Cual árbitro, y parafraseando a Francisco “Pancho” Lamolina, el juez de fútbol que permitía seguir el juego aún cuando a un jugador le hubiesen asestado una patada a la altura de las costillas, con su latiguillo “juegue juegue siga siga”, el actual ministro de Seguridad de Buenos Aires, el cirujano, abogado, y coronel Sergio Berni pareciera enfundado en la ropa de color exclusivamente negra de aquellas épocas del arbitraje.
Como todo el arco periodístico se cansó de escribir, mencionar y aseverar, el ministro Berni no quería de ninguna manera ocupar el sillón caliente del ministerio bonaerense, y sí el más llevadero y político/administrativo del ministerio de Seguridad de la Nación. Entonces, el Doctor no se preparó ni preparó equipo para ese desembarco. Supongo, y eso es lo malo, suponer mucho -porque no hubo una claridad como la que debería de haber ante su designación- que pareciera más una obligación impuesta a Berni ante falta de premio mayor.
Basta escuchar las declaraciones de su predecesor, Cristian Ritondo, manifestando, a días del cambio de mando, que ningún contacto profesional había existido entre ministro saliente con ministro entrante. Es grave: eso significa que no se habló de lo que se había realizado, de lo que faltaba realizar, comentar lo bien o mal que estaba la policía según interpretaciones, los delitos existentes y sus estadísticas, mapas del delito y calor, las visiones estratégicas de la seguridad de la provincia, etc. Estimo que el ingreso suyo y el de su equipo fue similar a lo que sucede cuando se rompe una valla en un ingreso a un recital: uno entra empujado y la muchedumbre lo termina llevando a un lugar que no era la locación por el cual había pagado. Sacó y pago platea, pero termina sentado en el campo de juego. Es decir, perdió dinero. Es decir, al menos, lo alcanzó el desorden.
Sergio Berni: "No hay un solo caso de éxito de lucha contra el narcotráfico en el mundo"
No soy crítico por el sólo hecho de serlo. No me permito nunca hacer una crítica desde lo malicioso y con el fin de entorpecer una gestión, sino que siempre lo hago desde el conocimiento que me dio la función policial y su operatividad, nacional e internacional, y los claustros académicos donde los verdaderos profesionales se preparan para el difícil arte de hacer seguridad pública, y en mi caso en particular, además, la lucha transnacional contra el narcotráfico.
Desde el mismo momento que asumieron las nuevas autoridades vengo observando el manejo en cuestiones de seguridad. Al ministro le digo: creo que confunde con Defensa, para lo que seguramente está bien preparado, con Seguridad. Todo tiene un sesgo publicitario y marquetinero personal, que a mí gusto es en exceso. Hay que tener cuidado de aplicar la visión de hombres formados de verde a la seguridad pública, sino se caerá en la misma inacción y en caminos de idas y vueltas que pueden observarse en la administración anterior de la seguridad de la Provincia. En esa ocasión, el anterior ministro (que no quiso tener ni secretario ni subsecretario de seguridad en la estructura ministerial que acompañaran su gestión y conocimiento) tenía un segundo, cuasi militar, que a decir verdad era el único de su entorno que alguna vez había manejado un arma de fuego, pero que tenía una visión y formación del estilo cuartelero que no se condice, a mi entender, con lo que es la seguridad pública, que va más allá de la institución policial: se debe atender el comportamiento, desarrollo, crecimiento y operatividad de una institución civil armada, como es la policía.
Para muestras valen algunos ejemplos. En esa gestión anterior se tomó la decisión equívoca, y con lógica política, de mantener los ejércitos privados de los intendentes, mal entrenados y capacitados, que eran las policías locales creadas por Scioli y su ministro, con la nefasta creencia de que “a mayor cantidad de policías, mayor seguridad”, manteniendo el slogan “ingresá a la policía, buen sueldo y obra social”. De vocación de servir, ni hablar. Haber mantenido esa barbarie maquillada por reentrenamiento por parte del ministro de María Eugenia demostró esa falta de visión que deberían tener los que trabajan en la seguridad pública. También, y para seguir mencionando algunos yerros, hicieron crear a la anterior gobernadora cuerpos de elite o tropas de respuesta rápida, con la compra de elementos y preparación acorde de sus hombres, cuando al tiempo a estos mismos se los veía haciendo control vehicular, solicitando papeles de automóviles y registros de conducir. Una pena. Los recursos humanos y económicos son escasos y no hay que dilapidarlos.
Entiendo y creo que usted, ministro, debe de tener la mejor intención en sus funciones, aunque no ocupe al parecer el lugar en el que quería estar. La inseguridad reinante y la escasa lucha y éxitos contra el narcotráfico transnacional que viene de larga data necesitan de las mejores acciones al respecto en esta provincia. Pero visto como fue el traspaso en ese ministerio, no albergo la mejor de las expectativas. Pareciera que se pasaron las novedades en un libro de guardia en la vigilancia de un consorcio. Esta Provincia merecía varias reuniones de horas y horas entre equipos salientes y entrantes. Que yo sepa no las hubo.
