POLITICA
Cambiemos en el Conurbano

El dilema de hacer campaña donde más rechazo tiene Macri

Son quienes reciben a diario las críticas por la crisis económica, pero confían en recuperar a los desencantados. Apuestan a obras y narcotráfico. El factor Vidal.

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Los Candidatos de cambiemos Evert Van Tooren, Ezequiel Pazos y Pablo Alaniz | Prensa Cambiemos

“Si María Eugenia mide mejor que yo en sus municipios, no duden en usarla a ella y no a mi”. La frase pertenece a Mauricio Macri y se la expresó a los candidatos de Cambiemos en el Conurbano antes de la elección de 2017. Esa realidad, este año, se volverá a repetir, sobre todo en esos municipios gobernados por el peronismo donde la intención de voto del Presidente apenas supera los 20 puntos y Cristina Kirchner casi lo duplica.

Ante esa realidad, los candidatos de Cambiemos se enfrentan a la dura realidad de salir a hacer campaña en los lugares donde peor le va al Gobierno, distritos calientes porque son donde se siente con más crudeza el impacto de la crisis económica. “Yo soy Macri para los vecinos. Me dicen ‘decile a Mauricio tal cosa’, o ‘esto no puede seguir así’, o ‘hagan algo’”, relata Evert Van Tooren, referente de Cambiemos en Esteban Echeverría. “Los comerciantes son los que más te dicen ‘estamos mal’”, coincide Pablo Alaniz, concejal en Florencio Varela. En los sectores medios es donde más sienten los cambiemitas el malestar de la gente. Lógico, ahí están los mayores niveles de desencanto, los votantes que votaron a Cambiemos en el pasado y hoy están desilusionados. “Yo tengo que pasar por el almacén que cerró después de 25 años y me da vergüenza”, reconoce otro dirigente de Cambiemos.

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El viernes 5 de abril Macri recibirá con un asado en la Quinta de Olivos a los “sin tierra” (como se conoce a los candidatos de los distritos gobernados por la oposición) y no sorprendería que les vuelva a decir que se apoyen en la figura de Vidal. Es que en la mayoría de esos distritos, la gobernadora tiene como mínimo 10 puntos más de intención de voto. “Yo en los timbreos siempre digo: ‘Hola soy de Cambiemos, del equipo de Vidal y del presidente Macri”, cuenta unos de los dirigentes consultados por PERFIL. Vidal siempre primera. “A ella la perdonan más”, señalan.

“La gente que nos votó está esperando que le encontremos la vuelta”, sostiene Ezequiel Pazos, de José C. Paz. Allí, por ejemplo, Macri llega a duras penas a los 20 puntos en las encuestas, cuando hace dos años Cambiemos sacó 30. Las quejas están a la orden del día, desde el que está enojado porque tuvo que cerrar su negocio hasta el que se queja porque “la guita no alcanza”.

A sus electorados, según explican los referentes, lo ven dividido en tres: “los que les va mal pero no quieren ir para atrás, los que te dicen que te votaron pero están enojados porque no llegan a fin de mes, y los que apoyan a Cristina pase lo que pase”. Y obviamente, el contexto no ayuda para sumar voluntarios como en el pasado y así avanzar con un mayor desarrollo territorial. En ese marco, la rama joven del PRO, La Generación lanzó por primera vez escuelas de gobierno en nueve zonas del Conurbano.

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Para hacer campaña, entonces, intentarán recostarse principalmente en dos puntos que los equipos de campaña detectaron que pueden servir para apalancarse: las obras realizadas en cada municipio con fondos de Nación o Provincia, y el combate contra el narcotráfico. Algunos, además, apuntarán a concentrar sus mensajes en una lógica bien local, sobretodo donde puedan aprovechar del desgaste de gobiernos que vienen de décadas. No todos podrán apostar a esa estrategia, ya que muchos intendentes peronistas tienen buena imagen pública (Berazategui, Esteban Echeverría, Lomas de Zamora, Almirante Brown o San Fernando, por citar algunos casos). Son los que tienen el peor escenario: no los ayuda la tracción presidencial de la boleta, ni el desgaste de su competencia local. Les quedará apostar porque Vidal los ayude con el corte de boleta.

En el mientras tanto, también buscan trabajar con organismos de Nación y Provincia para “articular para que lleguen soluciones”. Las oficinas de Anses o Pami, ministerios de Desarrollo Social o Trabajo, todo suma. “Por el Estado en tu barrio en José C. Paz pasaron más de 100 mil personas”, explica Pazos.

Los problemas, sin embargo, no se acaban en la imagen de Macri y la situación económica. Las obras, en muchos casos, no pueden defenderlas como propias. En Esteban Echeverría, por ejemplo, una encuesta detectó que el 70% creía que las obras eran responsabilidad del intendente. La lucha con el narcotráfico es bien recibida, pero el desafío es que sume votos. “Los mismos que te putean te reconocen ese trabajo”, analiza Van Tooren. Al final de cuentas, habrá que ver si pesan más las broncas por la economía o el reconocimiento de las cosas hechas.