La audiencia convocada este miércoles 17 de agosto ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de San Isidro contó con el testimonio del médico forense Héctor Moreyra, quien condujo la autopsia al cuerpo de María Marta García Belsunce. Los aportes del médico confirmaron las conjeturas de la fiscalía con respecto al horario del homicidio, un elemento clave en la acusación, ya que el principal sospechoso, Nicolás Pachelo, se encontraba en el country de Pilar en la franja horaria ratificada por el testigo.
Hector Moreyra, el profesional que realizó la autopsia al cuerpo de la víctima el 2 de diciembre de 2002 en la morgue judicial del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de la Nación, corroboró que María Marta fue asesinada "mínimo una hora antes" de las maniobras de reanimación realizadas por el personal médico, lo cual convalida la estimación de la fiscalía respecto a que el homicidio tuvo lugar alrededor de las 18.30 hs, momento en que el principal imputado, Nicolás Pachelo, permanecía dentro del country.
El testimonio del forense se complementa con declaraciones del hermano de la víctima, John Hurtig, quien aseguró durante el juicio oral que un familiar de Nicolás Pachelo le reveló que el principal acusado fue el asesino de María Marta, y que días antes del crimen adquirió municiones calibre 32 largo, el mismo que fue utilizado en el hecho, y que no lo denunció porque le tenía "pánico", según informó Télam.
Por su parte, el médico se refirió a "las motivaciones" del crimen de la socióloga:
"Cuando se analizan las motivaciones de un ataque de este tipo, son tres: un motivo pasional, un tema económico o una violencia por robo. Sobre esos tres motivaciones uno puede ubicar de qué se trata”, declaró.
El forense agregó que días antes de la autopsia se presentó en la casa de la familia Carrascosa-García Belsunce en el country Carmel, con el propósito de "comparar con los hallazgos que iba a tener en la autopsia".
En cuanto al resultado de la necropsia, el forense mencionó que María Marta fue atacada de seis balazos, el primero de los cuales no llegó a penetrar en la cabeza, seguido de otros "cinco impactos de proyectil" que sí penetraron en el cráneo y ocasionaron la muerte, aunque también se detectaron "lesiones contusas sobre su rostro y en ambos miembros inferiores”, aportó el testigo.
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Los disparos habrían sido ejecutados "entre 5 y 35 centímetros y en forma perpendicular" y el primer disparo "le produjo un aturdimiento" a la víctima, advirtió Moreyra.
"Los cinco orificios tienen todas las características de haber sido a 90 grados, pero con distintos distanciamientos, con la persona colocada de costado en circunstancias de defensa, inclinando su cabeza, como esperando el disparo u otro golpe en su rostro", reveló el testigo.
Sin embargo, la agonía de María Marta se produjo tras el segundo disparo, "que no fue determinante de su paro cardiorrespiratorio", por lo que luego fue "rematada" de cuatro disparos continuos, especificó el profesional.
"En el examen también hallamos una fractura de costilla en la parrilla costal izquierda, que se ubica por debajo del corazón, sin características de vitalidad", aclaró.
El especialista explicó que las maniobras de reanimación tuvieron al menos una hora después del ataque: "La fractura de la costilla, por el sitio de ubicación y las características de falta de vitalidad, y tras ser asistida pos mortem por un médico, se infiere que fue una maniobra de reanimación en un período posterior de entre una y tres horas de muerte", detalló
"Es decir, al no dejar muestras en la piel como hematomas, debe interpretarse que la maniobra se practicó mínimo una hora antes de la muerte", aseguró el forense.
La hipótesis central de la fiscalía
Dichas declaraciones confirman la teoría del Ministerio Público respecto a que María Marta fue asesinada alrededor de las 18.30, intervalo en que Pachelo se encontraba en el lugar de los hechos, dado que el médico Juan Gauvry Gordon practicó la reanimación aproximadamente a las 19.25 y por el lapso de 20 minutos.
Por último, el médico forense explicó a los jueces que la agonía de la víctima comenzó con el segundo disparo -el primero en entrar al cráneo-, "que no fue determinante de su paro cardiorrespiratorio", por lo que luego fue rematada de cuatro disparos continuos.
"Desde el punto de vista forense, la interpretación pertinente es que el objetivo perseguido (por el agresor) es que si la persona continuaba sin fallecer y se producen estos cuatro disparos, eso es una modalidad ejecutoria para que se confirme el fallecimiento. Si la víctima hubiese quedado viva, con la capacidad de reconocer al victimario, no se lograba el objetivo de que no lo reconozca", concluyó el médico legista.
CA / ds