La vuelta de Cristina Kirchner a un escenario público, tras el intento de magnicidio que sufrió en septiembre pasado, estuvo marcada por el color que aportó la UOM, que con casi ocho mil militantes que corearon “Cristina presidenta” en reiteradas ocasiones, y un operativo de seguridad que trató de ajustarse al contexto. No faltaron sus dirigentes más cercanos, que aplaudieron cada intervención de la protagonista de la tarde desde un costado del escenario.
En las primeras horas de la tarde, los alrededores del polideportivo Pilar contaban con patrulleros con el logo del gobierno bonaerense y del municipio, además de distintos efectivos que monitorearon el ingreso de los asistentes por tres puertas de acceso. Algunos, pasaron por un detector de metales pero otros ingresaron de manera veloz, sin cacheo mediante, para tomar lugar dentro de un polideportivo que lució colmado, gracias a las distintas columnas de las seccionales de todo el país del sindicato. Y que tuvo una carpa VIP, a un costado de una de las puertas del micro estadio, en donde habló la Vicepresidenta, por la cual pasaron dirigentes políticos y sindicales. Uno de ellos fue el senador nacional Oscar Parrilli, quien ante PERFIL, previo al cierre del plenario, no ocultó su entusiasmo por escuchar a la referente del Frente de Todos y anticipó que el discurso de CFK iba a ser “muy bueno, como siempre”.
Algunos asistentes pasaron por un detector de metales pero para otros no hubo chequeo
A metros de esa carpa, distintos integrantes identificados con ropa del gremio aprovecharon para estirar sus mantas y vender merchandansing de la figura de la principal oradora de la jornada, desde remeras hasta banderas. No faltó la gorra con la leyenda CFK 2023, aquella que exhibió Lula tras su triunfo electoral, que se podía adquirir por 1000 pesos. Tampoco, los distintos puestos de comida distribuidos estratégicamente: nadie pudo evitar respirar el aroma de patys y choripanes que se vendieron con celeridad a lo largo de toda la tarde.
A las 15, los militantes sindicales comenzaron a ingresar al sitio de los hechos y trataron en todo momento de no pasar desapercibidos. Primero, entonando su tema de cabecera, “queremos aumento”, a tono con la negociación salarial que encaró su líder, Abel Furlán, que quiere que las remuneraciones de los trabajadores metalúrgicos sean del 110%, un reclamo que se alentando por Máximo Kirchner. Después, se encargaron de pedir que la titular del Senado sea nuevamente presidenta de la Nación. “Cristina presidenta” sonó con fuerza y de manera continua, con trompetas y bombos generando la melodía.
Los hombres y mujeres de la UOM además se hicieron sentir cuando Kirchner nombró a Antonio Caló ya que el ex líder del sindicato se llevó una catarata de insultos y silbidos. Las bases, según explicó un dirigente del gremio, acusan al hoy integrante del consejo directivo de la CGT de “negociar paritarias a la baja, siempre por debajo de la inflación”, lo que determinó en marzo pasado a un cambio de rumbo gracias a una oposición liderada por Abel Furlán, en marzo pasado.
La titular del Senado acusó recibo de esos reproches y pidió una baja de decibeles, que no fue efectiva. Pos actividad, Caló evitó referirse a lo sucedido y en su contacto con los medios valoró lo que dijo Kirchner. “La acompañé durante sus mandatos, coincido con su visión y esperemos que con ella, si quiere en la Nación, tome de vuelta ese proceso que vimos”, sostuvo.
A su vez, hizo referencia a algunos planteos económicos que brindó la referente: “El salario no es ganancia y tiene que existir un reparto equitativo entre capital y trabajo. Y estoy a favor de la suma fija, es lo único que puede solucionar el problema ahora porque hay gremios chicos que no pueden cerrar una buena paritaria y la solución para esa gente es la suma, después hay que discutir la paritaria. Hay que entender eso”, añadió el dirigente, hoy con una silla en el consejo directivo de la CGT, desmarcándose precisamente de sus pares de la central obrera, que públicamente y por privado fustigan cada vez que pueden la iniciativa que impulsa la exsenadora y claman por el actual esquema de paritarias libres, abiertas a cualquier salto inflacionario.
Como es habitual en estas presentaciones, Kirchner estuvo acompañada de distintos dirigentes sindicales y políticos. No faltaron el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, que se llevó sentidos aplausos, el jefe comunal local, Federico Achaval, Maia Mendoza, intendenta de Quilmes, ni figuras gremiales que comulgan con las proposiciones del kirchnerismo en torno a los principales debates del mundo laboral. Ahí estuvieron Hugo Yasky, de la CTA, Omar Plaini, del gremio de Canillistas, y Pablo Moyano, triunviro de la CGT, entre otros, quienes coinciden en el pedido de suma fija, paritarias libres y universalización de las asignaciones familiares para tratar de que el salario no pierda por la inflación. Y hay coincidencia en que a la gestión de Alberto Fernández le falta fortaleza para enfrentar los aumentos de precios que dañan el poder de compra de los salarios de sus bases.
Furlán, el anfitrión y sindicalista K
Con 62 años, y al mando de la UOM, Abel Furlán, el hombre que ofició de anfitrión de CFK en su regreso a los actos públicos, tiene una característica particular dentro del ecosistema gremial: es uno de los dirigentes que sintoniza a la perfección con el kirchnerismo.
Su contacto con el sindicalismo se dio hace tres décadas, cuando fue empleado de Siderca, del Grupo Techint, y su salto a la arena política se dio de la mano del Frente para la Victoria, cuando fue electo diputado en tiempos de Cambiemos en el poder. Y con Máximo Kirchner como presidente del PJ bonaerense se convirtió en consejero del partido.
Este año su día a día giró 180 grados cuando, en marzo, le presentó resistencia a Antonio Caló, en el cargo desde 2004, y se quedó con la secretaría general del sindicato. Para dirigentes del colectivo sindical, la falta de muñeca en las negociaciones paritarias fue un factor clave para la modificación de mando. Furlán lo sabe y va a fondo: ya renegoció el acuerdo salarial y ahora reclama una paritaria que consagre el 110% de aumento, un pedido que cuenta con el guiño del hijo de la titular del Senado.