Comenzaron las clases en Argentina, esta vez en medio de una pandemia mundial. Resulta interesante, recuperar algunas de las voces que se escucharon el pasado miércoles 17 de febrero de un 2021, día que promete ser recordado como otro año especial. Compartimos algunas:
—"Mis compañerxs no vinieron la jardín", dice Tomás de sala de 5, al sur de la CABA.
—"Está todo pensado, lxs maestrxs terminan de atender a sus alumnos y siguen con las clases virtuales, todo se hace en horario escolar, nada en casa", comenta una directora a los medios.
—"La directora nos llamó por megáfono en el parque, qué raro todo... tengo miedo", dice una madre de inicial.
—"Mamá de Pedro, ¿puede salir uno de ustedes de la sala?", dice la maestra de la sala de 2 años separada en dos burbujas de 10 chicos cada uno.
—"La señorita ¿ya llegó?", preguntan las familias de la escuela infantil.
—"¡No! está aislada con signos de Covid", responde una auxiliar.
—"¿vos sabés que la maestra de la sala... es positiva, no?", dice una compañera.
—"No hay maestras contagiadas, son solo rumores"; dice la directora a las familias.
La escuela ha sido puesta en la mira en las últimas décadas para desacreditarla y con ella a la docencia
La escuela ha sido puesta en la mira en las últimas décadas para desacreditarla y con ella a la docencia. La pandemia la volvió a su lugar de ordenador de la vida social, de las cotidianeidades y de las relaciones afectivas en los primeros largos años de vida, el tiempo de la infancia o para que no queden dudas, desde que se nace hasta los 18 años. El regreso a los edificios escolares se celebra de modo especial en todo el mundo. En la Ciudad de Buenos Aires, de una Argentina con un calendario electoral ordenándolo todo, en el mismísimo mes de febrero comenzó el derrotero de un nuevo año escolar sin que estén todas las medidas de bioseguridad garantizadas y con una masividad en la educación inicial que sorprende si recordamos que hasta hace solo unos meses era el nivel con el que menos apuro había para el regreso.
En las salas de la Ciudad de Buenos Aires, hay dudas y ansiedades. Existen las inquietudes propias de cada inicio escolar y, también, las que trae la pandemia ligadas a la salud y el cuidado de la vida. Es así, que en algunos jardines de infantes las salas estuvieron con mucha gente adulta alrededor de lxs niñxs y, en otras, asistió solo un 20% de los inscriptos. Podemos aventurar que las diferencias cada día más grandes entre el sur y el norte de la metrópoli nos ayudan a explicar esos datos; lo cierto es que las brechas de la injusticia para la primera infancia se agigantan en este escenario. Para lxs docentes, en su mayoría mujeres con familiares e hijos a cargo, la situación es aún más grave, ya que como se denunció por estas horas, se ha ocultado la presencia de maestras con Covid en algunas escuelas infantiles generando angustia y desamparo en la comunidad educativa.
La única experiencia educativa que no puede hacerse en otro tiempo vital es la del nivel inicial
La única experiencia educativa que no puede hacerse en otro tiempo vital es la del nivel inicial; la que se hace hasta los 6 años, la que desde hace años es disputada en medio de las luchas por su valor hoy asiste al desorden, la confusión que deja las salas vacías o desbordadas, a maestrxs y auxiliares con temor y la angustia a flor de piel. Después de tanta espera, tanta angustia, era necesaria esta escena... Algo se está reorganizando, solo esperamos que la resistencia no se mida otra vez por el número de bajas... Anhelamos que el regreso ayude a romper las fronteras de una escuela que capacitada por décadas para ordenar la vida social ahora debe liderar un nuevo modelo social que construya colectivamente, que abandone las competencias y la competencia y que se pregunte con firmeza si seguirá educando consumidores fieles.
La vuelta a las salas debe ser con cuidado. Es decir, con ventilaciones, elementos de sanitización, con recursos y vacunas. También con nuevos proyectos curriculares que permitan mostrar mundos con menos moldes y más voces de niñeces cuyos únicos problemas sean sostener su mundo de colores. De lo contrario, volver a las salas tendrá como único objetivo tener la primera infancia "guardada" por unas horas en una profunda pausa que les quita la posibilidad de conocer e imaginar mundos alternativos en contacto con la simpleza del cielo y la naturaleza.
*Docente e investigadora de Ciencias de Educación en la Universidad Nacional de La Plata. Fue Directora Nacional de Educación Inicial.