Después de varios días de incertidumbre sobre la presencia de Jair Bolsonaro, finalmente estuvo cara a cara con su principal adversario, Luiz Inácio Lula da Silva, y con otros cuatro candidatos en el primer debate de campaña para las presidenciales de Brasil del 2 de octubre. Se trata de las elecciones más polarizadas desde el retorno de la democracia en 1985.
Bolsonaro, de 67 años, le preguntó a Lula, de 76, si pensaba volver al poder para continuar con la corrupción en la petrolera estatal, Petrobras. Tildó a su gobierno como el más corrupto de la historia.
Lula replicó que eran mentiras y acusó a Bolsonaro de haber abandonado la educación durante su gestión y aseguró que, durante su gobierno, creó empleos, inclusión e inversión. Le dijo a su rival que había destruido el país mientras que Bolsonaro le respondió pidiendo que atienda a los más necesitados, que piensa en los más pobres y que la economía está en auge.
Los equipos de campaña de Bolsonaro y Lula pidieron que los candidatos no fueran ubicados juntos. El candidato laborista, Ciro Gomes, tercero en las encuestas, se quejó del cambio en la posición de los candidatos en el piso de televisión.
El debate, organizado en San Pablo por la Rede Bandeirantes, el diario Folha de Sao Paulo y otros medios de comunicación, es el primero del calendario de campaña. Posiblemente haya sido el único.
Lula, presidente de Brasil entre 2003 y 2010, lidera la carrera electoral con el 47% de la intención de voto contra el 32% de Bolsonaro, según el Instituto Datafolha.
Participaron, además de Lula y Bolsonaro, el exministro de Hacienda Ciro Gomes (PDT, centroizquierda); la senadora Simone Tebet (MDB, centro); Luiz Felipe d’Avila (Novo), y Soraya Thronicke (União Brasil).
En 2018, cuando ganó las elecciones, Bolsonaro participó solo en los dos primeros debates. Fue apuñalado durante un acto de campaña y, tras pasar por una cirugía, no volvió a debatir y se volvió clave su presencia en redes sociales.
Lula admitió que hubo casos de corrupción en su gobierno, pero dijo que permitió investigarlos
Lula, con el apoyo de 10 partidos, cuenta con un minuto de televisión más que Bolsonaro (3,39 minutos) y usó su tiempo en pantalla para denunciar que millones de hermanos y hermanas brasileños no tienen qué comer. Sin citar a Bolsonaro, Lula se preguntó “¿cómo un país tan rico pudo retroceder tanto?” y “¿cómo puede no importarle a un gobernante el sufrimiento de tanta gente?”.
Bolsonaro atribuyó la inflación a la pandemia, la guerra en Ucrania y la sequía, al tiempo que prometió mantener en 2023 el programa asistencial Auxilio Brasil, que transfiere mensualmente unos 110 dólares a 20 millones de familias.
JL PAR