Más allá del súbito faltazo de Nicolás Maduro a la cumbre de la CELAC, Venezuela está en convulsión desde hace dos semanas por las protestas de varios sectores, en especial de los empleados públicos, para exigir aumentos salariales.
Trabajadores de varios gremios marcharon este lunes, aniversario del fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, convocados por la Coalición Sindical Nacional y otras organizaciones.
La protesta lleva el nombre de marcha de las ollas vacías por la dificultad para sobrevivir con un sueldo mínimo de US$7 por mes. Una familia necesita US$350 solo para alimentarse.
El salario mensual mínimo de un maestro ronda los US$10 mientras que el de un profesor universitario varía entre US$60 y US$80.
En las últimas semanas hubo incidentes provocados por grupos de choque afines al régimen que lanzaron piedras y bombas molotov contra la sede del periódico digital Palpitar Trujillano, del municipio de Varela, Estado Trujillo.
En las últimas dos semanas, miles de trabajadores de la salud, docentes, jubilados y estudiantes organizaron grandes protestas contra Maduro frente al atraso salarial.
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El régimen, que espera la liberación de unos US$3.000 millones congelados por las sanciones de Estados Unidos, no ha aumentado los salarios del sector público, incluidos los docentes, desde marzo en un país cuya inflación anual trepa al 305%.
El retraso responde a la estrategia de oficial de reducir el gasto público para frenar la inflación.
Si bien el régimen permitió la libre circulación del dólar, moneda con la cual cobran muchos empleados del sector privado, los del sector público siguen haciéndolo en bolívares y quedan rezagados frente al aumento del costo de vida.
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Fedecámaras, la principal patronal de Venezuela, propuso este lunes discutir un aumento de salario mínimo entre el gobierno, los empleadores y sindicatos en la tercera sesión presencial del Foro de Diálogo Social, que se hará el 30 de enero con el apoyo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
BL JL
