POLITICA
a una semana de las paso

Ricardo López Murphy: "Vengo a ampliar la oposición ante la deriva del oficialismo"

El economista, al que apodan “el bulldog” por su gesto adusto, se diferencia de Vidal y lamenta que no hubiera debate. Su cita con Macri y su compromiso de campaña.

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Simpleza. Dice que viaja a diario en colectivo porque es cómodo. | Juan Obregon

Con su boina, ya una marca registrada, Ricardo López Murphy se suelta: deja de lado su habitual seriedad, que lo llevó, junto a su fisonomía, al apodo “bulldog”, y suelta bromas de humor ácido con cara adusta. Su regreso a la política fue una de las novedades de esta elección. “La oposición está girando abiertamente a nuestras posiciones, como en el caso de Vidal”, apunta en una entrevista con PERFIL. “Hasta el rostro adusto nos han copiado”, agrega con una sonrisa.  

—¿Qué opina del manejo de la pandemia por el Gobierno?

—Hemos tenido decenas de miles de muertos por no haber adquirido las vacunas a tiempo, por no haber hecho lo que había que hacer, por tener prejuicios ideológicos, por asociarse a Moscú. Me pareció delirante.

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—¿Qué lo diferencia de la boleta de Vidal?

—Tengo una mirada diferente sobre la historia y las políticas y venimos de tradiciones distintas. Ella viene de una tradición filoperonista y de tener a Evita como ejemplo, y yo no. Yo tengo a Graciela Fernández Meijide, a Alicia Moreau de Justo, a Patricia Bullrich, que son figuras más atractivas. Mi visión de Evita, sobre la cual María Eugenia ha hecho eje, es otra: ella creía en firmarle la renuncia en blanco a Perón y hacía un culto a la personalidad y al verticalismo, el núcleo de su propuesta. Y eso está en las antípodas de la democracia republicana en la que he sido educado. Nunca estuve de acuerdo con la Fundación Eva Perón en el sentido de forzar contribuciones a un ente que no es estatal. Y eso fue un escándalo, pero no quiero reavivar las heridas que fueron superadas por el discurso de Ricardo Balbín en el Congreso en 1974.

—¿Le molesta que no haya habido debate con Vidal y Rubinstein?

— Los debates son muy sanos, nos permitirían mostrar una gran educación cívica. Y nos hubieran obligado a esclarecer los matices y hubieran ayudado a valorizar la competencia. El debate es la propaganda más económica: hubieran tenido un rating extraordinario. Yo vengo a ampliar la coalición opositora ante la deriva extremista del oficialismo para que no se consolide.  

—¿Lo preocupa que el cupo femenino y la distribución de la boleta tras las PASO lo deje abajo en la boleta si no gana?

—Si saco más votos que Vidal eso no pasaría. El tema del cupo y del D’Hont es un tema serio. No debería desvirtuarse el voto del ciudadano. Igual es un escenario donde nos va mal y yo no lo creo. Esto daría lugar a un problema jurídico, es un voto carambola si no: el ciudadano vota una cosa y sale otra. Habría que corregirlo.  

—¿Estuvo bien Bullrich en bajarse de su candidatura?

—No me meto en eso. Yo recuerdo cómo empezó nuestra relación a mediados de los 90. Después integramos el mismo gabinete (con la Alianza) y fue muy solidaria conmigo. En 2003 fue mi candidata a jefa de Gobierno y durante años mantuvimos una afinidad, y ella siempre es muy afectuosa conmigo.  

—¿Qué habló con Mauricio Macri cuando se reunieron?

—Me pareció natural que me llame, él hizo una exposición sobre los problemas y me dijo que creía que yo hacía una contribución positiva, y que valoraba la firmeza para plantear los temas. Lo escuché con cuidado y le dije: me he comprometido a que esta coalición ponga freno a los excesos al régimen hegemónico oficialista con visos totalitarios, y a construir una alternativa. Fue una reunión muy cordial.  

—¿Usted es claramente más halcón que paloma?

—En esta cosa avícola no estoy, estoy en la canina (risas).  

—¿Se toma el colectivo a diario o es una puesta en escena electoral?

—Me lo tomo siempre y ofrezco, como desafío a los periodistas, mi SUBE e investiguen así ven. Normalmente voy a la mañana la oficina en el 17 y vuelvo en el 132. Me reconocen más en el 17, la gente conversa conmigo. Algún conductor me hace preguntas y algún pasajero ha dicho “preguntale más alto así escuchamos”. Ahora viajamos pocos. Hoy lo sigo haciendo. Pero no tiene ningún mérito, es comodidad, no me estreso, voy contestando el WhatsApp y es muy barato. Y es un servicio eficiente.

—¿Quién lo apodó “bulldog”?

—Fue cuando era ministro de Defensa y mi fama sobre el carácter. Lo que ocurrió es que me decían bulldog por la cara, burlándose, y otros por la tenacidad. Lo que hicimos es volverlo favorable.