OPINIóN
Análisis

Tiempos inciertos de coaliciones rotas

Ya no existe el Frente de Todos ni Juntos por el Cambio. Cuidan las apariencias. Se muestran unidos. Por los chicos.

El diputado nacional Máximo Kirchner.
El diputado nacional Máximo Kirchner. | Prensa Máximo Kirchner

escribe Carolina Mantegari del AsisCultural, especial para JorgeAsisDigital.com

1.- Hilo conductor del fracaso

No comparten el lecho político. Todavía no anunciaron la separación.
Es el tiempo incierto de las coaliciones rotas.
Ya no existe el Frente de Todos. Tampoco Juntos por el Cambio.
Pero cuidan las apariencias, se muestran unidos. “Por los chicos”.
La existencia de una coalición se legitima por la otra.
Así como Vladimir Putin deslegitima a la OTAN después de haberse derrumbado la Unión Soviética, Juntos no existe después de haber sometido al kirchnerismo.
Tampoco subsiste el Frente de Todos después de haber vencido al macrismo.
Las Coaliciones rotas se unifican por el hilo conductor del fracaso.

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2.- Rendición del Randazzismo (sin Randazzo)

Los utopistas se ufanan por retomar la vaga idea de la unidad de Todos.
Un nuevo acuerdo político, impulsado por Sergio, El Conductor -con el aval de las individualidades del Club de Gobernadores-, naufraga en el vacío.
Por la autoridad de La Doctora, el Frepasito Tardío y La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.
O por la elevada intransigencia del Randazzismo sin Randazzo que encarna Alberto Fernández, El Poeta Impopular, empleado como presidente en el gobierno de La Doctora.
Por perverso, Alberto no quiso entender siquiera su pecado de origen.
El sinceramiento del poder no admite simulaciones.
Cuando La Doctora lo escogió con un imaginativo tuit fue para transformarlo en un Héctor Cámpora presentable por cuatro años. O como un Lastiri digno.
Podía creerse el cuento de ser estadista. Sin confundirse sobre la fuente del poder.
Pero el Randazzismo (sin Randazzo) se permite confrontar. Hasta la impertinencia de su reelección. Auto-homenajearse.
Con la sublime tentación de apoyarse en el neogorilismo que detesta a La Doctora. Lo necesita para fulminarla. Para después fulminarlo.
Al pelar el sello recursivo de Unidad Ciudadana, La Doctora prepara la retirada de la coalición y aprovecha para resignificarse.
De ser señalada como bolivariana, putinista o muy cercana a Persia, ahora se florea con la Generala Richardson. Con el embajador Stanley.
Del repentino adversario interno, tan solo aspira a la rendición incondicional.
La entrega de tres simbólicas cabezas de ministros que mantienen la legitimidad del petardo en la canasta.
Si capitula Alberto puede disfrutar la parsimonia del empleo de presidente.
De los paseos con Dylan por los jardines hasta más allá del Mundial.
Y consagrarse hacia la historia como un eficiente meritorio de la duración.

Cristina Kirchner y Alberto Fernández.
Alberto Fernández y Cristina Kirchner

3.- Provincias que funcionan bien en el país que funciona mal

El problema, aquí, lo tiene Sergio. En el mejor de los casos continúa con la presidencia de La Pajarera para resignarse a la paulatina decadencia nacional hasta el fin del mandato.
Y el problema lo tiene, también, Juan Manzur, El Menemcito.
Encargado de contener a los gobernadores que representa y que fatigan los celulares con la exigencia de retomar el sentido común.
Insisten con otra ilusión. Argentina no debe ser gobernada por otro porteño.
La presidencia no debe ser territorio escriturado para la provincia del pecado, Buenos Aires.
Aunque solo se atrevan a postularse gobernadores como Milton Capitanich, El Montenegrino Denso.
O El Menemcito. De extraordinarios contactos con el Norte que fascina -sin asumirlo- a La Doctora.
Otros gobernadores de provincias que funcionan bien en el país que funciona mal no quieren saber un pepino con ser presidentes y lidiar con la barbarie de los desposeídos.
Ni hacerse cargo de las facturas por la creciente miseria que invade las grandes ciudades.
Ni con el peligro permanente de ir presos.

