Un repaso por las designaciones de jueces en Argentina y el mundo y la relevancia de la composición de la Corte Suprema para la comprensión de las perspectivas políticas en un contexto inestable.
Tribunal. La Corte Suprema aún no empezó a tratar ninguna de las presentaciones. |
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“El respeto por la división de poderes es uno de los elementos centrales de las democracias liberales. Ayer el gobierno postuló a dos jueces para la Corte Suprema: el rol de la Justicia es esencial en la política de nuestro país, más que en otros”, indicó Jorge Fontevecchia en la apertura de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1) del jueves 21 de marzo de 2024.
Hace décadas los jueces y tribunales vienen siendo actores fundamentales en las discusiones políticas, tanto en nuestro país como en el resto del mundo, en algunos países más, casualmente los que están atravesados por la polarización, y la Justicia tiene que terminar decidiendo en problemas en los que la política no se pone de acuerdo. Diferentes académicos y periodistas llamaron a este proceso la judicialización de la política. Esto se evidencia en que muchas veces se dirimen confrontaciones políticas alrededor de causas y procesos judiciales contra diferentes dirigentes.
Por otro lado, muchas veces tiene la justicia el rol de árbitro de la Constitución y la República cuando la política ensaya derivas que se alejan de lo permitido.
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Todos recordamos al presidente de la Suprema Corte, Horacio Rosatti, explicando en plena campaña presidencial que la dolarización que proponía Milei no se podía hacer porque era inconstitucional.
Por todo eso, la composición de las diferentes instancias judiciales y en particular de la Corte Suprema es fundamental, para entender las perspectivas políticas que se abren en un escenario inestable como el actual.
El presidente Javier Milei mediante dos jugadas rápidas busca quedarse con una mayoría oficialista en la CorteSuprema.
Ayer, mediante una resolución planteó que el integrante de la Corte, Juan Carlos Maqueda, que cumple 75 años el 29 de diciembre, debe jubilarse. En su lugar propuso a Manuel García-Mansilla. Además, propuso al juez Ariel Lijo para reemplazar a Elena Highton de Nolasco, quien dejó la Corte en septiembre del 2021, y pasados tres años, los sectores políticos nunca pudieron ponerse de acuerdo para nombrar a su reemplazante.
De esta manera, la Corte en diciembre quedaría tres contra dos. Hoy, Ricardo Lorenzetti está en buenos términos con la Casa Rosada y sumado a los dos designados por el Presidente, le daría una Corte de mayoría automática, recordando a la llamada Corte menemista de los 90.
Como sabemos la propuesta de jueces para la Corte Suprema de Justicia por parte del poder Ejecutivo luego debe ser aprobada por el Senado con dos terceras partes de sus votos. Es por eso que Milei si quiere su mayoría automática, deberá valerse de sus aliados del PRO, de algunos senadores provinciales, y además tendrá que seducir necesariamente a una parte del peronismo.
A pesar de lo que podría suponerse, el bloque de Unión Por La Patria está confundido con esta jugada de Milei. Por un lado, pueden ver la posibilidad de terminar con una Corte que perciben como enemiga, que entienden que funciona como “una mayoría automática contra Cristina” y a la que le realizaron un juicio político durante la presidencia de Alberto Fernández. Por el otro, le darían un fuerte poder a Milei para que blinde judicialmente su gestión.
A la actual Corte, con la presidencia de Horacio Rosatti, la atacan tanto desde el gobierno libertario como desde el anterior gobierno peronista, ¿qué nos dice esto? Que probablemente estamos ante una de las composiciones de la Corte más independientes de los últimos años.
A esta Corte se le conocen fallos que han perjudicado a las diferentes facciones de poder y cuando muchos hablaban a favor de la dolarización, fue Rossatti quien zanjó la discusión en ese momento.
Esta es una prueba para el peronismo en general y para el kirchnerismo en particular. Milei quiere avanzar contra la división de poderes, como lo hizo contra el Congreso con el mega DNU.
¿Priorizarán los peronistas sus enfrentamientos con los cortesanos y las causas que tienen abiertas o utilizarán sus bancas para evitar que Milei intente tener una Corte Suprema oficialista?
Por otro lado, los jueces elegidos por Milei también despiertan contradicciones en la bancada peronista. Por ejemplo, el juez Lijo fue quien ordenó la detención del ex vicepresidente Amado Boudou, y García-Masilla fue un reconocido detractor del aborto, causa que en los últimos años el kirchnerismo apoyó fervorosamente, a pesar de no haberla fomentado durante sus doce años de gobierno.
En el caso de Lijo, tiene una muy buena llegada a gobernadores peronistas por diferentes fallos que pueden llegar a servirle para fortalecer su postulación.
En mayo de 2012, el juez Lijo unificó dos causas de la ex Ciccone, y dos años después habló sobre la prevención del narcotráfico. “El delito del narcotráfico debe ser abordado como lo que es, una organización criminal, no como una persecución indefinida de consumidores o de vendedores en los barrios”, señaló.
Por su parte, García-Mansilla hizo una reconocida exposición contra el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, en julio de 2018. “El derecho al aborto no existe”, indicó.
María Eugenia Talerico, ex funcionaria de la Unidad de Información Financiera, se posicionó sobre el nombramiento de los jueces, fundamentalmente Ariel Lijo, y sostuvo que “hoy es un día muy triste para quienes luchamos contra la corrupción y la casta”.
En consonancia con Talerico, en su columna de hoy en el Diario La Nación, Carlos Pagni tituló “Lijo, una bandera de impunidad”.
Mauricio Macri comenzó su mandato con designaciones en la Corte. Postuló a Carlos Rozenkrantz y Horacio Rosatti, quienes primero llegaron por decreto y luego con el aval del Senado. Ambos, luego, presidieron la misma Corte.
Eugenio Zaffaroni decía por entonces, “¿cómo van a ser independientes si dependen de lo que haga el Poder Ejecutivo?”.
Finalmente Zaffaroni se equivocó porque fueron independientes y Macri en su libro, “Primer tiempo”, sostuvo que se arrepintió del nombramiento de Rosatti porque siempre votó en contra de sus deseos e ideas.
Una Corte atacada por los diferentes gobiernos evidentemente es una Corte que incomoda al poder. El ejemplo de las designaciones de jueces conservadores en la Corte de los Estados Unidos problematiza la cuestión.
Donald Trump nombró a dos jueces conservadores. Uno de ellos, Neil Gorsuch, fue visto como una amenaza a la democracia.
La independencia de la Corte es un elemento central. Ayer estuvieron contra la coparticipación que se le asignaba a la Ciudad de Buenos Aires por parte del Gobierno de Alberto Fernández, luego Rosatti declaró contra la dolarización, y Milei teme que se expidan contra el DNU.
Esperemos que el sistema político esté a la altura de las circunstancias y no convalide este ataque a la independencia de la Justicia. La mejor forma de demostrar independencia es que a la Corte la critique tanto un gobierno de un signo como de otro.
