OPINIóN
APERTURA DE SESIONES ORDINARIAS

Con silencios más que anuncios, el Presidente ratificó la estrategia de achatar la pirámide previsional

Si las personas beneficiarias del sistema previsional que cobran entre 20 y 50 mil pesos esperaban algún horizonte de recuperación de haberes se deben sentir más que defraudadas.

Alberto, Massa y Cristina, en la apertura de sesiones.
Alberto, Massa y Cristina, en la apertura de sesiones. | Juan Obregón

Si alguna de los personas beneficiarias del sistema previsional que cobran entre 20 y 50 mil pesos (sólo por poner un rango de ejemplo, que para nada intenta desconocer los derechos adquiridos de muchos que están por encima de él) esperaba que Alberto Fernández diera algún horizonte de recuperación de haberes se debe sentir más que defraudada, luego del recorte que sufrieron con el cambio de la fórmula anterior.

Ya no puede haber dudas acerca de que la sinceridad del Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, al reconocer que se encaminaban a "achatar la pirámide" previsional no fue un desatino; sino la estrategia explícita que el Gobierno a adoptado para tratar de lidiar con el problema, sacándole plata del bolsillo a millones de beneficiarios que no son ricos ni mucho menos y hasta donde puede entrar en duda su pertenencia a las clases medias.

Esa quita tiene números más o menos precisos, un "ahorro" fiscal de aproximadamente 5.000 millones de pesos mensuales en línea con el equilibrio de cuentas públicas que reclama el F.M.I.; y, dicho sea de paso, cuyo monto no va a elevar más a los de abajo, lo deja de gastar el Estado en jubilaciones y pensiones para destinarlo a vaya saberse qué otra cosa.

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El discurso completo de Alberto Fernández ante la Asamblea Legislativa

El Presidente trató de justificarlo, en su discurso de apertura del Congreso, con amparos retóricos: en general, cuando planteó que "...primero los últimos para llegar a todos"; y, en particular, al mezclar jubilaciones/pensiones con las AUH. En tal sentido, dijo que se mejoró el haber del 85% de los baneficiarios, comparándolo con los cambios de poder adquisitivo de los distintos segmentos de jubilados y pensionados durante la gestión anterior. Textual de Fernández y todo cierto: "el 40% de aquellos que menos ganan perdió un 22% de su poder de compra en los últimos 4 años y el 20% que más gana mejoró un 1% su poder adquisitivo".

Preguntas: ¿y el 40% restante? ¿Ganó, perdió o se mantuvo? ¿Ganará, perderá o se mantendrá?

El silencio habla por sí sólo, ese tremendo porcentaje es uno de los "pato de la boda" del ajuste fiscal en marcha y la Kristalina "comprensiva", la del carácter insostenible de la deuda externa argentina, más que feliz.

Seguramente la cosa no va terminar ahí, un funcionario de alto rango expresó hace poco que el gobierno no evaluaba por el momento ninguna modificación en la edad jubilatoria. Cuando el río suena agua trae y ya la está trayendo. Si bien corresponde y más allá del aprovechamiento político que está por detrás, el proyecto con media sanción en diputados sobre el régimen de retiro de los funcionarios judiciales eleva la edad de los varones a 65; escalonadamente, pero la eleva, y las chicas se salvaron porque el general sigue diferenciado en 60 años (discusión aparte desde las nuevas perspectivas de género, que en algún momento habrá que dar).

Papá, cuéntame otra vez…lo mismo

A fin de cuentas, el sistema previsional argentino tal y como viene no es auto sustentable y el conjunto de la clase política se ha resignado a ello; por eso viene recurriendo a interminables vueltas de tuerca que sólo pasan por recortar en el tiempo a todos los beneficiarios y hoy, sin miramientos, a buena parte de ellos. Desde la vereda de enfrente, se acusa al oficialismo de meter en su momento a 3 millones más sin los aportes correspondientes; como desde el Ejecutivo al gobierno anterior por desfinanciar el fondo de sustentabilidad, utilizando un 70% del mismo en bonos públicos.

Pero el problema de fondo es que el sistema (como todo sistema) se relaciona con su ambiente (en este caso el conjunto de aportes previsionales de todas las categorías) que, a su vez, depende del nivel de actividad económica formal y, en definitiva, del tipo de modelo económico y social que el país tiene. Desde la dictadura para acá, ese modelo no ha dejado de ser desindustrializador, regresivo y achicador del empleo; y es por ahí, justamente, por donde se ha demolido la sustentabilidad del sistema.   

Desde el discurso imaginado al real, desde el deseo político a la política práctica

A nada de eso se refirió el Presidente en su discurso. Por el contrario, reivindicó el abordaje "redistributivo" (intra sistema) e hizo foco en sus "desequilibrios internos" y la "solvencia" (es decir, que para él está bien que los de más de 20 mil pesos de ingreso mensual pongan para solventar a los de menos de 20 mil, como si esos 20 mil fuera la real linea divisoria entre pobres y ricos). 

Es más, si miramos estratégicamente el ambiente/entorno/modelo de dónde hay que sacar los recursos previsionales, éste no va a variar mucho y probablemente empeore. Ya que cuando Fernández pereció referirse con desprecio al carácter "extractivista" de la Argentina propuso, sin sonrojarse e inmediatamente después, que la salida para la reactivación económica estaba por incrementar las exportaciones, de la mano de los hidrocarburos, la minería, el campo y las "high tech". ¿Les suena?