MODO FONTEVECCHIA
Psicología del Presidente

Sergio Zabalza: "Milei busca crear perplejidad y goza del sadismo"

Para el licenciado en psicología, la perplejidad es una estrategia de gobierno sumamente nociva que "anuncia el desborde y la violencia". "Cuando una sociedad está enfrentada a eso, tiene como opción la pasividad mortífera o la violencia", explicó.

Sergio Zabalza
Sergio Zabalza | Captura de pantalla

Sergio Zabalza sostuvo que la búsqueda de perplejidad que ostenta Milei es una forma de gobernar que detiene a las personas. "Las lleva a una sumisión y a una pasividad mortífera que es aprovechada por quien ocupa el lugar de poder para hacer uso de esa situación”, aseguró en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Sergio Zabalza es licenciado en psicología de la UBA, magíster en clínica psicoanalítica de la Universidad de San Martín y docente de la diplomatura de estudios avanzados en Psicoanálisis. 

Me gustaría que nos comparta una síntesis de su columna publicada en el diario Página 12 que tituló "¿Por qué Milei elige mear en lugar de cagar?"

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Es una estrategia para generar desconcierto en una parte de la sociedad. En términos precisos, se trata de perplejidad. Hay una sociedad perpleja frente a un presidente cuyo comportamiento es absolutamente inédito y la perplejidad lo que produce es un detenimiento en el trabajo psíquico y en la elaboración necesaria para responder a los estímulos. 

La perplejidad es un mal indicio porque anuncia el desborde y la violencia. En términos sociales, puede acontecer una guerra civil, un saqueo, revueltas y todo tipo de violencias. Es una manera de gobernar, porque detiene a las personas, a veces las lleva a una sumisión y a una pasividad mortífera que es aprovechada por quien ocupa el lugar de poder para hacer uso de esa situación. Todas las manifestaciones públicas, el lenguaje soez, la actitud de degradar al otro, por ejemplo lo que pasó en el colegio cuando se desmayó un alumno y el presidente se burló, ilustran esta posición de sumir a una sociedad en la perplejidad.

¿Cómo explica esta preferencia por mear en vez de cagar?

El hecho de mear, dicho por un varón, hace referencia a una ostentación fálica. La ambición tiene que ver con mostrar la potencia del miembro masculino. Lo que vela esto es precisamente lo contrario, hay una impotencia. Tal como sucede con cualquier sujeto violento, la violencia oculta la impotencia

En este mear que el presidente elige para referirse a la disputa con un gobernador, está demostrando una ambición que vela su impotencia para negociar y tramitar el conflicto de manera civilizada. 

La vida humana es conflicto y el conflicto se puede llevar bien o de la peor manera. Cuando la política está enfocada hacia la negociación, hacia la escucha y hacia lograr soluciones compartidas, vamos bien. Cuando la política va hacia al lado de la violencia, nos enfrentamos con personas que nos amenazan con que nos van a mear.

¿Puede ser que esta perplejidad de la que habla lleve como motor lo que se denomina en ciencias sociales como "ametralladora de falacias"? 

Exactamente, se trata de una catarata de estímulos que no dejan lugar al procesamiento y dejan a la persona en una manera absolutamente vulnerable.

Estaba viendo que la etimología de perplejidad viene de perplexus, donde "per" significa "intensidad" y el verbo "plectere" significa "dar muchas vueltas o enredarse". Es decir, es un enredo intenso y de mucha velocidad.

El enredo tiene la virtud de que propicia un trabajo. Gran parte de la política es enredar el embrollo de la experiencia humana y la complejidad de la vida. La perplejidad no permite un trabajo, implica lo contrario, detener el trabajo psíquico. Cuando una sociedad o una persona está enfrentada a eso tiene como opción la pasividad mortífera o la violencia. 

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Pablo Corso: Se suele mencionar que el presidente fue víctima de violencia por parte de sus padres, ¿cree que estamos viendo las consecuencias de eso?

Creo que no conviene meterse con la personalidad del presidente, sino con los efectos que su discurso causa en la sociedad. Aquí no se trata de diagnósticos, pero podemos tomar rasgos de su discurso. Hay uno decisivo que es el sadismo. La actuación pública de Javier Milei muestra que goza de hacerle daño al otro y eso es sadismo. 

La palabra sadismo viene del Marqués de Sade, un escritor brillante de fines del siglo XVIII que murió en la cárcel y no está claro si murió porque expuso el sadismo que habitaba en ese momento. El término sadismo remite a quien goza de hacerle daño al otro y hay registros cotidianos del presidente que dan cuenta de esto, cuando lanzó el DNU y millones de argentinos navegaban en la angustia y, en la incertidumbre, el Gobierno avisó que había más. Un menor se desmaya a metros del presidente y este lo mira con sorna. 

Me animo a decir que aceptar esto de un presidente anuncia la locura social. El presidente es quien ocupa un lugar de función paterna, tiene que ser un educador y dar ejemplos, y el ejemplo que da es el de la ley de la selva. Esto es grave y me llama la atención que todavía no haya la suficiente reacción como para denunciarlo

En las terapias sistémicas que analizan el comportamiento de un grupo se dice que el sujeto enloquecedor enloquece a todos los sanos. ¿Es posible que el presidente pueda generar algo parecido en el país?

La locura forma parte de la experiencia del ser humano. Hay locura social siempre. A veces, se encarna en algunos sujetos y la solución que las sociedades han adoptado es encerrar a los supuestos locos detrás de un muro para no hacerse cargo de la locura propia

Si una sociedad elige a una persona con rasgos que atentan contra el principio de civilización, la responsabilidad es de la sociedad. Esto significa que la locura ya estaba antes en la sociedad y que lo único que hace el presidente es plasmar, con su actitudes, una locura previa

Enfatizo esto porque, de lo contrario, más allá de que condenemos las actitudes del presidente de la Nación, terminamos con el fácil argumento de pensar que tenemos un loco como presidente y que nosotros estamos sanos. Lo cierto es que la sociedad argentina se merece una reflexión y una autocrítica muy seria para preguntarnos qué hicimos, qué transcurrimos y qué es lo que no hicimos para estar padeciendo a su sujeto que nos puede llevar a situaciones de absoluto desborde y descontrol social.

ADP FM