El tenor del paquete de medidas que prepara por estas horas el equipo económico y su impacto en la recaudación serán clave para destrabar la negociación con el Fondo Monetario Internacional que, por estas horas, está empantanada en Washington. Pero también servirá de puente para atravesar el tiempo de desencuentro. El ministro Sergio Massa se concentró este sábado en pulir los detalles de los anuncios, que llegarán en forma de decreto el lunes por la mañana, pero que buscará convertir en noticia hoy mismo, para ganarle de mano a los mercados. El retraso del acuerdo por la deuda externa ya le generó dos frentes complejos: la resistencia del círculo rojo y la paralización de la campaña electoral.
Fuentes del Palacio de Hacienda confiaron a PERFIL que Massa estuvo durante todo el sábado trabajando “en el progreso de las negociaciones con el Fondo”, como “también definiendo medidas”. No hubo recorridas que respondan a la mirada de la microsegmentación del electorado, como las charlas cara a cara con vecinos; ni tampoco avances en los dos grandes actos que se esperan para la semana próxima. Existe un temor fuerte: que el Fondo haya logrado “una parálisis de campaña inesperada y peligrosa”.
Los negociadores instalados desde hace casi una semana en la capital estadounidense sólo atienden los llamados de Massa. Por ahora, la traba está en la inflexibilidad del FMI por darle un voto de confianza al Gobierno ante los incumplimientos y los desaires al programa exigido para el repago de la deuda. Sin devaluación controlada y un ajuste de las cuentas que le asegure un rendimiento de los USD4.000 que ingresarán al país por la quinta revisión del staff-levelagreement, no hay acuerdo. Lejos quedó la esperanza de lograr un puente hasta el 2024, con la promesa de afrontar deudas con la recuperación de las exportaciones agropecuarias y los efectos positivos de los nuevos negocios de la energía de Vaca Muerta.
Dentro de casi una semana, la Argentina deberá cancelar USD2.660 millones de los vencimientos con el Fondo, que se acumularon para el 31 de julio; y, 24 horas después, deberá hacerle frente al pago de intereses por USD830 millones. Sin margen de tiempo para lograr el ingreso de DEGs del FMI, en el quinto piso ya tienen la orden armada para que el Banco Central active esos pagos con los yuanes que tiene en sus reservas.
Con otra marca alta de sangría de dólares, el Gobierno afina el paquete de medidas
Los cálculos de los ingresos previstos deben contemplar un escenario de sequía de dólares, porque los desembolsos llegarán para mediados de agosto, según estimaron fuentes del equipo económico. Si se quedan cortos con las estimaciones de recaudación, un nuevo paquete de medidas podría ser considerado como una “falta de previsión” y un “desorden” del plan. Si eso llega a impactar en el día a día, la primera variable afectada sería la inflación, que para julio ya tiene un piso del 6,5%, según propios pronósticos del Palacio de Hacienda.
La postergación del anuncio de las medidas, previstas originalmente para el viernes, se debió a la ausencia de la letra chica del acuerdo. Y si bien ganó tiempo para definir con profundidad los alcances, permitió la reacción del círculo rojo. Ayer, varias entidades comenzaron a mostrar su “preocupación” por los nuevos impuestos previstos, como también por las consecuencias de un beneficio sectorial que podría “distorsionar más aún el mercado”.
“Argentina necesita imperiosamente retomar el crecimiento, y para ello la única vía es posibilitar que el sector privado pueda desarrollar plenamente su potencial. Aumentar la ya muy alta presión tributaria no es el camino”, sostuvo la Asociación Empresaria Argentina (AEA), en un comunicado, en donde rechazó una resolución de la AFIP, que obliga a un conjunto de empresas a pagar un anticipo del Impuesto a las Ganancias.
Massa quiere tener las medidas ordenadas, con un alcance fiscal mensurable y sustentable, para poder comunicarlas y enfrentar las críticas del círculo rojo con un efecto favorable para la campaña. Algo similar a lo que sucedió con el impuesto a las grandes fortunas y su efecto en el plan energético de Vaca Muerta. De lograrlo con éxito, lograría retomar la iniciativa política y volvería a pensar en la campaña. A sólo 20 días de las PASO, el búnker vacío de personas y de planes generó preocupación en la dirigencia. “La gente no está esperando el acuerdo con el Fondo, sólo piensa en la agenda de la inflación y de la seguridad”, admitió a PERFIL un integrante del equipo de campaña.