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Bienal de Venecia 2022

Aaron Nachtailer es argentino y expondrá un bosque flotante en la Bienal de Venecia 2022

Aaron Nachtailer es neuquino, estudió diseño y hoy es artista plástico en Europa. Sus propuestas son de grandes dimensiones como "la Patagonia, la tierra donde nací y crecí", dice.

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Aaron Nachtailer, artista plástico argentino que pondrá un bosque flotante en el Gran Canal, en la Bienal de Venecia 2022. | Gtza.A.N.

En unos días, Venecia inaugura su Bienal de Arte  2022 y un argentino utilizará el famoso Gran Canal de esa ciudad para presentar “Galla”, una bosque flotante de unos veinte metros de superficie. Aaron Nachtailer es el creador de esta instalación patrocinada por la Fondazione Università Ca’Foscari y promovida por Maison Random, una institución francesa sin fines de lucro que se ocupa de la creación de contenido cultural. Nacido en Neuquén, Nachtailer se mudó primero a Buenos Aires para estudiar y  desde hace unos años vive entre Francia e Italia. 

 

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Aaron Nachtailer tiene 36 años, nació en Neuquén y ahora vive entre Francia e Italia.

—¿Es tu primera vez en la Bienal de Venecia?

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—No, en  2017 presenté otra versión de un bosque pero esa obra se hizo en un salón de un palacio veneciano. Fue una experiencia inesperada para los visitantes  ya que debían ingresar en solitario y sin celulares. La instalación se llamaba “Encontrémonos”. En el verano de 2019, en ocasión de la Venice Glass Week, estuve en los jardines secretos de la antigua fábrica textil Fortuny, presentando una serie de esculturas que combinaban el vidrio soplado de Murano con otros materiales como el mármol o la madera.

—¿Tu producción artística siempre son de grandes dimensiones?

—Sí, siempre. Son las grandes dimensiones de la Patagonia, la tierra donde nací y crecí.

—¿Cómo se instala un bosque de 20 metros en el famoso Gran Canal de Venecia?

—Para esta obra tuvimos que utilizar una plataforma flotante. Trabajar  con materia vegetal es muy fascinante y extremadamente complicado por lo que tuvimos que diseñar un sistema de drenaje, riego…Esta es una obra sustentable no sólo en su resultado final sino en cada parte del proceso de realización. “Galla” tiene como objetivo ayudar a crear conciencia para la protección de la biodiversidad y de los bosques. Es una invitación a encontrar el equilibrio con uno mismo y con la naturaleza.

—¿Entiendo el concepto de esta instalación pero podrías ser un poco más específico?

—La idea surgió a raíz de los incendios forestales en la Argentina, y en poner en contraste la naturaleza salvaje con la urbanización. Un contraste necesario para entender la fragilidad del estado de la naturaleza. El proyecto “Galla” va más allá de Venecia, nació como una instalación artística, tendrá su versión en realidad aumentada, y el próximo 27 (de abril) se presentará en el metaverso (Decentraland Museum District), esa será su versión virtual. Es un proyecto ambicioso, una start-up para comprender las posibles implicaciones de los bosques flotantes.

—¿Qué árboles o vegetación tiene la instalación?

—Vegetación de la Europa continental, como roble, encina, madroño, un tipo de arbusto que se llama carpe.

—¿Por qué la llamaste Galla?

—El nombre es un muy interesante, es un término en latino que significa mantenerse a flote (no solamente en el agua). Y a su vez, es un término que se usa en botánica para identificar los crecimientos que se forman en los árboles y plantas en general. Creo que describe muy bien el proyecto.

—Tenés 36 años y pasado no muy lejano a la moda en Buenos Aires, ¿cómo llegaste a este presente en Europa?

—Voy a intentar resumir estos últimos dieciocho en una respuesta. Empecé estudiando Diseño de Moda y textil en la Universidad de Palermo y en la escuela de Mariano Toledo (diseñador de modas argentino) donde desde el inicio fui seleccionado para una pasantía en su atelier y me quedé a trabajar en su equipo por los siguientes cinco años. El trabajo diario en el atelier fue fundamental en mi desarrollo como diseñador: empecé con tareas básicas para luego dedicarme al dibujo, al diseño y a seguir la línea de cueros.

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Aaron Nachtailer en su taller de Italia donde trabaja con mármoles.

—¿Y desde tu llegada a Buenos Aires, cuándo hiciste base fuera de Argentina?

—A comienzo de 2002, al terminar el colegio en Neuquén, me mudé a estudiar en Buenos Aires. Y a partir de 2010 empecé con presentaciones fuera de la Argentina como ganador de diversos concursos o como parte de Laboratorio T –incubadora de diseño en el Centro Metropolitano de Diseño Buenos Aires–, donde en 2013 presentamos la colección desarrollada durante la Fashion Week de Nueva York. Con el tiempo me fui especializando en el uso de materiales naturales, lo que me llevó a quedar seleccionado por Vogue Talents Italia para presentarme en Milán en la Fashion Week 2015. Al año siguiente, me invitaron a participar en un proyecto en Venecia, que me llevó a seguir el desarrollo de mi carrera aquí. Desde entonces vivo entre Italia y Francia.

—¿Hacer base en Italia activó el cambio para que pases de la moda a la producción artística propiamente dicha?

—Con mi estudio exploró ideas más que estéticas convencionales, fluyendo entre esculturas e instalaciones. La moda en sí misma es una forma de arte, no existen barreras o límites para mí. Escribí hace poco un texto para la revista italiana ReWriters al respecto de la relación entre la moda y el arte. En el panorama actual, entre marcas que abusan de la palabra “lujo” y marcas de fast fashion que inculcan la cultura del descarte, la actitud más estimulante es la de comprar una prenda con aire de coleccionista. En otras palabras, es interesante notar que hay un nicho de personas, no necesariamente muy ricas, que eligen una chaqueta como si estuvieran eligiendo una fotografía de arte o una pequeña escultura. Es decir, estudiando los signos y significados de esa chaqueta, tratando de entender su génesis y función, apreciando su estética pero también la historia del diseñador que la creó. La moda debe ser única, como lo son las obras de arte.