próximo gobierno, si gana la oposición, es que haya unos Jaime Durán Barba y Marcos Peña buenos.

¿Cómo sería eso? ¿Buenos intelectualmente, moralmente o qué quiso decir?

Buenos en el sentido de lo que hay que hacer no se mida con la opinión pública, porque, si se tiene que corregir en un un gran desastre en los primeros tres meses, vamos a tener un 70% de inflación.

Entonces, si se quiere evaluar a los cuatro meses la imagen positiva del Presidente, probablemente sea peor que cuando ganó la presidencia.  En un país con una crisis de la magnitud de la crisis en la que está Argentina, con un capitalismo de amigos, donde el capitalismo caza en zoológico y ordeñando las vacas para su lado, es necesario correr un riesgo que, inicialmente, puede tener costos políticos en términos de opinión pública.

No se puede basar un gobierno en financiarse a mangazos. Nunca tuvimos déficit fiscales y monetarios como los del primer año de Macri. Solamente tuvimos un aujero de esa magnitud durante dos meses en el año 75.

No fue una buena decisión la liberalización inmediata, pero no fue el principal problema. El principal problema fue la gran frustración que se generó, que afectará al próximo gobierno, porque la llave del programa económico es generar credibilidad, y la credibilidad se erosionó con la falta del éxito de la gestión de Macri. 

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¿Cuál cree que haya sido otro gran error del que la oposición haya aprendido para no cometer si le toca ser gobierno, además del de no liberar el mercado cambiario el primer día?

El déficit fiscal, y la demora en el tiempo de tener una meta de inflación o un programa monetario adaptado a algún ancla. Se necesita estabilizar, pero hay que ponerle nafta al auto antes de que comience a andar, necesitás realizar tareas previas.

Mencionó y nos aclaró que un Durán Barba y un Marcos Peña buenos serían unos que tengan en cuenta el índice de popularidad del Gobierno cuando las consecuencias positivas se vislumbren, no al principio del plan, porque usted afirma que el primer trimestre habrá que tener 70% de inflación. ¿Qué imagina que ocurrirá luego, cuando esa inflación comienze a bajar, llegando al cuarto trimestre? 

De triunfar los sectores opositores de los que estamos hablando, imagino un intento de ir a 2% o 3% de inflación promedio del segundo semestre del 2024, y un programa de estabilidad robusto para normalizar la economía a lo largo del 2025.

¿Con un aumento de los precios de las tarifas y la eliminación de los subsidios? ¿Eso aumentaría la inflación en los primeros tres meses?

También el tipo de cambio, los precios justos y la inflación reprimida que tenemos hoy.

Tenemos 6% de inflación, que probablemente sea un piso de ahora en adelante, contra un atraso cambiario de magnitud y un programa de financiamiento inconsistente.

El subsidio al transporte sube este año en términos reales, y la reducción de los subsidios de energía son bastante menores de lo pensado, así que hay que poner en orden la casa y, mientras se esté lavando, no será muy cómoda la vida dentro de esa casa. 

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Respecto de la no unificación del mercado cambiario, pero sí una reducción de la brecha cambiaria, ¿lo que imagina es que inicialmente habrá que hacer una devaluación en algún porcentaje que no elimine la brecha cambiaria pero sí la reduzca?                                   

Sin dudas, se tendría que empezar a desregular y liberalizar en la medida que podamos tener los dólares que hoy no tenemos.

Perdimos 16.000 millones de reservas netas en lo que va del año. Claramente, el año que viene tenemos que tener un superávit comercial de entre 20 o 30 mil millones, si se puede, y en la medida que haya oferta de dólares para atender la demanda reprimida por los controles que tenemos hoy, hay que ir sacando y liberalizando.

Probablemente, eso haya que hacerlo desde el principio. Este es un proceso que tiene que ser creíble. No se puede decir que se quiere unificar el tipo de cambio y pensar que eso tiene un resultado positivo si la sociedad o los mercados no lo creen, así que hay que hacer muchas cosas para ser creíbles.

¿Un desdoblamiento cambiario desde el comienzo sí? 

Con un proceso de ir eliminando controles.      

BL FM