Ser canchero, fresco y disimular los 50 años con la decisión de no usar corbata, no es fácil. Este look requiere algunos cuidados indispensables si no se quiere caer en la desprolijidad. Para empezar, no cualquiera puede llevarlo. “Hay que tener buen estado físico. Si se tiene panza mejor usar corbatín que afina”, explica el diseñador José Valosen. “Exige mucha prolijidad en el cuello de la camisa: tiene que estar derecho y rígido, y que sólo se abra el primer botón para que apenas se vea piel. Y que aún así no se abra. Un cuello torcido, que muerda el saco, o que se vaya para adentro, es desprolijo y da sensación de dejadez”, detalla Claudia Servino. Ella hace una salvedad que podría tomarse como un mandamiento del look sin corbata: “Jamás usar camisas con cuellos reversibles, que dejen ver una tela de otra color o textura. Eso es desprolijo y no es para políticos”.
Algo básico: al no usar corbata, es necesario que el resto de las prendas estén impecables, y que el saco y pantalón estén en conjunto, que sean de una tela más liviana y de colores neutros sin rayas, así se mantiene uniformidad y elegancia.