El candidato a diputado nacional Javier Milei suele elogiar a Domingo Felipe Cavallo, a quien señala como “el mejor ministro de Economía de toda nuestra historia”. Así, el libertario volvió a poner al mediterráneo economista en el centro de la escena política, aunque resaltando solo su gestión durante el primer gobierno de Carlos Saúl Menem, cuando se ató el peso al dólar y se logró frenar la inflación. Economistas y políticos dialogaron con PERFIL sobre el “otro” Cavallo, el que fue funcionario de la última dictadura militar y el que también era ministro cuando voló por el aire la gestión del presidente Fernando de la Rúa.
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Primera gestión de Domingo Cavallo: la “estatización de la deuda”
Su primera gestión a nivel nacional fue con el presidente de facto Reynaldo Bignone, quien lo designó director del Banco Central el 2 de julio de 1982. Estuvo dos meses y renunció.
José Ignacio De Mendiguren, presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), afirmó que “siempre le imputan a Cavallo que le perdonó la deuda a todos sus amigos cuando dio el Seguro de Cambio, para que después con la devaluación el Estado se hiciera cargo de la deuda por la diferencia que tenían las empresas en el exterior. Eso nosotros en el 2002 no lo hicimos, sino que cada uno tuvo que arreglar lo suyo”.
En contraposición, el economista Fausto Spotorno, negó que la estatización de la deuda fuera ejecutada por el entonces presidente del Banco Central. El mismo Cavallo, explicó en un vivo de Instagram con Milei que “lo hicieron renunciar a los días porque no había querido estatizar la deuda en dólares, y que cinco meses después, su sucesor Julio González del Solar, emitiría la circular A251 por la cual transfirió aproximadamente 17 mil millones de divisas norteamericanas de la deuda de empresas privadas al Estado”. Subrayó en una entrevista que en el poco más de un mes que lideró, realizó una Reforma Financiera para los endeudados en pesos y para darle liquidez al Banco Central de la República Argentina. “Me preocupaba mucho la situación de endeudamiento, de las empresas y familias, que se habían acumulado con los años por el gran interés que le ponían. Las deudas doblaban el valor de las propiedades”, indicó.
Por su parte, para José Castillo, economista e investigador de la Universidad de Buanos Aires de orientación trotskista, no hay discusión: “Cavallo fue el artífice de la hipoteca que generó la inmensa mayoría de los problemas económicos y sociales argentinos de los 40 años siguientes”.
La segunda gestión de Domingo Cavallo y la Ley de Convertibilidad
El primer contacto que el economista tuvo con Carlos Menem fue cuando, durante la campaña presidencial de 1989, viajaron juntos por Europa. Tras la asunción, anticipada por la renuncia a la presidencia de Raúl Alfonsín, Cavallo fue designado ministro de Relaciones Exteriores. Permaneció en el cargo un año y medio. Luego, fue nombrado en Economía con el respaldo de la influyente Fundación Mediterránea.
Fue la época de oro que elogia Milei, con la Ley de Convertibilidad y el 1 a 1 entre el recuperado peso argentino (que reemplazó al austral) y el dólar. En este punto, las opiniones se polarizan entre quienes lo consideran uno de los mejores ministros del país y quienes aseguran que lo llevó a la debacle.
Spotorno, al igual que Milei, manifestó “que fue la primera vez en la historia argentina que se decidió tomar el toro por las astas y se hizo una buena política económica, con el fin de resolver los problemas de fondo”. También reconoció que la pobreza y el desempleo existieron, pero defendió que no fue un problema de gestión sino de consecuencias del mal gobierno que se había hecho con anterioridad.
“Fue una cuestión de problemas económicos y condiciones económicas. Se venía de una hiperinflación y de décadas de hacer las cosas mal. Por otra parte, los que se quejan de la privatización de empresas no tienen idea de lo que dicen. No daban buen servicio, para tener un teléfono fijo tenías que esperar diez años, había cortes de luz, el gas era malo y no calentaba. Las empresas eran las principales generadoras del déficit y para que el país creciera había que venderlas”, detalló Spotorno.
Cabe recordar que se privatizaron más de 60 empresas, algunas a través de concesiones muy polémicas que se vieron salpicadas por casos de corrupción. Dejaron de pertenecer al Estado YPF, Aerolíneas Argentinas, Gas del Estado, la telefónica Entel, la eléctrica Segba, el Correo, los ferrocarriles, Obras Sanitarias, la Caja Nacional de Ahorro y Seguro, la siderúrgica estatal Somisa y siguen las firmas.
En el otro extremo, José Castillo dijo que fue el período en el cual se consolidó la desocupación estructural de dos dígitos. “Millones de argentinos perdieron sus trabajos y la pobreza estructural de la Argentina dio un salto enorme durante la década del '90. Con las privatizaciones se vendieron todas las empresas públicas por menos de su valor, o sea hubo un remate del Estado, que género un problema muy grande de infraestructura; recordemos, por ejemplo, que la Argentina perdió toda sus red ferroviaria llegando a generarse miles de pueblos fantasma”.
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La paridad del uno a uno generó problemas profundos para la industria nacional. La falta de competitividad de algunas empresas, sumada a las condiciones adversas que generó el modelo de Cavallo derivó en la desaparición de gran parte de la industria liviana que había nacido con el peronismo original.
Elecciones pérdidas y la tercera gestión de Cavallo con la Alianza
En diálogo con Milei, el propio Cavallo señaló que se fue del gobierno de Menem por la persecución sufrida tras intentar desbaratar ciertas "mafias enquistadas en el poder". En las alianzas que hizo al lanzarse a la política, tejió buenas relaciones con Néstor Kirchner y Alberto Fernández. El actual Presidente fue uno de sus puntales porteños para el proyecto presidencial de Cavallo, que perdió las elecciones de 1999.
José De Mendiguren calificó de “industricidio” la gestión que hizo durante el menemismo y que terminó por explotar en diciembre del 2001. “El retraso cambiario, la presión tributaria, los intereses, la apertura indiscriminada de la economía sin protección algún y con competencia desleal llevó a que Argentina se convirtiera en un país carísimo de exportar y baratísimo para importar”, detalló el presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior.
El político, enrolado en el massismo, explicó que “la clave del fracaso fue que el plan de estabilización que fue la Convertibilidad terminó siendo un modelo económico, al cual Cavallo se aferró con terquedad y del cual después no supo cómo salir”.
“Cuando volvió a Economía con la alianza, en el 2001, para sostener su plan acudió a todo. Sólo se sostenía a costas de endeudamiento y cada provincia tenía su propia moneda. Cuando el FMI le dejó de dar dinero, implosionó la convertibilidad”, indicó. Y agregó que “la Alianza sólo había ganado por la promesa de mantener el 1 a 1. La gente estaba aterrada por las deudas que tenía y si se sacaba la paridad entre el dólar y el peso quedaban muy mal”, indicó.
Spotorno señala que “no es lo mismo gestionar cuando el país está explotado, como en la década del 90, que cuando la cosa está por explotar, como en el 2001)”. La asociación Milei-Cavallo reivindica un momento histórico que aún es parte de una controversia irresuelta por los argentinos.
CP
