La última vez que los tres estuvieron juntos en una misma mesa fue con cámaras de televisión registrando lo que sería una charla amena. Mauricio Macri y Juliana Awada pusieron “la casa”, es decir, la residencia presidencial de Olivos. Mirtha Legrand “los fierros”, es decir todo la estructura técnica para transmitir desde allí su programa nocturno. Y además su guión, uno que generó más polémicas que cualquier programa conducido por periodistas dedicados casi en exclusiva a tratar temas políticos. Desde su mesa, Mirtha subió la vara de los futuros reportajes al presidente, una vara desde entonces no superada por ninguno que tuvo a Macri como entrevistado. Que no fueron muchos por cierto. Tampoco lo fue el revuelo generado en las redes sociales y en editoriales publicados en medios afines al gobierno donde se encargaron en señalarle a Mirtha Legrand –aliada incondicional de Macri– que había cruzado una raya. También que había sido irrespestuosa en su manera de dirigirse al presidente. Y esa fue una de las críticas que más la afectaron.
Pero esa hecho ya pasó y desde hace tiempo su programa de los sábados por la noche parece una prolongación de la gestión macrista dado que no hay programa donde falte un integrante o incluso dos del partido oficial. Y aunque ella se “haga eco de lo que dice la calle”, pocas veces logra repetir esa actitud incisiva a la que sometió tanto a Macri como a Juliana Awada.
El miércoles pasado, la Fundación Favaloro hizo coincidir su cena anual con la celebración de los 50 años del primer by pass, tratamiento quirúrgico que de la mano de René Favaloro revolucionó el tratamiento de las afecciones cardiovasculares. Y esa comida volvió a reunir en una misma mesa a Mirtha, Macri y Juliana, además de Susana Giménez, Liliana Favaloro y Rogelio y Victoria Frigerio, entre otros. Hubo incluso momentos de guiños entre el presidente y Mirtha que dieron a entender que cualquier atisbo de rencor, es sólo cosa de los medios.