OPINIóN
Mundo musulmán

La vida halal: permitidos y cuerpos olvidados

“Aunque hoy aparece reducido a un sello en el envase de una salchicha de soja, el término ‘halal’ es religioso” dice la autora. Se popularizó y extendió por muchos otros campos, desde la cosmética hasta las finanzas y el turismo, pero hay que saber cómo interpretarlo, cada vez que lo vemos.

Vida cotidiana de los musulmanes
Vida cotidiana de los musulmanes | Agencia Shutterstock

En países de mayoría musulmana, la palabra halal es parte del día a día. Pero en América Latina —y especialmente en el mundo hispanohablante no musulmán— suele ser una gran desconocida, incluso malinterpretada.

Halal es un término árabe que significa "permitido" o "lícito" dentro del islam. Pero su alcance va mucho más allá de lo religioso o legal: refiere a una forma de consumir, de elegir y de relacionarse con el entorno desde la conciencia, el respeto y la coherencia espiritual.

Aunque el término se popularizó en el ámbito alimentario (alimentos sin cerdo ni alcohol, por ejemplo), también abarca productos farmacéuticos, finanzas, turismo, indumentaria, hábitos de vida y hasta vínculos afectivos. Halal es una mirada integral: lo que nutre al cuerpo y al alma debe ser limpio, justo, ético y equilibrado.

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Sin embargo, en un mercado donde todo puede certificarse, venderse y exportarse, la palabra halal —alguna vez sagrada, radical, viva— corre el riesgo de volverse muda.

Permitidos y cuerpos olvidados

Lo que comenzó como un código de integridad, de justicia espiritual y de cuidado hacia el cuerpo y la tierra, hoy aparece reducido a un sello en el envase de una salchicha de soja. Halal, sí, pero producido por manos esclavas. Halal, pero saturado de químicos. Halal, aunque esté completamente desconectado del alma.

En 2025, la industria halal global supera los 2 billones de dólares. Ya no se trata solo de alimentos: hay hoteles halal, apps de citas halal, bancos, líneas aéreas, suplementos dietarios, cosméticos y retiros espirituales diseñados para “el consumidor musulmán moderno”.

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Pero ¿qué es eso? ¿Un sujeto que desea consumir sin culpa? ¿Una identidad religiosa que se expresa a través del consumo? ¿O simplemente otro target comercial, perfectamente segmentado?

Este es el corazón del problema. La expansión del halal como industria va en paralelo con su vaciamiento como concepto.

Una de las ideas centrales de este enfoque es que el halal no empieza en lo que evitamos, sino en cómo nos relacionamos con lo que aceptamos.

Ya no se trata solo de alimentos: hay hoteles halal, apps de citas halal, bancos, líneas aéreas, suplementos dietarios, cosméticos y retiros espirituales"

No se trata solo de “no cerdo” y “no alcohol”, sino de qué tipo de productos ingerimos, qué sabemos de sus orígenes, de su trazabilidad, de sus impactos ambientales y emocionales.

¿Qué sentido tiene evitar el jamón si nos alimentamos de comida ultraprocesada halalizada, o aplicamos cosméticos halal que reproducen los mismos estándares de belleza hegemónica y dañina?

Mujeres y vida halal

En muchos contextos, son las mujeres quienes empujan una mirada más profunda del halal. Desde lo cotidiano, lo doméstico, lo corporal. Quieren saber qué ingredientes tiene una crema, qué hay detrás de un suplemento halal, qué tipo de vínculo se promueve en una app “para musulmanes”. Y lo preguntan no por desconfianza, sino por compromiso.

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Ahí aparece el concepto de halal consciente. No como nueva moda, sino como ejercicio de coherencia.

Tampoco se idealiza un halal ancestral y puro, perdido en la historia. El objetivo no es romantizar ni retroceder, sino cuestionar.

En 2025, la industria halal global supera los 2 billones de dólares"

Es necesario pensar el halal como un lenguaje vivo que requiere traducción ética y crítica frente a los desafíos del presente: hiperconsumo, extractivismo, algoritmos que mediatizan la espiritualidad.

Consumo halal

Hay algo profundamente político en el acto de consumir. El halal fue, desde el principio, una forma de regular ese acto con conciencia, con responsabilidad, con sentido. Pero sin reflexión, todo sistema se vuelve forma vacía.

Por eso es necesario abrir preguntas:

  • ¿Puede el halal sobrevivir a su éxito comercial?
  • ¿Qué papel tiene la espiritualidad en decisiones tan materiales como comprar un yogurt o elegir un hotel?
  • ¿Y qué lugar ocupan los saberes no institucionales, las voces de mujeres, las memorias ancestrales, en ese debate?


* Lic. en Estudios Orientales (USAL), Doctor Honoris Causa en Islam (CERIC). Docente e investigadora especializada en cultura halal, ética islámica y turismo consciente. Autora de "Halal Consciente: Fe, más allá de lo permitido (Amazon Kindle)".