Su nombre es muy difícil de pronunciar pero aun así no hay nadie que no lo conozca en las primeras ligas de los mercados internacionales. Se ganó fama como hombre duro de la política monetaria y como exquisito tributarista. Es decir, “no te deja pasar una”, sintetizó un ex timonel del BCRA argentino, quien lo tuvo en frente negociando políticas monetarias en el Mercosur.
Ilan Goldfajn es el nombre y el hombre que más suena en estos días en los pasillos del Fondo Monetario Internacional. El organismo ya lo confirmó en septiembre pasado como el nuevo director para el hemisferio occidental del Fondo. Es decir, reemplazará al argentino mexicano Alejandro Werner, a partir del 3 de enero.
Podrá haber festejo navideño en el board del organismo internacional pero, a poco de brindar por el nuevo año, Goldfajn tomará el timón en todas las negociaciones con América Latina, en momentos en que en la región se encienden luces amarillas por sus diversas políticas económicas, muchas de ellas cercanas al populismo desde la perspectiva de los Estados Unidos, el socio que pesa fuerte dentro del directorio del organismo internacional de crédito.
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La principal diferencia que tendrá con Werner es que, justamente este último autorizó técnicamente el acuerdo stand by que el organismo le otorgó al gobierno de Mauricio Macri y que fue el más abultado y autorizado en tiempo veloz en toda la historia del FMI. Ahora Goldfajn tendrá la mano más dura para aprobar otros desembolsos del Fondo pero también para monitorear los diferentes tramos de los cumplimientos con los que cada país debe contar para que llegue el siguiente desembolso.
Este brasileño israelí timoneó el Banco Central de Brasil con dureza tras la devaluación del real. Le reconocen haber logrado contener la inflación y revaluar la moneda brasileña en medio de un contexto internacionbal hostil. Lo hizo a fuerza de mano dura en la política monetaria y sosteniendo con rienda firme la tasa de interés.
Traducido: no le gusta la emisión ni tampoco el control de cambio. Son dos aspectos en los que el gobierno argentino deberá tener cuidado proque podría toparse con un frontón ante quien, en definitiva, tendrá la verdadera lapicera.
Por eso, fuentes gubernamentales consideran que para la Argentina sería una fortaleza frente al FMI mostrar que el país crecerá este año cerca del 10%, es decir que recuperaría lo que perdió el año pasado por el impacto de la pandemia. Pero eso podría significar, desde la perspectiva del FMI, que habría más recursos para soltar el tipo de cambio, es decir aflojar el cepo y mejorar la recaudación. En este sentido, se cree que la fortaleza que vislumbra el Gobierno podría convertirse en una debilidad porque, desde la perspectiva del Fondo, el país tendría recursos para sostener dos puntos que consideraría claves.
Por un lado un sinceramiento de las tarifas de servicios públicos, por otro aflojar el cepo cambiario. El Gobierno trabaja en la manera de ir reduciendo los subsidios a las tarifas pero no quiere repetir el error del gobierno anterior. Y por otro lado, desde la autoridad monetaria buscan ir soltando el tipo de cambio oficial parta achicar la brecha con la cotización marginal pero solo podrán hacerlo si la inflación cede.
Por ahora, a esta altura de 2021, ambos escenarios asoman lejanos. Sin embargo, la necesidad de cerrar un acuerdo con el FMI es un insistente reclamo de todo el espectro del sector privado en la Argentina porque, detrás de ese acuerdo, se destrabarían muchos otros contratos de financiación internacional y mejoraría la calificación de las mismas empresas locales a la hora de salir a financiarse en el exterior para comprar nuevo equipamiento o sencillamente financiar exportaciones.
A Goldfajn se lo considera un amante de las redes sociales en su país, en especial de las vinculadas con los prefiles laborales, aunque últimamente parece haberlas abandonado. Es que, si bien condujo los destinos del Banco Central brasileño en tiempos del ex presidente brasileño Michel Temer, se le atribuye un rol clave en haber convencido al actual presidente, Jair Bolsonaro, de mantener la responsabilidad fiscal y monetaria. Algo que con el correr de los meses le valió muchas manifestaciones de repudio.
El perfil del elegido
◆ Es brasleño israelí y condujo los destinos del Banco Central de Brasil.
◆ Se ganó fama de duro por su estricta política monetarista y por ser defensor de la disciplina fiscal.
◆ Quienes lo conocen creen que el cepo cambiario y la emisión monetaria serían dos talones de Aquiles en la política argentina.
◆ Se le atribuye haber sido una pieza clave en la política de responsabilidad fiscal y monetarista que impulsó el presidente Jair Bolsonaro.
◆ Esas mismas políticas complicaron la imagen del presidente brasileño, en especial por el impacto del covid en la economía de ese país.
◆ Asumirá los destinos del FMI a partir del 3 de enero y nadie cree que tenga el puño débil a la hora de exigir números a la Argentina.