OPINIóN
OPINION

Milei no es la dictadura y no es la democracia representativa

Según la Constitución Nacional que tanto reivindica Milei, no existe un tipo de democracia directa, por lo tanto no se puede gobernar a través de consultas populares. Y existe un gobierno de tipo republicano, por lo tanto no se puede gestionar dando la espalda al Congreso

Javier Milei
Javier Milei | Cedoc

Los defensores del nuevo gobierno de La Libertad Avanza (LLA) destacan que Milei fue elegido presidente por la mayoría de los argentinos y que por tal motivo “Milei no es la dictadura” como vociferan unos cuantos detractores del libertario. Y es cierto aquello que sostienen los defensores de LLA, Milei fue elegido en la segunda vuelta electoral con el 55,65 % de los votos en elecciones reconocidas por todo el arco político, como libres y transparentes. Al mismo tiempo, no se observa el uso de la fuerza para reprimir a los descontentos con el nuevo gobierno; sí pudimos presenciar operativos, para muchos exagerados, al momento de tener que desactivar dos marchas de protesta que no movilizaron la cantidad de personas que justifican un despliegue de más de 1000 efectivos o que el presidente se traslade al centro de monitoreo de la policía federal. Pero, esta exageración para muchos, no significa en absoluto que hubo fuerzas de seguridad reprimiendo personas como en épocas oscuras que vivimos los argentinos. Al mismo tiempo, Milei se manifiesta molesto con el Congreso de la nación porque quiere que su mega DNU y su mega proyecto de ley ómnibus sea aprobado sin chistar, pero el Congreso sigue en pie. Lo mismo, el Poder Judicial de la nación, se encuentra en funciones como lo estaba antes de Milei, dentro de un marco de legalidad democrática. Por su parte, cantidad de periodistas y panelistas en los medios de comunicación critican al nuevo gobierno, y estos no son intimidados, sino que pueden cuestionar libremente. Por todos estos motivos, Milei no es la dictadura.

La pregunta que cabe formularse luego de esta argumentación, es si Milei es un fiel representante de la democracia, y en particular de la democracia que ampara nuestra Constitución Nacional, que él defiende con tanto ímpetu en sus discursos cuando clama volver a la época de Alberdi. Nuestra Carta Magna enuncia que nuestra forma de gobierno es representativa, republicana y federal, y respecto al carácter representativo dice textual en su artículo 22: “el pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución…”. En relación al carácter republicano, la Constitución establece la división de poderes: el Legislativo que sanciona las leyes, el Ejecutivo que las ejecuta y el Judicial que las interpreta y las hace cumplir. El sistema federal permite la convivencia de gobiernos provinciales, al mismo tiempo que un gobierno federal que tiene una serie de prerrogativas sobre todo el territorio nacional.

En las elecciones generales del 22 de octubre se votó para presidente y se votaron legisladores, diputados y senadores de la nación. Y se votaron legisladores, porque, constitucionalmente, como se mencionó, existe una división de poderes, y uno de estos tres poderes es el Legislativo. Por tal motivo, según excelsos constitucionalistas que nunca mostraron antipatía hacia el nuevo presidente, el gobierno de Milei con sus pretensiones de que le aprueben en tiempo record un DNU con 366 medidas de reforma y un proyecto de ley que contiene 664 artículos, en un régimen republicano, no ha lugar. Hay que destacar que Milei declaró la emergencia pública hasta diciembre de 2025 con posibilidades de una prórroga por dos años más, es decir, este mega DNU y esta mega ley ómnibus implican otorgarle más de 1000 facultades extraordinarias al presidente para toda su gestión completa de gobierno.

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Milei podía haber enviado al Congreso varios DNUs y los más de 600 artículos de la ley ómnibus segmentados en grupos más reducidos y descifrables en un tiempo corto, para que, como él pretende, se apruebe rápidamente una mega cantidad de medidas en un contexto de preocupante crisis macro y socio económica.

Milei despotrica contra el colectivismo y con racionales argumentos, sin embargo, al momento de gobernar se encuentra emulando más un tipo de gobierno rousseauniano, donde “la voluntad general” manda, esa voluntad que lo votó a él, por eso tal vez su primer discurso al asumir lo hizo de espaldas al Congreso y de cara a la ciudadanía que lo eligió, y nos cuenta que llamará a un plebiscito si rechazan el mega DNU. Y Milei que venera, también con racionales argumentos, al liberalismo, choca de frente con las ideas de por ejemplo John Locke que pregona por un tipo de democracia representativa, o con las de Tocqueville o Mill que en sus escritos nos transmiten su temor por “la tiranía de las mayorías” que pueden llevar a ignorar la opinión y decisiones de las minorías, de aquellos que son oposición a un gobierno en funciones.

Concluyendo, Milei ganó la elección y lo apoyó un 55,65 % de la población, pero Milei gobierna para el 100% de los argentinos, y casi el 100% de los argentinos inscriptos en el padrón electoral fueron a votar a un presidente y a legisladores, y en Argentina según la Constitución que defiende Milei, no existe un tipo de democracia directa, por lo tanto no se puede gobernar a través de consultas populares, y existe un gobierno de tipo republicano por lo tanto no se puede gobernar dando la espalda al Congreso sino acordando con éste las formas y los contenidos para gobernar. Si Milei sigue el ideario liberal va a poder gobernar como corresponde en la república argentina, una república que se muestra cansada del colectivismo, que en lo discursivo él tanto parece cuestionar.