La larga centralidad de La Doctora y de Mauricio

4.- Riesgo amargo del retroceso

También, hipócritamente unidos, siguen en Juntos. “Por los chicos”.
Javier Milei
, El León de la Metro, emerge como el pretexto disparador del divorcio que reproduce la multiplicidad de fragmentos.
Patricia Bullrich, La Montonera del Bien, y el renacido Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, se entusiasman con Milei.
Marca el límite fronterizo de la alianza con la Unión Cívica Radical.
Probablemente sea el hartazgo de la Unión Cívica Radical con La Mutual PRO lo que produce el acercamiento con Milei.
El inicio de una nueva configuración política.
Juntos fue la convergencia del carisma de Macri con el territorio de los radicales y el insumo de la transparencia de los cívicos de la señora Carrió, La Derrotada Exitosa.
Tres verticalismos que confluyeron en la línea horizontal sin conducción.
El estancado civismo vuelve a recurrir a su arma fundamental.
Carrió eleva la voz con el objetivo de renovar los seis legisladores a los que se les acaba el mandato. Es cara.
Denunciadores profesionales que ya no pueden sorprender a nadie con la corrupción kirchnerista.
Denunciadores que necesitan objetivos nuevos y tratan de encontrarlos en el oficialismo de Rodríguez Larreta, Geniol.
Sistemáticamente apasionados por obstruir la candidatura natural de Larreta.
Florecen dos candidatos del palo. Patricia y Mauricio.
“Horacio es candidato sólo si lo pone Mauricio. El problema es que Mauricio también quiere ser”.
Patricia fue primero el instrumento de Mauricio para iniciar el exterminio de Horacio, Monsieur Le Maire de Buenos Aires, y de la señora María Eugenia Vidal, La Chica (Desangelada) de Flores de Girondo.
Pronto Patricia, de ser instrumento, pasó a ser la competidora de Horacio (y de Mauricio).
Ahora Patricia pasó a ser un problema para Mauricio (que sin haberse peleado se reconcilió con María Eugenia).
Y el problema de Horacio es Mauricio.

Mauricio Macri se reunió con Horacio Rodríguez Larreta y su gabinete.
Mauricio Macri con Horacio Rodríguez Larreta.

Dejó Mauricio de reposar en la lona para fortalecerse como consecuencia del fracaso extraordinario de quien lo venció.
El gobierno de La Doctora -que preside Alberto- hoy yace en el asfalto tapado por diarios.
Bastaron pocos gestos del Ángel para conquistar la centralidad y modificar el panorama político.
Entrevistas con preguntas como centros en el living del canal que le atribuyen. El popular mundial de Bridge.
La fotografía cervecera con Trump y su participación estelar en un casamiento.
Suficiente para instalarse como presidenciable. Y para que automáticamente La Doctora también plante la alucinación de serlo.
Los equivocados creen que hablar de política es recitar encuestas.
Pero aquí lo importante no es la numerología. Es el poder.
Entonces hay otra vez riesgo de sopa. Con el sabor amargo del retroceso.

Mauricio Macri ha roto el misterio: ensaya la vuelta

5.- El que lució menos pero se destacó más

Durante la pandemia Horacio fue el único dirigente que salió airoso.
De los tres tenores que ofrecían shows quincenales, Horacio fue quien lució menos pero finalmente se destacó más.
Tuvo suerte. Los otros dos tenores (Alberto y Axel, El Gótico) lo hicieron quedar como un emulo de Domingo Sarmiento.
Pero quienes lo imaginan con la banda escriturada perciben que El Ángel, por la condición de jefe, comienza la tarea de desplazar a Horacio.
Que se lo carga mientras lo somete al ninguneo existencial.
La Mutual PRO es compacta y de circuito cerrado como La Cámpora y dista de considerar a los complementarios radicales. O al carrioísmo.
Hoy Larreta y Mauricio comparten la decisión de ser heredados en el MaxiQuiosco del Artificio Autónomo por Jorge Boga Macri, El Primo (que era) Pobre.
Tal vez por este despacho puedan enterarse que tendrán que lidiar con Martín Lousteau, El Personaje de Wilde. Está decidido.
Radical indeseable para la contabilidad. Para la vigencia espiritual de quince años de macricaputismo.
No existe la seguridad de que se trate de una interna en el MaxiQuiosco entre Boga Macri (o Quirós) y Lousteau.
Al cierre del despacho puede asegurarse que, en efecto, van a ser dos partidos distintos.
Antesala del tiempo incierto de las coaliciones rotas.
“Por los chicos”, como pretexto, ya no va a funcionar.

 

FF