OPINIóN
Elecciones 2021

El Frente de Todos en la Ciudad de Buenos Aires: unidos y derechizados

En sintonía con haber dejado afuera a quienes expresarían “el ala izquierda del kirchnerismo”, la tesis electoral que promueve la lista es que para ganarle a la derecha hay que derechizarse.

El acto que encabezaron Marziotta y Santoro junto al río, en Costa Salguero.
El acto que encabezaron Marziotta y Santoro junto al río, en Costa Salguero. | Prensa FdT

La campaña del Frente de Todos en la Ciudad de Buenos Aires se lleva adelante en medio de quejas de varios “heridos” que quedaron fuera de las listas.

En sintonía con haber dejado afuera a quienes expresarían “el ala izquierda del kirchnerismo”, la tesis electoral que promueve la lista es que para ganarle a la derecha hay que derechizarse. Pero el acompañamiento parlamentario y sindical del FDT al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, que no cuenta con mayoría propia en el recinto legislativo, muestra más bien que la derechización del peronismo ha permitido el triunfo del macrismo en la Ciudad -y no al revés.

La campaña contra la conversión del espacio privatizado de Costa Salguero en un Club Náutico con edificios de lujo es un hipocresía, ya que gran parte de la venta de tierras en la Ciudad se vehiculizaron gracias a los votos del peronismo en la Legislatura o desde los puestos que ocupan en las corporaciones que manejan el negocio inmobiliario en CABA.

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Elecciones legislativas y una campaña electoral sin altura política

En una entrevista periodística de presentación de su candidatura, el candidato a primer diputado de la lista, Leandro Santoro sostuvo que el electorado tiene “expectativas prepandémicas” que serían la causa de la desilusión que muchos tienen con el gobierno al que votaron esperando que castigara el ajuste macrista. Es decir, que Santoro responsabiliza al electorado por esperar lo que el gobierno prometió que haría. Sin embargo, la pretensión de que sin pandemia sí hubieran cumplido con las promesas de la campaña 2019 está refutada por la realidad: antes de que se supiera de la existencia del Covid recortaron las jubilaciones que habían prometido incrementar un 20%. Aún pandemia mediante, el gobierno no abandonó el proyecto original de subordinar las decisiones políticas y económicas a un acuerdo con el FMI.

Para disimular el carácter conservador de sus listas, algunos sectores oficialistas impulsaron en sus redes sociales campañas orientadas, por ejemplo, a destacar posibles puestos expectables para la candidata trans de ese espacio Paula Arraigada (lo que exige que dicho espacio saque más del 36% de los votos en noviembre, un resultado que no está ni en los sueños más optimistas de los armadores de listas del FDT) o una rotación de una banca de 2019 para Natalia Zaracho, candidata cartonera del grupo de Juan Grabois. Mientras eso ocurre, la lista a legisladores es encabezada por Alejandro Amor, enemigo de los enfermeros y enfermeras que debería representar pero que, de acuerdo con Larreta, ha decidido dejar afuera de la carrera profesional, un reclamo fundamental del gremio, entre muchas otras tropelías contra las y los trabajadores municipales.

La campaña de los outsiders, el marketing y las redes sociales

Coherente con su línea de derechizarse, Leandro Santoro se pronunció apenas comenzada la campaña electoral a favor del uso de las pistolas Táser por parte de la policía y confesó haber llamado a Sergio Berni para saber qué posición tomar. El candidato, antes “progre” se sumó así al uso derechista que Berni y Patricia Bullrich le dieron al trágico hecho acontecido con el músico Chano Carpentier y aprovechó para traer a escena a lo más rancio del fascismo oficialista. Días después, vía twitter, salió al cruce de María Eugenia Vidal que agitaba el cuco de que un triunfo oficialista radicalizaría al Frente de Todos. Para confirmar que la ciudadanía no tiene razón para esperar una izquierdización del gobierno, Santoro aseguró que el FDT “milita para que entre Matías Tombolini al Congreso”, de íntimos vínculos con el larretismo y “garantía de racionalidad y moderación” (sic).

Santoro aduce que, a diferencia del macrismo, el espacio político al que pertenece gobierna y brega por “un Estado presente”. Pero “la presencia del Estado” del gobierno de Fernández ha estado abocada al pago de la deuda y a subsidiar a sectores capitalistas mientras recortó el IFE, ajustó las jubilaciones y los salarios brutalmente, a través del mecanismo de la inflación.

Cómo transformar un desastre sanitario en una epopeya

La campaña del Frente de Todos es la confesión de que no piensan atacar las cuestiones de fondo para avanzar en la industrialización del país y condenar a quienes lo hundieron, por ejemplo, iniciando las acciones legales que prometieron por el endeudamiento extraordinario que el macrismo consiguió del FMI. Lejos de eso, se encuentran avalando de punta a punta esa negociación.

La política que los orienta es la entrega los recursos naturales y pagar la deuda usuraria, ilegal e ilegítima. La idea de que se derechizan porque la población lo hace no tiene nada de original y lo cierto es que la historia demuestra que es al revés. La responsabilización que Santoro coloca sobre las expectativas que pudiera tener electorado es una maniobra para ocultar que su pragmatismo es servil al capital y nada más. Son los que gobiernan los que se derechizan, no los pueblos, como lo demuestran las rebeliones populares que recorren en América latina. Para una Argentina diferente a la que ofrecen los gobiernos derechistas en América Latina es necesario girar a la izquierda y castigar a los ajustadores.

*Vanina Biasi. Precandidata a Diputada Nacional por el FITU-CABA Lista "Unidad de la Izquierda". @vaninabiasi

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