La investidura de Néstor Kirchner el 25 de Mayo de 2003 constituyó un alivio después de la crisis económica y la incertidumbre sobre la reanudación del funcionamiento de las instituciones. Néstor Kirchner fue consagrado ganador de las elecciones donde el Partido Justicialista se presentó dividido; Carlos Menem, quien reunió la mayor cantidad de votos, renunció a participar de la segunda vuelta. Kirchner asumió seis meses antes del período presidencial y con el aval de toda la dirigencia.
El discurso ante la Cámara Legislativa convocaba a todos los ciudadanos “por encima y fuera de los alineamientos partidarios”; afirmaba que quedaban atrás el tiempo de los líderes predestinados y, considerándose parte de la “generación diezmada”, aseguraba que no abandonaría sus valores y convicciones.
Con ese convencimiento el presidente Kirchner planteó un extenso programa de gobierno, y en materia internacional, realzó la necesidad de contar con un país abierto al mundo, a partir del Mercosur. La referencia a la inserción comercial ocupó varios párrafos. La frase “la apertura masiva de nuevos mercados, exige “la negociación simultánea y permanente en todos los foros de negociación, que involucren a muestro país”.
El Mercosur no logró crear ese mercado único para atraer inversiones
Néstor Kirchner sostuvo que, el Mercosur y la integración latinoamericana debían “ser parte de un proyecto político regional” que “debía profundizarse hacia otros aspectos institucionales, que deben acompañar la integración regional”. Por cierto, el Mercosur constituía en esos años el proyecto más relevante cuyo objetivo era la unión aduanera, consolidar un mercado único y la coordinación de las políticas macroeconómicas. El Mercosur ya había avanzado con la Unión Europea para un acuerdo de libre comercio y los Estados Unidos promovía el ALCA en todo el continente replicando las pautas del Nafta con México. El planteo del presidente Kirchner coincidía con el avance de la globalización. La presidencia de Lula Da Silva y posteriormente de Tabaré Vázquez, eran considerados factores coadyuvantes para concretar los objetivos planteados en el Tratado de Asunción.
Los objetivos esbozados por el presidente Kirchner en su programa de gobierno estuvieron lejos de plasmarse. El Mercosur acentuó los aspectos políticos, pero no logró crear ese mercado único para atraer inversiones, ampliar la inserción comercial, ni lograr un mínimo de coordinación macroeconómica. La visión estratégica se fue diluyendo ante los resultados favorables de la coyuntura, beneficiada por los altos precios de las commodities a nivel internacional. La opción fue postergar toda reforma estructural, pensando que esas condiciones serían permanentes.
Las negociaciones con la Unión Europea entraron también en un cono de sombra, citando como excusa las escasas concesiones en materia agrícola, y los riesgos que afrontaría el sector industrial ante la rebaja de aranceles. La propuesta de los Estados Unidos de conformar una zona continental de libre comercio fue también rechazada por razones políticas, sin entrar a considerar el balance en materia comercial, servicios o financieros. La prioridad fue otra vez el proteccionismo y no la expansión del comercio exterior.
La aparición de China contribuyó también a reorientar los objetivos de la inserción internacional. La visita de Néstor Kirchner en junio y de Hu Jintao en noviembre de 2004 abrieron una nueva ventana para la política exterior. Las visitas dieron lugar a promesas de inversiones por cifras inverosímiles que alteraron las expectativas respecto a las negociaciones con la Unión Europea o los Estados Unidos. Kirchner y Hu Jintao confirmaron el inicio de una relación estratégica entre ambos países.
Veinte años después de los anunciados estratégicos el Mercosur y su inserción internacional no han variado. Las participaciones del presidente Fernández en la Cumbres parecieran repetir los mismos argumentos que fueron escuchados en otras oportunidades. Mientras el mundo es otro, en la región se siguen debatiendo las mismas cosas. Se reiteran las excusas, sin recordar que ya fueron dichas en el pasado. La coyuntura sigue predominando, sin que nadie recuerde los planteos que alguna vez resonaron en el Congreso.
*Diplomático.