Aunque militó gran parte de su vida en la Capital Federal y nació en la Ciudad de Buenos Aires, la semana pasada Patricia Bullrich le consultó a su equipo si había algún resquicio legal para que sea candidata en la Provincia de Buenos Aires. La excusa: un campo familiar en Los Toldos. La respuesta de los abogados que la asesoran fue negativa. Acaso por ello, la presidenta del PRO abrió una línea de negociación con Horacio Rodríguez Larreta para decidir cómo se integrarán las listas del distrito donde gobierna el partido que fundó Mauricio Macri hace 14 años.
En ese marco, Patricia Bullrich no vio con buenos ojos el posible desembarco de María Eugenia Vidal en la Ciudad. Tampoco el ex presidente. En varias oportunidades le pidió que “se defina”, e incluso de eso hablaron a comienzos de año cuando se cruzaron a tomar un café en el Jardín Botánico a solas.
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De todos modos, cerca de la presidenta del PRO plantean que, dado el crecimiento de su figura, debería “recorrer el país” y dejar de lado una pelea interna en la Ciudad. “En todo caso, que la deje a Vidal como desesperada por un cargo”, apunta a PERFIL una fuente cercana a la ex ministra de Seguridad.
Sin embargo, en rigor, la movida para que la ex gobernadora sea candidata en la Ciudad fue animada por Larreta, cuando se anotició que Vidal no quería volver a la Provincia de Buenos Aires, una etapa terminada, según sus propias palabras.
En ese marco, el jefe de Gobierno está decidido a ir una interna con Bullrich con tal de que Vidal encabece la boleta. Aunque ensaya una diagonal: proponer que la presidenta del PRO esté tercera en la lista en una boleta de consenso que les permita a ambas hacer campaña con libertad y como una muestra de unidad.
Ninguna de las dos tiene ánimo de quedar enredada en una PASO porteña. Acaso por ello, el lunes en un Zoom con Elisa Carrió, Vidal eligió elogiarla y planteó que “Patricia le puso el cuerpo” a la discusión política desde que Cambiemos se fue del poder.
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Pero hay una jugada más allá. “Si Patricia va a una interna con María Eugenia y la pierde, también vamos a ir por la presidencia del partido”, le hicieron llegar a Bullrich desde Uspallata, la sede del Gobierno porteño. Hoy el segundo de Bullrich en el PRO es el larretista Eduardo Machiavelli, quien viene viajando por las provincias desde fin del año pasado pensando en el proyecto presidencial del jefe comunal.
“Patricia puede jugar con el aval de Mauricio (Macri) pero pone en juego al partido. De una derrota volvés, pero de una derrota interna no”, confía una fuente de trato cotidiano con Larreta y con Vidal.
En noviembre, tras la derrota en Provincia, el entonces presidente le ofreció a la saliente gobernadora bonaerense la presidencia del PRO y ella decidió no aceptar, prefirió elegir el bajo perfil y alejarse del ruido cotidiano durante el 2020.
Con todo, para el jefe de Gobierno abrir una PASO es un problema no menor: producto de sus múltiples acuerdos se le armaría una “puerta 12” de candidatos. El socialismo, el partido de Graciela Ocaña, la UCR, la Coalición Cívica, entre otros, pujan por meter sus candidatos.
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En la boleta nacional ya se descuenta la reelección de Carmen Polledo, quien cuenta con el aval tanto de Macri como de Larreta. También que habrá dos lugares para la UCR (¿jugará Martín Lousteau o su ego no se lo permitirá?), y dos para los “lilitos”.
De todos modos, la pelea Bullrich-Vidal tiene un eje más. Si en la Provincia de Buenos Aires los intendentes del PRO no permiten que haya PASO donde gobiernan para poder armar su esquema político en sus distritos, lo mismo podría argumentar Larreta. Será una disputa de poder más.
es / ds
