OPINIóN
Desde Madrid

Diario de la peste: la Luna

Mientras Europa ya vive la segunda ola del Covid-19, las grandes potencias corren para ver quien tiene primero la vacuna contra el coronavirus.

Vladimir Putin
Vladimir Putin | cedoc

Hoy hace seis meses que la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia del coronavirus y España es el quinto país con mayor incidencia diaria, en términos absolutos, detrás de Estados Unidos, Brasil, India y Argentina.

Hace un rato, la SER, la cadena de radio más escuchada del país informó que la segunda ola de la COVID-19 en el país es más grande que la primera. Es verdad que menos grave, pero ya estamos por encima de la anterior que nos tuvo tres meses confinados.

Nadie lo diría. Esta tarde iré al cine con mi novia, después cenaremos con amigos en una terraza, hablaremos del trabajo, de libros, de la vida en general y, por supuesto, en medio de tanta normalidad, aparecerá la pandemia. Será, por ejemplo, cuando alguien de la mesa le pregunte al camarero si se puede fumar: no, no se puede, nos dirá. Hay que mantener una distancia de dos metros con la persona más cercana para encender un cigarrillo. No importa que sea tu pareja, un amigo, un socio o un compañero de trabajo. A eso hemos llegado. Somos el país con más restricciones, incluidos algunos confinamientos selectivos de ciudades y, con todas estas medidas, estamos en el top five mundial de incidencia diaria y en Europa, el que mayor tasa de positividad experimenta, un 11,8%, más del doble de lo que la OMS considera óptimo para controlar la pandemia, y seguimos sin conseguir que ninguna autoridad nacional, regional o municipal explique que es lo que ocurre.

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Diario de la peste: problemas del primer mundo

Tampoco se explica lo que cuento del día a día: la normal circulación de los cuerpos como si no pasara nada. El único síntoma es la mascarilla; ya forma parte de la piel. Y la vacuna a la que se espera como la llegada del Mesías.

Ayer hemos tenido el primer contratiempo con la vacuna que se está desarrollando en Oxford. Como es sabido, una persona que recibió una dosis contrajo mielitis transversa, un trastorno causado por la inflamación de la médula espinal. No está claro que haya sido provocado por la vacuna ya que se asocia, entre otras causas, a las infecciones víricas. Los científicos lo consideran lógico en el proceso de investigación, pero la noticia cayó como un jarro de agua fría encima nuestro, en especial, en los gobernantes. Aquí, el presidente Pedro Sánchez, venía diciendo que se esperaba comenzar la vacunación antes de fin de año, en Italia a principios del venidero y Donald Trump, como no puede ser de otro modo, en la víspera del día de las elecciones del próximo noviembre.

Putin quiere evitar otra crisis en su “patio trasero”

Hemos empezado el día, como hemos dicho, con la noticia de haber superado ya las cifras de la primera ola y los bares no se cierran. No podrían. Si se baja la persiana de la economía, cierra el país y después, según se sumen otros, el continente. No se cierra, caiga quien caiga. Por eso la vacuna no solo salvará vidas y gobiernos, también el negocio siendo en sí misma uno de los mayores emprendimientos de los laboratorios a escala mundial. También desde una mirada geopolítica. China y Rusia avanzan con sus prototipos. Los chinos ya han probado su vacuna en cientos de miles de personas sin los protocolos cuidadosos de Oxford, por supuesto, y Vladimir Putin aprobó el uso de su vacuna asegurando que su hija fue una de las primeras inoculadas y "se siente bien".

Parece la carrera espacial de antaño. Pero no solo lo parece. Muchos recordarán que cuando en 1969 la nave Apolo 11 estadounidense entró en órbita lunar se encontró con el satélite Luna 15 de los rusos. Ellos ya estaban allí. Vladimir Putin ha bautizado a su vacuna con el nombre de Sputnik V, en referencia al satélite con el que la Unión Soviética se puso por delante en la carrera espacial en la década de 1950.

Es el dedo señalando a la luna, como nos decían de niños. Los gobiernos y los laboratorios la señalan con el dedo. Nosotros, miramos la luna. Somos unos románticos.

 

MR/FeL/FF