Sergio Berni recargado: "Sabemos cuál es la diferencia entre el profesional y el aficionado"
Coincido, ministro, con usted en tres temas importantísimos y que predico hace mucho tiempo. Los Policías NO están para interpretar códigos, eso dejémoselo a los fiscales y jueces, los policías están para aplicar y obedecer la fría letra escrita en los mismos, la interpretación que la haga a quien le corresponda por función judicial. Lo manifesté muchas veces: no necesitamos abogados dentro de la policía, necesitamos policías que estudien y se perfeccionen en seguridad. Parece obvio, pero no lo es a la luz de lo que nos pasa. También coincido fuertemente, y cuente en mí un aliado, en que debemos de dejar de combatir y perseguir el narcomenudeo como se lo hace hoy, nuestro mayor esfuerzo tiene que estar centrado en el narcotráfico transnacional que ya nos usa como autopista y puerto de salida de cientos de toneladas de cocaína de las cuales nosotros no vemos ni sabemos nada. Ni que hablar de sus palabras que aplaudo y sostengo, sin entrar en consideraciones sobre la persona, de que el modelo Zaffaroni no aplica a estas latitudes.
Por otro lado, pero sin sacarle el cuerpo ni apoyo a la función en el territorio que nos toca habitar, cuando lo escucho decir que no hay proceso exitoso en el mundo de lucha contra el narcotráfico lo noto un poco equivocado. Usted sabrá, si es que lo estudió, o si tuvo la suerte de estar como yo manteniéndome los últimos 10 años entre Argentina, México y Colombia, que la lucha contra el narcotráfico no es solo una lucha o una batalla solamente, es una guerra total y completa contra diversos actores que en muchas oportunidades cuentan con más recursos económicos que los mismos Estados en los que desembarcan, y contando con el miedo, inoperancia y/o corrupción de los mismos poderes de una República. Esta guerra contra el narco está compuesta de pequeñas batallas día a día. Es decir que el proceso exitoso lo vamos a ir viendo con la sumatoria de los días, meses y años. Para ejemplificar, y corríjame si así lo debe hacer por su calidad médica, a ninguno de nosotros se nos desaparece una infección con la primera toma de antibiótico: que eso suceda lleva el tiempo correspondiente y no depende solamente de la calidad del antibiótico, sino del cuadro clínico complejo o no del paciente.
Pero estoy para aportar desde mi humilde conocimiento, por lo cual me permito sugerirle como profesional que haga visible junto a su equipo lo que le dejó la gestión anterior, lo que considera mal y lo que cree que se hizo bien y en consecuencia que construya sobre esto último con continuidad. Identifique los riesgos y vulnerabilidades frente a los que estamos sometidos los habitantes de esta provincia, y defina las herramientas necesarias para actuar en consecuencia. Hágalas públicas. Junto a su equipo den a conocer un Plan Integral de Seguridad y Convivencia Ciudadana, es muy importante para el común de la gente, saber qué es lo que quieren hacer. Díganos cuales son las metas y el tiempo en que se intentara alcanzarlas.
Sergio Berni: "Cuando el policía actúa profesionalmente, no debe tener problemas con la Ley"
Parra llevar adelante lo que usted quiera hacer, sea cual fuese su política, equivocada o no, necesita de la policía de la que usted manifestó que no se podía confiar, y para eso me gustaría que se entienda que hay que refundar la misma, que esta fuerza policial no acepta más parches, como se hizo hasta ahora por décadas. No hay que tratar de pasar cuatro años más o menos tranquilos sin que hayan muchas olas y dejando que le administren el delito. Esto se lo manifesté ciertamente a la persona a la que debía decírselo, y que tenía la potestad de iniciar ese camino hace exactamente cuatro años, pero no fui escuchado. Se perdió el tiempo del inicio del camino de la transformación y refundación. Hoy usted cuenta con pocos policías y con mucha gente uniformada sin vocación. No tiene mucho margen de maniobra.
La anterior administración de Ritondo recibió una muy mala policía de parte de Scioli, y a usted le entregaron una aún peor. No caiga en la tentación de manejarse políticamente con ella. Póngala de pie, dele un horizonte, profesionalice a sus integrantes, deles un sentido de pertenencia que hoy no tienen, y lo que es más importante, identifique y consiga un líder que pueda conducirla.
Debe hacer políticas de Seguridad y no política con la Seguridad.
Los policías nunca entendieron a los militares, y más a los militares preparados en defensa que supieron conducirla en seguridad pública. Nada más alejada una función de la otra, por lo cual le sugiero que para los operativos que a usted le gusta conducir estime la posibilidad de dejar de usar el Sierra Bravo (Sergio Berni) desconocido para la policía en sus comunicaciones y pase a utilizar el Código Fonético de Comunicación utilizado por esa policía, donde A es Alicia, B es Beatriz, C es Carolina y así sucesivamente donde la S es Sara, hasta llegar a la Z de Zapato, y utilizar además el código Q que utiliza la policía y con el que todos nos identificamos alguna vez en la operatividad policial. ¿Qué le parece? Siéntase parte.
(*) Especialista en Gestión de la Seguridad Pública, Lucha contra el Narcotráfico y Analista en Inteligencia Delictual.