OPINIóN
Análisis

El caso Fernando Iglesias y la campaña electoral: "Se dice de nosotras"

“Se dice de mí”, cantaba Tita Merello en la década de 1940 una milonga, con un ritmo que hoy bien podría ser considerada un rap o un trap, y ponía en evidencia ese universo de habladurías que le dedicaban por ser una mujer que actuaba con libertad.

Fernando Iglesias 20210712
Fernando Iglesias | NA

Se dice de mí”, cantaba Tita Merello en la década de 1940 una milonga, con un ritmo que hoy bien podría ser considerada un rap o un trap, y ponía en evidencia ese universo de habladurías que le dedicaban por ser una mujer que actuaba con libertad.

Ochenta años después, escándalo sexual”, dijo el diputado del PRO Fernando Iglesias al referirse a la visita de la actriz Florencia Peña a la quinta presidencial de Olivos para hablar de la situación del gremio de los actores en pandemia.

En relación con otro de los ingresos oficiales que se registró en Olivos por parte de una asesora de Fabiola Yañez, Iglesias manifestó: “Para mí la señorita iba a ayudarlo a encontrar la perilla que enciende la economía para poner a la Argentina de pie", en un twitt acompañado de fotos de ella con poca ropa, que luego sería celebrado por otro diputado de su partido, Waldo Wolff, completando: "Pero de rodillas no?". Digno remate de esos sketchs televisivos que hoy no sólo no causan gracia sino que exhiben el desprecio y la violencia simbólica y psicológica hacia las mujeres y que desde ya, no miden sus consecuencias en tanto mensaje público.

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Claro que no es un hecho aislado. Apenas un par de semanas atrás, el diputado cordobés Luis Juez declaró en un noticiero sobre los penes de madera que el Ministerio de Salud había adquirido para un programa de salud sexual, también con mucho desparpajo: “Le sugiero al fiscal que se los mande a la ministra de Salud para que empiecen a probar esos penes de madera con los vacunados VIP. Así les damos una utilidad como corresponde”.

Violencia machista, cultura de la violación, soberbia de quien se sabe privilegiado. No hay nada nuevo en la reacción misógina. A lo largo de la historia y de los siglos, esta reacción siempre estuvo ahí. La diferencia hoy en día es que los mensajes machistas se replican en redes en tiempo real y de forma masiva, aumentan su potencial dañino. Es que no sólo agreden verbalmente a quien se dirigen sino que construyen sentido, en una sociedad que sigue engendrando femicidas y abusadores.

"Gracias por la inesperada difusión de los #PenesDeMadera. El debate generado no hace más que visibilizar y confirmar cuánto necesitamos Educación Sexual Integral (ESI) en nuestra sociedad", respondió la ministra de Salud Carla Vizzotti en su cuenta de Twitter.

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Otra vez solo por ser mujeres quedamos en el banquillo de los acusados desde la sexualidad. Instalaron cosas muy fuertes, como decirme ‘el gato del Presidente’; pero se despertó un debate interesante que está bueno que participemos”, contestó Florencia Peña.

Es interesante que las dos mujeres hablaran de debate. Es que justamente lo que sucede es que ahora existe un discurso fuerte en la esfera pública, que no es nuevo, pero que se está organizando de una manera extraordinaria. Un discurso que se llama feminismo, diversidades; un discurso que es muchos discursos distintos pero que confluyen en algo: la esfera pública ya no es de aquellas viejas normalidades, a las que por ejemplo les cantaba Tita Merello.

Hoy es fuerte un discurso alternativo que señala que no está bien que en las fotos del poder político y económico sólo aparezcan hombres. Que no tolera la histórica división social de las tareas con brecha de género. Y también un discurso que desenmascara a los que dicen acompañar las banderas del feminismo, pero a la primera de cambio, se dejan ver tal como son. Discriminadores, violentos y misóginos.

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Todos y todas quienes hoy ocupamos un lugar político hemos sido criados y criadas bajo un modelo de discurso único. Pero hoy el mundo es distinto y en estos tiempos, los nuevos discursos están preparados para hacerle frente a la antigua normalidad. Una normalidad que nunca fue justa pero que además, ya no nos identifica.

Como legisladora y como dirigente, creo que quienes estamos en el universo político nos debemos dar realmente este debate. No se trata de la llamada cultura de la cancelación pero sí de no permitirle a nadie que integre una fuerza que busca la representación social que sea reproductor de la violencia machista, la falta de respeto, la banalización o la burla sexual.

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No hablo sólo de una acción que debamos llevar adelante las mujeres porque está claro que la lucha contra las violencias no distingue biologías. Hablo de un compromiso que deberíamos sellar quienes nos decimos personas feministas y como tales, nos estamos deconstruyendo día a día. Hablo de un pacto que sea transversal a los partidos y que nos permita hacer política desde un lugar igualitario y más justo.

 

* Mara Brawer. Diputada Nacional (Frente de Todos).