“Al inicio del programa, mostramos imágenes de la llegada a la mesa, podríamos decir, de acuerdo, del Frente de Todos. Veíamos a Olmos, Cafiero, Alberto Fernández, Wado, Máximo, que ayer cumplió casualmente 46 años, sindicalistas como Furlán, Palazzo, y gobernadores como Capitanich, entre otros referentes”, introdujo Jorge Fontevecchia en la apertura de Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9), del viernes 17 de febrero del 2023.
Hay distintas lecturas del encuentro de ayer. El clásico axioma de la sociología que prescribe que, ante la agresión externa, los grupos se cohesionan, puede indicar el miedo del Frente de Todos al posible regreso de la oposición al poder, y, por lo tanto, forzarlos a deponer depongan cualquier lucha interna ante la amenaza que implica lo que ellos llaman “el macrismo” de cara a las elecciones de este año. En la película El Padrino, en determinado momento, se pronuncia la frase: “Bajen las armas y comamos cannolis”, el clásico postre italiano.
Otra lectura es opuesta. Tras la diáspora de la derrota de Cristina Kirchner en 2017 frente al, ignoto en aquel momento, Esteban Bullrich en la Provincia, se generó la idea momentánea de un “macrismo eterno”. La idea de que habría ocho años de Mauricio Macri, ocho años de Larreta, ocho años de Vidal. Sin embargo, en 2018, debido a las devaluaciones, la necesidad de pedir dinero al FMI y la inflación, que se duplicó, el peronismo comenzó a creer en una victoria para el 2019, levantando la consigna “hay 2019”. Después de la derrota de 2021, algunos peronistas creen en salir primeros en las elecciones que se vienen y poder ganarle a Juntos por el Cambio.
En una situación similar, tras la derrota de 2021, hubo una desmoralización en las filas del peronismo, y muchos ya se veían “haciendo las valijas” en 2023. Sin embargo, ahora comienzan a pensar nuevamente en que puede haber 2023, que se le puede ganar a Juntos por el Cambio. Quizás no sea lo más probable, pero aparece la idea de que es posible. Julio César, al cruzar el Rubicón, dijo “alea jacta est” (la suerte está echada), en este caso, no lo estaría.
A tal punto era distinto el clima político en 2022 que Carlos Melconian llegó a decir que “las elecciones de 2023 serían, para Juntos por el Cambio, equivalentes a “patear un penal sin arquero”.
Esas son las dos hipótesis sobre la reunión oficialista de ayer, unidos por el miedo, porque el miedo disciplina, o unidos por el deseo y la esperanza de que todavía pueden ganar.
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Las opiniones previas a la mesa del Frente de Todos
El 13 de noviembre del año pasado, Máximo Kirchner hacía el pedido de una mesa política. “Tiene que haber un lugar donde se debatan las cosas”, decía en una entrevista con Tomás Rebord. Finalmente hubo mesa, y Máximo terminó asistiendo, en el día de su cumpleaños, y sorprendió a todos.
El ministro de Economía, en conversación con Roberto Navarro, decía que “Cristina, Alberto, y yo mismo, tenemos la responsabilidad de construir una propuesta ganadora en 2023, que no depende de deseos personales”.
A principios de mes, Wado de Pedro, otro de los posibles candidatos de la coalición, pedía “apagar las discusiones internas por un rato”, y llamaba a “gobernar y gestionar para que haya empleo, salud, educación, felicidad y libertad para todos los argentinos y las argentinas”.
Otro ausente de la reunión, y de quién se habla como posible candidato, fue Daniel Scioli, que se encontraba en Brasil al momento de la reunión. A Scioli se lo vislumbra, por su plasticidad, como un posible factor de amalgamiento entre los diferentes sectores del Frente de Todos.
Las voces de la reunión
Pablo Moyano, consultado por la prensa luego de la reunión, llamaba a “dejar las internas y empezar a pensar el proyecto de país que vamos a presentar”, mientras que Hugo Yasky declaraba que es “inaceptable la proscripción de Cristina” y que “se le pidió a Máximo que Cristina sea candidata a presidenta”.
Sorpresivamente, una ministra cercana a Alberto, como Victoria Tolosa Paz, planteó que “Cristina tiene que rever su posición con respecto a no ser candidata”.
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Alquimia electoral
Son llamativas las declaraciones, porque lo más probable es que los deseos de Alberto Fernández y Tolosa Paz sean que Cristina no sea candidata. Al mismo tiempo, Cristina Fernández de Kirchner no es una candidata ganadora para la segunda vuelta.
Quien quiera imponerse como nuevo presidente, debe triunfar en los tres ciclos que tiene la elección: primarias, primera vuelta y ballotage.
Un candidato que puede servir para una victoria en las PASO puede ser malo para la primera vuelta, como también puede ocurrir que un buen candidato para la primera vuelta pueda ser un mal candidato para el ballotage. Por ejemplo, es probable que, en Juntos por el Cambio, Bullrich sea mejor candidata en las PASO y primera vuelta que Horacio Rodríguez Larreta, o que Macri sea mejor candidato que Bullrich, pero en segunda vuelta, el mejor candidato seguramente sea Larreta, porque puede ser capaz de captar los votos de aquellos que no son núcleo duro de Juntos por el Cambio.
Lo mismo ocurre en el Frente de Todos. Candidatos que podrían ganar la interna y ser los candidatos del núcleo duro, como podría ser Cristina Fernández de Kirchner, en la segunda vuelta serían los peores candidatos, porque tienen una alta imagen negativa.
La reunión de la mesa del peronismo para tratar de encontrar un camino, primero para las elecciones, y que haya 2023, quizás desemboque en una persona como Daniel Scioli.
Cuando le fabricaron la primera lancha a Daniel Scioli, andaba a menos velocidad que las otras, que pertenecían a competidores con mayor poder económico. Cuando él consultó por esta desventaja, su director técnico le dijo: “vos quedate tranquilo, que los otros van a ir despistando, quedando fuera de carrera, y vos vas a ganar”.
Esa es la expectativa que tiene hoy Scioli respecto del futuro político. Que a Sergio Massa, la realidad económica y la propia oposición lo terminan desgastando, que Alberto Fernández llegue a la conclusión que él no sería el mejor candidato, que Cristina Kirchner vea que es inadecuada para una segunda vuelta, y que Axel Kicillof, que es quien sería más capaz de captar los votos de Cristina, se convenza que lo mejor es ser reelecto gobernador en la Provincia de Buenos Aires, y finalmente, por descarte, sea él el elegido para representar al Frente de Todos.
Nadie puede asegurarlo, pero el peronismo cree que “hay 2023”, y a la mesa de ayer terminaron asistiendo todos los sectores que, anteriormente, la criticaban.
MB FM