Llega agitada. Acaba de subir ocho pisos por escalera. Los ascensores del Ministerio de Seguridad que conduce funcionan bien pero, por falta de tiempo, Patricia Bullrich prefiere hacer algún ejercicio cotidiano aunque sea entre reuniones. Incluso, tiene una app en el celular que le indica los parámetros mínimos de escalones diarios. Tras los saqueos, en una entrevista con PERFIL, la ministra habla del caso Maldonado y el desembarco de las FFAA en la frontera.
—¿En qué estadio está la lucha contra el narco?
—Estamos trabajando con una fuerte tarea de decomiso y desestructuración de bandas en frontera. Los avances, tanto en marihuana como en cocaína, son importantes: arriba del 400% en las sustancias. No solo es importante la cantidad que uno decomisa sino el aumento de los operativos, de la personas detenidas y la destrucción de bandas narcocriminales. El segundo punto son los barrios en donde se concentraba el acopio y la comercialización; entramos muy fuerte, como el caso de la villa 31 y la 1-11-14, donde han bajado la cantidad de homicidios. Hoy hay dominio del Estado sobre esos territorios.
— Al ver las experiencias de México y Colombia, que no fueron satisfactorias, ¿cómo viene el despliegue de las Fuerzas Armadas en la frontera?
—Desde mi punto de vista, mal criticado. Lo criticaron los mismos que lo hicieron: el kirchnerismo había hecho operativos llevando las FFAA a las fronteras y cuando hicimos algo similar, lo criticaron. Además, en la frontera mexicana o la colombiana están instaladas las bandas de narcotráfico, donde se concentran la mayor cantidad de homicidios de ambos países. Nuestra frontera es limpia, prácticamente no tenemos muertes por narcotráfico. Se puede encontrar alguien que transporta droga; tener a las FFAA implica tener barreras de contención.
—¿Vio la película de Santiago Maldonado?
—No, la verdad que no me invitaron.
"Somos republicanos, desarrollistas, productivistas y no populistas. Tenemos una idea de la Argentina como un gran país de clase media"
—¿Qué quedó de ese proceso, con gente en la calle pidiendo su renuncia?
—Mi renuncia y mi muerte. Decían: “Muerte a Bullrich”. Me quedó una enseñanza muy importante: cuando uno está convencido de que tiene la verdad hay que sostenerla aunque no sea políticamente correcto. Había puesto toda la capacidad técnica y la sensibilidad de mi equipo y de la Gendarmería para saber qué había pasado ahí, y sabíamos que la Gendarmería no se lo había llevado, no había una desaparición forzada, era todo un montaje político muy perverso. Y resistir en la verdad nos dio una enseñanza muy importante que nos sirvió para ganar confianza en la sociedad, ganar confianza en la Gendarmería y fue torcer una historia en la que el relato le gana a la realidad.
—¿Está el kirchnerismo detrás de los saqueos o no?
—Estamos investigando quiénes son los que organizaron los WhatsApp que mandaba gente, muchos de ellos en listas de planes sociales; cuando tengamos esa investigación con los nombres verificados lo daremos a conocer. Lo importante es que logramos parar rápido la idea de intentar generar un efecto bola de nieve. Los movimientos sociales, cuando vieron que había gente suya, y se dieron cuenta lo que estaban generando, empezaron a bajar. Reconozco que puede haber una persona del Movimiento Evita suelta, pero es importante que sus dirigentes le digan a su gente que no participe. Tenemos una política clara: no vamos a dejar que la Argentina caiga en una situación de robos organizados y vamos a defender, así como lo hicimos aumentando la AUH, a todas las personas que tienen su comercio, que viven de su almacén, y vamos a hacer valer la ley. La gente que la está pasando mal tiene dónde ir, tiene una puerta para tocar y no tiene que ir a saquear.
—¿Se siente más liberada con diez ministerios y sin controladores?
—Con la coordinación de Lopetegui nos llevamos siempre muy bien, y fue una coordinación técnico-económica. La política de seguridad siempre fue discutida a nivel general. Tenemos un modelo distinto al del kirchnerismo con Zaffaroni y lo mostramos con claridad. Y eso no se marcaba en el apoyo de Lopetegui, que fue muy importante. Ahora, tener reuniones todos los días con el Presidente y poder discutir los temas de manera directa me gusta, me da una mirada más holística. Me gusta opinar de los temas, por ahí demasiado para la lógica ingenieril de mi presidente (risas).
—¿Sus compañeros de gabinete están más conformes con una estructura más pequeña?
—A los que nos tocó lo sentimos como un orgullo, pero también quiero reconocer a todos los que dijeron: “No me importa estar en el equipo en un lugar distinto”. En otro momento en la política hubieran renunciado todos. Dijimos "somos un equipo y seguimos trabajando". Hay que reconocerlo como algo distinto.
—¿Cambiemos debe incorporar peronistas?
—Somos Cambiemos, tenemos una composición de ideas en las que yo pondría sobre la mesa tres: somos republicanos, tenemos una idea distinta de la relación con la ley; segundo, somos desarrollistas, productivistas no populistas, y tercero tenemos una idea de la Argentina como un gran país de clase media. Si uno incorpora peronistas racionales y después te dicen paremos por 500 días los despidos, mantengamos los sindicatos como están, mantengamos los presupuestos con el mismo déficit, ¿qué incorporás? El poder político es hacia donde vas. Muchos pueden ayudar, como lo están haciendo, a que haya gobernabilidad pero la idea hacia donde se va es distinta, somos Cambiemos.
—¿Cómo lo vio a Macri en estos días?
—El mismo lo definió: pasó sus peores cinco meses después de su secuestro y ahora está con todas las luces para lograr la salida. Lo veo totalmente enfrascado en salir de la crisis.
—¿Se vienen los peores seis meses como planteó Carrió?
—No, no creo que se vengan los peores seis meses. Vamos a tener muchas resistencias, lo vemos. Hay gente que marcha todos los días, no sé cómo hace, y que va a poner palos en la rueda. Pero la política es sacarse de encima los palos en la rueda. Si los ponen, seguimos adelante.