La polémica por el origen biológico de la homosexualidad divide por igual a gays y heterosexuales. El neurólogo norteamericano Simon Le Vay agitó estas aguas hace años, cuando publicó que ciertos núcleos del cerebro eran de igual tamaño en varones homosexuales y mujeres heterosexuales, mientras que eran más grandes en hombres heterosexuales.
Ahora, un nuevo estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), revela que la mejor manera de predecir si un varón será gay es saber cuántos hermanos del mismo sexo tiene. Conocido como “efecto fraternal del orden de nacimiento”, se trata de un fenómeno relacionado con los anticuerpos maternales que se ponen en juego durante la gestación de fetos masculinos.
Todos los varones portan un cromosoma Y en sus células, que le resulta ajeno al organismo materno (que, como todas las mujeres, portan dos cromosomas X). Así, el feto masculino funcionaría como un cuerpo “extraño” que desencadenaría la producción de anticuerpos. A medida de que una mujer gesta nuevos varones, los anticuerpos se irían fortaleciendo y la reacción inmunológica de rechazo a lo “masculino” sería mayor. Según el investigador canadiense Anthony Bogaert, se trata de una cuestión biológica y no de crianza.
En otro estudio reciente, también publicado en PNAS, investigadores suecos determinaron que –ante ciertos olores corporales– las lesbianas reaccionan como los hombres heterosexuales y de manera distinta que las mujeres heterosexuales. Las feromonas que despiden el olor bajo estudio son un derivado de la progesterona (AND) que se fabrica en el sudor masculino y un esteroide similar a los estrógenos (EST) detectado en la orina femenina.
El hipotálamo de las mujeres gay se excitó tanto como el de los varones hetero cuando olieron la feromona femenina EST.