OPINIóN
Análisis

Javier Milei, misión imposible entre el “gatito mimoso” y el león

Si explicar el peronismo es una misión imposible qué decir de Javier Milei. ¿Su fama mediática global durará menos que el meme felino? ¿O pasaremos a desarrollar “el fenómeno Milei”? Si llegara a la Casa Rosada, se afeitara la patillas y le regalaran una Ferrari nos facilitaría (un poco) las cosas.

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El líder de La Libertad Avanza, Javier Milei, durante la conferencia de prensa que ofrece esta tarde en Puerto Madero. | NA

Los que vivimos fuera de la Argentina sufrimos el karma de tener que explicar qué es peronismo. Antes o después, a cualquier argentino en el exterior le toca pasar por la situación. La reacción siempre es la misma: tomamos aire, nos relajamos un poco y comenzamos a hilvanar un discurso repleto de contradicciones, confuso y difícil de comprender que termina por desorientar a nuestros interlocutores. ¿Explicar el peronismo? Misión imposible.

Jorge Luis Borges decía que los peronistas “eran incorregibles”. En la cabeza de un escritor, un texto que no se entiende debe ser corregido. Borges renunció a corregir el peronismo porque nunca lo entendió. En realidad, nadie termina de entenderlo. El peronismo es como un palimpsesto que, al reescribirse de manera continua, va incorporando nuevas capas que complican la lectura. Quizás ahí resida la clave de su larga y resiliente permanencia en la vida política argentina bajo todo tipo de formas y pelajes.

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Después de vivir más de tres décadas en Europa, primero en Italia y después en España, he acumulado un buen archivo de frustraciones. ¿Cómo explicarle a un italiano el peronismo? Es todo un desafío responder a la pregunta “Ma cosa è il peronismo?”. Ahí empiezan los malabares discursivos: que los obreros haciendo masa en la plaza como aquella vez, que la Carta del Lavoro, que los sindicatos daltónicos que no conocen el color rojo, que el bombardeo de la plaza, que las veinte verdades, las diecisiete mentiras y las treinta monedas de plata. Amen.

En España la situación no es muy diferente. En la televisión pública cada tanto transmiten un documental sobre el viaje de Evita en 1947. Una visita mítica, incómoda para el pacato franquismo pero un rayo de luz divina para una sociedad gris sumida en la miseria de la posguerra civil. Hace un par de años un colega de trabajo muy izquierdista y ateo, siempre preocupado por saber qué era el peronismo, me confesó: “Me gusta mucho el Papa Francisco”. Fue una iluminación. “Eso es el peronismo”, le dije, y elevé mi mirada al cielo celeste y blanco en agradecimiento mientras el General me guiñaba un ojo detrás de una nube. Misión cumplida.

 

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Ahora el desafío es otro. Ya casi nadie quiere saber qué es el peronismo. La pregunta que nos acosa a los que vivimos en el exteriores otra: “¿Quién es Milei?”. O mejor: “¿Qué es Milei?”. Robert Mur, del diario catalán La Vanguardia, lo define un “líder populista” que se “propone finiquitar el Estado”. La motosierra llama mucho la atención: “el ruidoso aparato ya se ha convertido en el emblema de la campaña del ultraderechista”. Mar Centenera, en El País, define a Javier Milei el “candidato antisistema” o “ultra”. Paul Sabatés en CTXT no pierde el tiempo en hacer un identikit y va derecho a describir de dónde provienen sus equipos de economistas (Chicago) y abogados (Campo de Mayo). Hay mucho interés por Milei en España. Como dijo una vez Roberto Fontanarrosa, en la división internacional del trabajo a los argentinos nos toca hacer reír.

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Algunos periodistas mencionan la afinidad de Milei con personajes conocidos por los españoles, por ejemplo Santiago Abascal, el líder del partido ultraderechista Vox. Sin embargo, pocas veces se indaga en las diferencias que los separan: si bien Milei y Abascal apuntan a dinamitar el viejo orden político con malos modales trumpistas, el argentino es un ultraliberal que arranca ministerios mientras que el otro es un estatista de matriz nacional católica. Para complicar las cosas, Javier Milei recupera una idea -la crítica a la “casta”- que en España fue una de las banderas de Podemos, el movimiento político a la izquierda del PSOE que nació después de las grandes movilizaciones del 2011.

Pero no todo está perdido. Javier Milei es quizás un poco más explicable que el peronismo. Después de Trump y Bolsonaro un interlocutor europeo se encuentra en mejor posición para comprender la existencia de un líder político de ultraderecha que quiere cargarse a la “casta” a grito pelado. Las dudas son otras: ¿Su fama mediática global durará menos que el meme del gatito mimoso?¿O nos pasaremos la próxima década tratando de explicar “el fenómeno Milei”? En caso de llegar a la Casa Rosada, si se afeitara la patillas y le regalaran una Ferrari nos facilitaría (un poco) las cosas.